Bildu rectifica
La autoexclusión de los candidatos condenados reconoce el error cometido y emite un mensaje de calado democrático
La decisión de Bildu de descartar como concejales a siete candidatos condenados por delitos de sangre presentes en sus listas municipales ha sido explicada por el partido como “contribución a la paz y la convivencia” desde el rechazo a “legitimar a ETA”. El mensaje reviste una completa rectificación de la grave deficiencia ética y política en que había incurrido la agrupación abertzale. El equivocado gesto de insensibilidad humana de aquella inclusión en las listas había provocado dolor a las víctimas del terrorismo etarra e incumplía, como señaló este periódico, el compromiso de Arnaldo Otegi, de octubre de 2021, de evitar actuaciones que dañasen a las víctimas. Esa es la razón a la que remiten los siete candidatos para autoexcluirse como concejales en caso de salir elegidos, dado que no pueden ya enmendarse por ley las listas electorales. El compromiso de Otegi consistía en evitar aumentar el daño a las víctimas y esa es la causa explícita de la rectificación, que se suma al paso dado hace unos meses de prohibir los ongi etorri (es decir, los recibimientos públicos a etarras excarcelados).
El texto que han hecho público los candidatos autoexcluidos es relevante por otras dos razones: la manifestación por escrito de su apuesta por vías exclusivamente políticas y democráticas y el rechazo explícito a legitimar a ETA con sus conductas. La rectificación de hoy fortalece el presente de integración democrática de Bildu sin efecto alguno de legitimación tampoco retroactiva de los asesinatos de ETA. Si aseguran que no tenían la pretensión de provocar a las víctimas del terrorismo ni al sistema democrático, han caído, como mínimo, en una deplorable inercia del pasado y una grave negligencia en el control de las listas. El hecho de que fuese usual en otras convocatorias electorales la presencia de candidatos condenados por terrorismo y delitos de sangre no excusa ni justifica el evidente déficit en la interiorización del dolor causado a las víctimas de ETA. El importante papel de Covite, la asociación vasca mayoritaria de víctimas del terrorismo que denunció la presencia en las listas de 44 condenados por militancia y colaboración con ETA, y especialmente la de los siete condenados por delitos de sangre, ha servido para reactivar con autoridad la fijación de criterios no solo legales, sino también éticos y políticos.
Junto a esta confluencia de motivaciones democráticas, está fuera de lugar el gesto del PP, y de Alberto Núñez Feijóo en particular, de atribuirse el éxito de la retirada de las candidaturas y quitárselo a Covite. La excitación de los populares para centrar en este tema la campaña electoral subió varios grados este martes en el Senado cuando el líder de la oposición espetó al presidente del Gobierno una afirmación inaudita: es imposible encajar en una mínima lealtad institucional y en el decoro democrático que Sánchez sea, según Feijóo, “más generoso con los verdugos que con las víctimas”. Es una reedición del “usted traiciona a los muertos” de Mariano Rajoy a José Luis Rodríguez Zapatero en el año 2005. La reiteración de una acusación de tal calibre a cada inquilino socialista de La Moncloa no solo degrada el debate público, sino que revela una peligrosa carencia de argumentos políticos y acaba neutralizando el objetivo que persigue.
No es de extrañar la creciente indignación de asociaciones y víctimas del terrorismo ante la instrumentalización descarnada que el PP pretende hacer con ellas. Feijóo sabe o debería saber que el PSOE fue tan perseguido por ETA como el PP y que los mismos acuerdos políticos puntuales del Gobierno con Bildu son comunes entre Bildu y el PP en los ayuntamientos vascos. Feijóo se alinea con Isabel Díaz Ayuso y Vox en el oportunismo electoral por encima de lo único auténticamente relevante, que es la defensa de las víctimas del terrorismo y la garantía de continuidad de un complejo proceso de normalización tras el fin de la violencia. Seguir usando esa bandera sangrienta 12 años después degrada al primer partido de la oposición cuando Bildu ha enunciado por escrito, al fin, la renuncia a legitimar a ETA: solo el desarrollo futuro de ese enunciado dará la medida de su credibilidad.
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