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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Adelanto electoral

La contraofensiva de Pedro Sánchez ante la derrota del 28 de mayo busca neutralizar el cambio de ciclo favorable al PP

Pedro Sanchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en La Moncloa este lunes para anunciar el adelanto de las elecciones generales.BORJA PUIG DE LA BELLACASA (AFP)
El País

Pedro Sánchez ejerció de sí mismo este lunes por la mañana tomando la decisión más arriesgada de todas las que podía tomar para encajar la derrota socialista en las municipales y autonómicas del domingo. La disolución de las Cortes y la convocatoria fulminante de elecciones generales el 23 de julio busca “clarificar” —es el verbo que eligió Sánchez— si el Gobierno conserva la mayoría social que le ha dado soporte estos años o si esa mayoría social ha desaparecido. Es una medida de higiene democrática convocar a los ciudadanos a pronunciarse cuando se produce una derrota tan general, cuantitativa y simbólica, como la sufrida por los socialistas, aunque no figuraba en ninguna de las quinielas sobre los escenarios posteriores al 28-M. El protagonismo del presidente del Gobierno en la campaña no ha tenido los efectos positivos que se esperaban y el anuncio del adelanto electoral contenía a la vez un mensaje de gratitud a los alcaldes y presidentes de comunidades socialistas que han perdido sus cargos desde la noche del domingo y una manera de cercenar el ruido interno y la exigencia de responsabilidades que podían generarse a partir de ahora.

El presidente ha hecho uso de la potestad de convocar elecciones ante la evidencia de que una gran parte de la población ha votado en favor de un cambio de gobierno allí donde podía activarlo —en la esfera local y autonómica—, pero apoyado en la resistencia de su partido, el PSOE, que en voto popular no se ha hundido en absoluto y se queda a 3,5 puntos del PP. El primer objetivo del anuncio de Sánchez es presumiblemente la movilización de un electorado progresista tan en estado de shock como en la misma Moncloa y frenar lo que puede ser un cambio de ciclo de poder en España protagonizado por el PP —con el auxilio necesario de Vox—. Sánchez no agotará la legislatura como había anunciado reiteradamente y apuesta por adelantar y enfrentar cuanto antes el plebiscito de verdad sobre su figura política en el que la oposición había convertido la cita local y regional de este domingo.

El desastre de la izquierda heredera del impulso del 15-M ha sido estrepitoso. Podemos pierde la representación en las comunidades donde estaba, como Madrid y Valencia, y ese espacio político padece un retroceso generalizado que incluye a las candidaturas locales que Yolanda Díaz había apoyado en campaña. La evidencia es que la derecha se reagrupa con la absorción de Ciudadanos y la izquierda ha dilapidado miles de votos en candidaturas minúsculas que no han conseguido entrar en las instituciones sirviendo en bandeja los gobiernos a la suma de PP y Vox. Además de neutralizar el eco de la euforia del PP, el adelanto decidido por Sánchez corta la sangría de enfrentamientos en ese espacio que deberá decidir en 10 días si se presentan todos juntos, y en ese caso, pocos días después presentar las candidaturas lideradas por Yolanda Díaz. Este lunes todos los protagonistas se esforzaron en hablar en público de unidad, pero esa palabra se ha vaciado de contenido porque la experiencia reciente demuestra que a continuación la convierten en imposible. La realidad electoral española acredita ya suficientemente que cualquier posibilidad de reedición del Gobierno de coalición actual pasa por un ejercicio de responsabilidad, madurez y pragmatismo político que esta izquierda no ha querido o sabido hacer hasta el momento. En 10 días se comprobará el efecto del 28-M en ese espacio.

Con el adelanto electoral, Sánchez ha cambiado de golpe el paso de la vida política española. Ha utilizado la última bala, pero quizás también la única disponible para impedir la caída socialista y la agonía de la izquierda a su izquierda.

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