_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No me llames zorra

Una televisión pública que pagamos todos esparce masivamente el insulto diciéndonos no solo que no lo es, sino que se trata de un himno feminista

Primera semifinal del Benidorm Fest 2024
El dúo Nebulossa, cuando presentó 'Zorra' en la primera semifinal del Benidorm Fest, en una imagen de la retransmisión de RTVE.EFE
Najat El Hachmi

Como no hay que tener ni buena voz ni saber cantar, he decidido presentarme a Eurovisión. La canción se titulará Mora, y el estribillo es algo así como “mora, mora, mora”. Ya que la opinión pública ha entendido tan bien la sobrevenida y súbita resignificación de “zorra”, seguro que le gustará Mora. Yo creía que la trasformación de un término peyorativo es un proceso lento que solo se puede ver al cabo de muchos años, pero aquí hemos puesto la directa y ya es mejor que te llamen “zorra” que guapa. A mí, como mujer hetero, no se me pasaría por la cabeza llamar maricón a un hombre gay, pero con las mujeres todo es distinto y desde una televisión pública que pagamos todos se esparce masivamente el insulto diciéndonos no solo que no lo es, sino que se trata de un himno feminista.

La cancioncita sería subversiva si se enfrentara a los valores dominantes, pero ¿está realmente penalizado el hecho de que una mujer se muestre sexual y dispuesta a follar siempre y en todo momento? ¿Castiga el sistema a aquellas que exhiben su desnudez como ocurría en las sociedades de moral pequeñoburguesa o nacionalcatólica? ¿Se señala y margina a las que siguen los dictados de la estética derivada del deseo masculino? Yo diría que más bien ocurre exactamente todo lo contrario: desde los tiempos de la revolución sexual y el destape (que, en realidad, fue una liberación de los varones y la instauración de sus derechos sexuales, no los nuestros), desde entonces, digo, el sistema neoliberal no ha hecho más que promover, ensalzar, premiar y elevar a modelo ejemplar la bomba sexual siempre dispuesta a todo. Incluso a Pedro Sánchez le parece muy divertido que nos llamen “zorra” (ja, ja, ja). ¿A qué escuela feminista habrá asistido el presidente? A alguna de las que han venido organizando las mujeres progresistas en este país en las últimas décadas seguro que no. De lo contrario, habría tenido la oportunidad de leer o escuchar a Alicia H. Puleo, que no solo rastrea magníficamente la herencia sádica en nuestra cultura presente, sino que nos dio uno de los conceptos más precisos del castellano feminista: el “patriarcado de consentimiento”, que es el que no usa la coerción, sino la incitación, haciendo que sea “el propio sujeto quien busque ansiosamente cumplir el mandato, en este caso a través de las imágenes de la feminidad normativa contemporánea”. Por eso Zorra, tal como afirma Puleo en una entrevista reciente en Diario16+, no es más que “una deformación banal de las reivindicaciones feministas”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_