Decrecimiento material, voluntario o no
Los lectores escriben sobre la necesidad de cuidar el planeta, las negociaciones para la ley de amnistía, el comportamiento de los líderes políticos y la mala actitud de algunos ciudadanos al tirar colillas al suelo
Cada vez más voces con autoridad reconocida en los ámbitos científicos y académicos nos están advirtiendo de que ya hemos alcanzado alguno de los límites biofísicos planetarios que determinan una posibilidad de existencia decente y sostenible en el planeta. Una evolución negativa que debería inducirnos a racionalizar nuestro modelo de vida y desarrollar procesos socioeconómicos que permitan un decrecimiento justo en la esfera material allá donde se consume en exceso, para que pueda incrementar su capacidad la población que no la tiene razonablemente garantizada. Y, aunque suene a paradoja, esta reducción en el consumo material podría y debería permitirnos crecer a todos en nuestras posibilidades de bienestar físico, espiritual, cultural y mental, a la vez que le daríamos un respiro al planeta. La receta se conoce desde hace mucho tiempo: se trataría de que ya, seria y esperanzadoramente, asimilemos y practiquemos los planteamientos resumidos en las ya clásicas tres R: reducir, reutilizar y reciclar.
José Manuel Mielgo. Béjar (Salamanca)
Ley de amnistía
Que se negocie una ley de amnistía con los amnistiados no me cabe en la cabeza. Entiendo que haya gente que lo considere beneficioso para el país, pero no tiene sentido que su confección se negocie con los abogados de los potenciales beneficiados. Que haya actos que unos consideren terrorismo y otros no me parece un debate legítimo, pero si hay que cambiar la consideración de lo que es o no es terrorismo se hace en el Código Penal. El Gobierno y la mayoría parlamentaria siempre tendrán la posibilidad de añadir disposiciones adicionales a la ley para cambiar el Código Penal. Pero no se está haciendo así. Se está queriendo amnistiar en parte un terrorismo en lugar de clarificar el delito de forma que se sepa, por ejemplo, que quemar un coche deja de ser un acto terrorista y no decidir que un mismo acto lo es o no lo es según quien lo realice.
Mario Suárez. Pilas (Sevilla)
Comportamiento cerril y violento
España es una democracia liberal amparada por una Constitución que legitima nuestro comportamiento positivo. Pero hay algunos que, con su comportamiento cerril y violento, atropellan la convivencia pacífica, la diversidad de ideas, la tolerancia... para conseguir anular algo fundamental: el respeto. ¡Malditos ellos! Utilizo estas duras palabras porque, como dice la canción, son “malos tiempos para la lírica”, pero sí para la educación cívica constructiva y, sobre todo, necesaria.
Pura Sala Sánchez. Valencia
Campeonato de colillas
Es bueno conservar ciertas tradiciones. En los setenta, era habitual encontrar en las vías del metro innumerables colillas que eran arrojadas por los viajeros a la llegada del convoy. Algo similar ocurría en los suelos de los bares, donde competían con las conchas de los mejillones. Existen varias modalidades: lanzamiento de larga o corta distancia y colilla encendida o apagada. Basta hacer de catapulta con el dedo corazón y lanzar la colilla lo más lejos posible o a los pies. Como ahora los fumadores se alinean en las fachadas, el campeonato está servido. ¿Para qué encestar en los ceniceros? ¡Cómo me gusta que se mantenga esta cívica tradición!
Pedro Catalán García. Madrid
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