Desigualdad en el deporte
Los lectores escriben sobre la jugadora de baloncesto Caitlin Clark, el auge de la extrema derecha en Portugal, Julian Assange, las ayudas a la reinserción y la memoria histórica
El talento y el esfuerzo en el deporte son fundamentales para llegar al profesionalismo, pero parece que para destacar y llamar la atención de las marcas y de los medios se necesita algo más, y es tener los cromosomas correctos. En el baloncesto estadounidense, Caitlin Clark es la sensación. Una universitaria que ha sido considerada como el mayor talento como jugadora que se ha visto. Elegida en la primera posición del draft de la WNBA, firmó por 76.000 dólares su contrato de novata, mientras que su contraparte de 2023, Víctor Wembanyama, firmó por 12 millones de dólares. Misma hazaña, mucha desigualdad.
Alejandro Almor Báez. Barcelona.
Racismo
Tengo dos nietas portuguesas que estudian en un instituto de Lisboa. La menor tiene compañeros de las siguientes nacionalidades: portuguesa, angoleña, francesa, libanesa, brasileña, marroquí, cubana y española, un conjunto más que variado. Verlos convivir en sus estudios y en sus juegos, en sus recreos y viajes, es algo impresionante. Portugal tuvo y tiene una vida de ultramar, que dudo que la extrema derecha pueda romper algún día, al menos que al mismísimo Salazar lo lleven ahora a la extrema izquierda.
Manuel Martínez Mediero. Badajoz
Liberar a Assange
El caso de Julian Assange refleja la peligrosa desavenencia que se ha creado entre aquellos que amparan la transparencia y el libre flujo de la información, que es el sustento de cualquier democracia sólida, y aquellos que entienden sus actos como los de un traidor. La verdad jamás es sinónimo de traición, sino de liberación. Lo que pueda suceder con su extradición marcará un precedente en la historia del periodismo.
Pablo Leonardo Signore Pinós. Alicante
No hay justicia
Iñaki Urdangarin recibe un subsidio como preso en libertad de 463,21 euros al mes. No es mi intención deplorar esa medida, y la presupongo un modo de contribuir a la reinserción en la sociedad de quien ha pasado un tiempo en prisión. Yo he cotizado más de 35 años a la Seguridad Social y tengo una pensión de 649,61 euros. O sea, que la diferencia con el subsidio de Urdangarin no aumenta mi pensión ni 200 euros. Y otra diferencia: mis años de trabajo, cotizan con un sentido de la justicia que, por comparación, clama al cielo.
Francisco Herrero Solano. Aranjuez (Madrid)
Falsedades
Han trascendido unas declaraciones de Esperanza Aguirre respecto a quiénes fueron los responsables de la Guerra Civil. Aunque no nos sorprende, produce vergüenza ajena constatar su negación de una verdad histórica contrastada. Sin duda, habrá tenido acceso a una esmeradísima educación. Aun así, no llega al nivel de la mayoría de los ciudadanos de este país, a los que nos ha bastado con escuchar a nuestros mayores para saber exactamente ese dato. Y si está claro que ella no se “calla”, podría procurar al menos, cuando habla, no decir falsedades.
Isabel Pérez Franco. Barcelona.
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