Enseñanza de idiomas y mercadeo de títulos
Los lectores escriben sobre la devaluación de los diplomas de lenguas, la necesidad de regular el alquiler, los peligros de la sobreinformación y la excesiva burocracia administrativa
Muchos somos conscientes de las terribles deficiencias de España en materia de enseñanza y aprendizaje de idiomas. De ello se han dado cuenta hace mucho tiempo especialmente instituciones como la Universidad de Cambridge, cuyos títulos se han abierto un hueco en el mercado que supone unos costes importantísimos. Hace más de 30 años obtuve el Proficiency, lo que ahora se llama nivel C2, y los exámenes eran serios y coherentes. El año pasado, una de mis nietas, de 14 años, se apuntó a un viaje de fin de curso a Cambridge de una semana y se alojó con una familia local. Ante mi sorpresa (y la suya), el viaje le supuso de regalo el título de Cambridge C2, sin examen ni ningún otro requisito, salvo estar esa semana allí, asistir a unas clases y pagar la correspondiente tarifa. Mi nieta es buena en los idiomas y seguro que se merece el nivel, pero ¿nuestras autoridades académicas no deberían vigilar este mercadeo? Tal vez creemos que se está consiguiendo algún avance, pero ¿en realidad es así?
Rafael Fontes. Madrid
Regulación de alquiler
El drama del alquiler también se vive en el alquiler de habitaciones. Caseros que te echan del piso con la excusa de hacer obras, y luego ves anunciadas las mismas habitaciones 100 euros más caras. Habitaciones sin derecho a salón, compartiendo con el propietario sus normas, que te hacen sentir como una invitada en tu casa. Caseros que solo quieren inquilinos que vivan de lunes a viernes, y el fin de semana se vayan. Situaciones totalmente abusivas. ¿Para cuándo una ley que regule el alquiler de habitaciones?
María González González. Sevilla
Infodemia
La pasada semana, mi muro de X (antes, Twitter) estaba lleno de tuits relativos al hallazgo del cadáver de Álvaro Prieto y al bombardeo al hospital en Gaza. Nuestra sociedad, marcada por la posverdad, no estaba preparada para la repercusión en esta red social de lo que ocurre en la vida real. Ya saben cómo funciona esa plataforma: brevedad (270 caracteres), inmediatez (información al momento) y feedback (los usuarios opinan). Pero muchas veces esta combinación puede resultar potencialmente peligrosa. La desinformación, fruto de la sobreinformación, me ha obligado a no estar informada al momento porque, a veces, X —especialmente en situaciones de crisis— padece de infodemia.
Carla Pérez Soria. Caparroso (Navarra)
Conecte usted mañana
Después de perder innumerables horas en gestiones administrativas en línea con la Administración del Estado, me pregunto si tenemos administraciones o son una entelequia que hay que pagar con impuestos. Solo pongo el último ejemplo: llevo cinco meses intentando conseguir cita en una comisaría para un certificado de concordancia, un requisito administrativo para los nuevos españoles recién nacionalizados, pero que, curiosamente, hay que tramitar en línea por Extranjería para un chico que vive con nosotros desde hace 15 años. Sin él no puede regularizar su situación ante la Seguridad Social, Hacienda y los bancos. Francamente, es una vergüenza.
David Torrejón Lechón. Las Rozas de Madrid
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