Una campaña sobre Cataluña

Cataluña entra en campaña para las elecciones del 12 de mayo, y lo hace en un escenario muy diferente al de convocatorias precedentes. La carta de Pedro Sánchez a la ciudadanía publicada este miércoles introduce un elemento de incertidumbre hasta, como mínimo, el lunes, cuando el presidente del Gobierno anuncie si dimite o no. Entre los compromisos afectados por la cancelación de su agenda pública está su participación en el primer mitin del candidato del PSC, Salvador Illa. La trascendencia del gesto de Sánchez atraviesa inevitablemente el comienzo de una campaña que debe dirimirse en la búsqueda de soluciones a los problemas cotidianos de los electores. Como reflejan todas las encuestas, el encaje territorial y las tensiones derivadas del proceso independentista han quedado muy relegados en la lista de preocupaciones de los catalanes en favor de la inflación, la calidad de los servicios públicos o la vivienda.

Lamentablemente, la pugna entre la mayoría de los partidos sigue enfocada en alimentar la tensión territorial y, en algunos casos, en revivir la que tanto daño institucional, político, social y económico hizo en 2017. Pese a todo, los ciudadanos llaman a un cambio de prioridades, algo que solo será posible si hay acuerdos amplios y se acaban de romper los bloques entre formaciones independentistas y no independentistas. Quienes intentan regresar a 2017 obvian la evolución vivida en Cataluña. No solo porque el estado de ánimo y los problemas de la población son hoy diferentes, sino también por el cambio de escenario derivado de los indultos a los condenados por el procès y de la ley de amnistía que se está tramitando en las Cortes.

Carles Puigdemont, uno de los principales beneficiarios de esa medida de gracia, ha optado legítimamente por volver a ser candidato por Junts y ha anunciado que regresará a España, de donde huyó en 2017 para evitar la acción de la justicia. En sus discursos promete “volverlo a hacer”, en referencia a los intentos de proclamar la independencia, y esta vez “hacerlo mejor”. Sin embargo, ni él ni su partido explican cómo lo harán, con qué herramientas del Estado de derecho y si esta vez respetarán la pluralidad interna que existe en Cataluña, algo que no hicieron hace siete años.

El favorito en estas elecciones, según las encuestas, es Salvador Illa. Si se cumplen los sondeos, tendrá el encargo de intentar, en primera instancia, la formación de un Gobierno que requerirá de grandes acuerdos. El reto será desarrollarlos en beneficio de aquello que se dirime en estas elecciones —la gobernabilidad de Cataluña— y no de los acuerdos que el PSOE mantiene en el Congreso con formaciones rivales de los socialistas catalanes.

En esta cuestión puede tener un papel muy importante Esquerra Republicana, ahora al frente de la Generalitat y que los sondeos relegan a una tercera posición. ERC, que ha dado señales de querer abrazar el posibilismo sin renunciar a sus raíces soberanistas, tiene por delante la tarea de pasar el examen de su gestión y de convencer de que el pragmatismo puede ser una vía útil a largo plazo para resolver también el problema territorial. Será igualmente relevante el papel que quiera adoptar el PP catalán, que crece tras años lastrado por su actitud en Madrid durante el procès. Sería un error que los populares recurrieran de nuevo a uno de sus más viejos tics políticos: intentar sacar rédito fuera de Cataluña de lo que pasa en Cataluña.