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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Putin avanza un peón en Eslovaquia

La victoria en las elecciones del candidato prorruso es un nuevo problema para la UE en su compromiso con Ucrania

El líder de Smer-SD, Robert Fico, valora los resultados de su partido, este lunes en Bratislava.
El líder de Smer-SD, Robert Fico, valora los resultados de su partido, este lunes en Bratislava.RADOVAN STOKLASA (REUTERS)
El País

Apenas se conocen los éxitos militares de Vladímir Putin en su invasión de Ucrania, pero son tangibles sus victorias políticas, paradójicas para una autocracia, puesto que se producen en las urnas. Pero no en las de la Federación Rusa, sino en las de otros países, como acaba de suceder en Eslovaquia. Los resultados de las elecciones generales del pequeño país centroeuropeo —5,4 millones de habitantes— se suman al bloqueo en el Congreso de Estados Unidos del capítulo presupuestario de ayuda a Ucrania y al giro antiucranio del partido polaco de extrema derecha en el Gobierno, Ley y Justicia (PiS).

La victoria del nacionalpopulista Robert Fico, que podrá dirigir el Gobierno de Eslovaquia por tercera vez, es una mala noticia. Ante todo, porque ha levantado como bandera de su campaña el final de toda ayuda militar a Ucrania, aunque ha avanzado que quiere participar en los beneficios de la reconstrucción del país vecino. Pero también porque han bastado cinco años para que el electorado eslovaco le absolviera de sus responsabilidades políticas en la corrupción de su partido, Smer, trágicamente descubierta con el asesinato de una pareja de periodistas que investigaban las relaciones de la formación con la mafia calabresa.

Fico tuvo que dimitir, impulsado por la fuerte reacción de la opinión pública y por las manifestaciones masivas que exigían su salida del Gobierno. Hubo condenas de cárcel para algunos autores materiales del doble asesinato, pero falta todavía mucho por esclarecer y se desconoce quién fue el cerebro de la operación. Al igual que otros gobernantes populistas, como los de Polonia y Hungría, el eslovaco se ha distinguido por su virulenta hostilidad hacia los periodistas.

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Fico ha obtenido un 22,9% de los votos y 42 escaños sobre 150 del muy fragmentado Parlamento unicameral eslovaco, por lo que buscará gobernar en una extraña fórmula de coalición con los 27 escaños del socialdemócrata Hlas-SD, del ex primer ministro europeísta Peter Pellegrini, y los 10 del Partido Nacional Eslovaco (SNS), una formación nacionalista y de derecha extrema, nutrida por militantes que no ocultan su carácter homófobo y conspiranoico ni su simpatía por el Kremlin. El resultado difícilmente corregirá las tendencias antieuropeas y xenófobas de quien será primer ministro.

De ahí que sea también una mala noticia para la Unión Europea, que verá fortalecido el frente de resistencia soberanista y populista contra Bruselas, del que ya forman parte la Polonia de Jaroslaw Kaczynski y la Hungría de Viktor Orbán. Por eso es oportuna la reacción de solidaridad con Ucrania expresada por los ministros de Exteriores europeos, reunidos este lunes en Kiev bajo la presidencia del alto representante, Josep Borrell, que ha empeñado su palabra en la persistencia de la ayuda de la UE al Gobierno de Zelenski.


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