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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La doble cara de la banca española

Mientras los beneficios del sector financiero siguen creciendo, la remuneración por los depósitos sigue estancada

Cajero automático de una sucursal bancaria en Barcelona.
Cajero automático de una sucursal bancaria en Barcelona.Joan Cros García (Corbis / Getty Images)
El País

Los últimos resultados trimestrales de las entidades financieras españolas revelan importantes subidas de beneficios, en buena medida generados por el alza de los tipos de interés del Banco Central Europeo y su traslado a los tipos de mercado, primero a través del euríbor —en el máximo de los últimos 15 años— y luego a los costes de financiación de empresas y particulares, especialmente por la vía de los préstamos hipotecarios. Sin embargo, la citada subida no se ha trasladado a la remuneración de los depósitos, que sigue en niveles muy bajos en términos comparativos. El resultado es que el diferencial de tipos de interés entre los préstamos y los ahorros presenta, también, cifras extraordinarias. De acuerdo con las estadísticas del Banco Central Europeo, el coste hipotecario en España se sitúa apenas una décimas por debajo de la Unión Europea, pero que la remuneración de depósitos es muy inferior a dicha media. En el caso de depósitos de más de dos años, y con datos de septiembre pasado, España se sitúa como el segundo país de la eurozona con menor remuneración —solo detrás de Chipre— con un 1,44% de tipo de interés medio. El promedio de rentabilidad de la zona euro se sitúa en el 3,12% anual.

Las entidades financieras han señalado que la ausencia de una política más agresiva de remuneración de los depósitos se debe a la falta de presión por parte de los ahorradores, que no mueven sus ahorros a bancos que podrían ofrecerles más rentabilidad. Esta falta de movimiento de los depósitos en busca de mayores rendimientos tiene también que ver, como ha acreditado el Banco de España, con la concentración bancaria de nuestro país: en el plazo de 10 años ha pasado de más de 50 entidades de ahorro a apenas una docena debido al proceso de reestructuración de la anterior crisis financiera. Menos entidades suponen menos competencia y menos presión para captar depósitos de los clientes. Adicionalmente, los bancos siguen disponiendo en sus balances de la liquidez proporcionada durante los últimos años por el Banco Central Europeo, de manera que no necesitan imperiosamente obtener nuevos fondos provenientes del ahorro.

Las entidades señalan que estos beneficios responden a los efectos que cabía esperar de la normalización de la política monetaria del Banco Central tras años de tipos negativos, y que, por tanto, no se deben señalar como atípicos. Sin embargo, el tipo de interés afecta de manera diferente a los sistemas bancarios de los países de nuestro entorno, donde, como término medio, se dan márgenes menores entre los tipos de interés de los préstamos y los de los depósitos. Es esta combinación de tipos altos para los préstamos, remuneración baja para los depósitos y una competencia limitada la que define la extraordinaria situación de nuestro sistema bancario, el carácter de una parte de sus resultados y la conveniencia de mantener el impuesto a estos beneficios extraordinarios.

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