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TRIBUNA
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Otra Europa es posible, también en Palestina

Para ser coherentes con los valores europeos, debemos aumentar la presión sobre Netanyahu, con un embargo de armas y suspendiendo el Acuerdo de Asociación UE-Israel si es necesario, además de apoyar los procesos judiciales internacionales y reconocer el Estado palestino

Cadáveres de palestinos muertos en un ataque Israelí en Rafah, Gaza, el 3 de marzo.
Cadáveres de palestinos muertos en un ataque Israelí en Rafah, Gaza, el 3 de marzo.HAITHAM IMAD (EFE)

Europa no puede permanecer en silencio mientras asiste a la catástrofe que se está desarrollando en Gaza. La inminente operación terrestre en Rafah acarrearía un sufrimiento indecible e inaceptable, con 1,4 millones de palestinos desplazados atrapados cerca de la frontera con Egipto. La espeluznante apertura de fuego contra los palestinos que hacían cola para recibir ayuda humanitaria, esencial para sus vidas, con el resultado de más de 100 muertos y más de 700 heridos la semana pasada, es otra llamada de atención a la comunidad internacional.

Por todo ello, necesitamos que Europa pida de forma clara y al unísono un alto el fuego inmediato, el pleno acceso de la ayuda humanitaria, la liberación de todos los rehenes y el pleno reconocimiento del derecho del pueblo palestino a la autodeterminación, entre otras muchas cosas.

Como vicepresidentas de España y Bélgica, estamos comprometidas con una Europa que predique con el ejemplo, que ponga en práctica sus valores fundamentales de defensa de la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho: una Europa integradora y feminista que no deje a nadie atrás.

Pero esforzarnos por vivir conforme a estos valores dentro de nuestras fronteras no es suficiente: si no vivimos conforme a ellos también en el ámbito regional y global, perderemos toda nuestra credibilidad, precisamente cuando más la necesitamos. Sin credibilidad y el respeto de la comunidad internacional, ¿cómo podremos reivindicarnos como socios de confianza en el desarrollo económico de nuestros vecinos del sur del Mediterráneo y de África? ¿Cómo podremos ser eficaces a la hora de movilizar la lucha contra la crisis climática de forma más justa en el ámbito global? La incoherencia y la indecisión socavarán nuestros intereses y debilitarán nuestra influencia en la escena mundial.

En su lugar, Europa debe actuar unida y con firmeza: la paz no es sólo una palabra para nosotros, los europeos; es un valor fundamental que conforma nuestra identidad, es un interés geopolítico y es una doctrina de política exterior. Conocemos demasiado bien el precio de la guerra, la humillación, la venganza y la deshumanización.

Por todas estas razones, Europa debe tomar urgentemente medidas mucho más enérgicas y decisivas en relación con la actual crisis de Oriente Medio. Queremos una solución política sostenible y a largo plazo que aborde las causas profundas de un conflicto colonial que dura ya décadas, incluidos la ocupación y apartheid israelí y su política de asentamientos. Una solución que asuma el derecho básico a la autodeterminación del pueblo palestino. Pero lo más importante, y como primer paso necesario, exigimos un alto el fuego inmediato y que la barbarie que estamos presenciando termine de una vez.

En primer lugar, para lograr ese alto el fuego, Europa debe utilizar toda su capacidad de influencia y aumentar la presión sobre el Gobierno de Benjamín Netanyahu, suspendiendo el Acuerdo de Asociación UE-Israel si es necesario, instaurando un embargo general y completo de armas o incluso imponiendo sanciones en virtud del Régimen Global de Sanciones en materia de Derechos Humanos.

En segundo lugar, para ayudar a que una paz justa y duradera pueda surgir de las cenizas de este horror, Europa debe apoyar sin ambages la legalidad internacional y apostar por que todos los que cometieron crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad rindan cuentas. Precisamente por eso apoyamos plenamente la investigación en curso de la Corte Penal Internacional (CPI) y pedimos al fiscal que dé prioridad a esta investigación. Por eso también pedimos a Israel que aplique plenamente las medidas provisionales que el Tribunal de La Haya ha impuesto en el caso que Sudáfrica ha presentado ante ella basándose en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.

En tercer lugar, Europa debe apoyar un proceso político firme e irreversible que conduzca a la coexistencia pacífica de todos los pueblos con los mismos derechos a la autodeterminación, la seguridad y la dignidad, en dos Estados democráticos. Es hora, por tanto, de reconocer un Estado palestino viable. Europa debería apoyar a los valientes y resistentes defensores de la paz de ambos bandos, rescatar sus voces ahogadas, elevarlas por encima de los ensordecedores tambores de guerra.

Es un momento crucial para que Europa demuestre lo que representa. Las próximas elecciones europeas pueden poner a prueba nuestra resistencia democrática. Las fuerzas políticas reaccionarias, antidemocráticas y antifeministas están ganando terreno. Pero hemos visto que las cosas pueden cambiar. Las elecciones españolas y polacas han demostrado que unidos podemos frenar a la derecha radical y antiliberal. Es posible empujar a Europa en una dirección completamente distinta, hacia la plena protección de los derechos humanos, dentro y fuera de Europa.

En definitiva, este texto es una llamada a la acción y un mensaje de esperanza. Otra Europa, en la que las voces de nuestras mujeres y jóvenes sean protagonistas, es necesaria. Una Europa que realmente se centre en sus propios valores de derechos humanos y se levante contra sus violaciones, dondequiera que se produzcan. Es el momento de demostrar que esa otra Europa es posible.

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