Cumbre sobre Venezuela
El encuentro en Bogotá promovido por Gustavo Petro con apoyo de Estados Unidos arroja resultados insuficientes
Desde su llegada a la presidencia en Colombia, en agosto pasado, Gustavo Petro ha buscado liderar un acercamiento al régimen de Nicolás Maduro. Con el acuerdo explícito de Washington, la semana pasada convocó en Bogotá una reunión internacional de 20 países para tratar de desencallar la negociación paralizada en México desde noviembre sobre el futuro de Venezuela. La cumbre tuvo cómo éxito volver a poner la crisis venezolana en el centro de atención, pero sus resultados resultaron todavía insuficientes. Los 20 países reunidos ni siquiera lograron ponerse de acuerdo en una declaración final común.
Han sido muchas ya las ocasiones desaprovechadas para resolver la crisis venezolana. Lo fue cuando la oposición ganó las elecciones parlamentarias en 2015. Lo fue cuando miles de venezolanos salieron a la calle contra Maduro en 2019. Lo fue cuando la comunidad internacional apoyó el gobierno paralelo del autoproclamado Juan Guaidó. Y parece también serlo ahora, cuando falta un año para las elecciones presidenciales en Venezuela. Si de aquí a octubre no se ha vuelto a la mesa de negociación en México y el Gobierno de Maduro y la oposición no alcanzan acuerdos concretos, la idea de lograr unas elecciones justas y libres, con opciones para otro que no sea Nicolás Maduro, volverá a esfumarse. Nunca hasta ahora el empuje de los actores fundamentales había estado tan en sintonía. Estados Unidos, la Unión Europea y Colombia, con el papel protagonista de Gustavo Petro, incluida la propia oposición venezolana, actúan desde hace meses para lograr un mínimo de garantías a la convocatoria a las urnas. Pero Maduro se ha convertido en un experto en convertir cualquier detalle menor en una excusa para frenar toda negociación. Lo único que ha demostrado hasta ahora es su miedo a unas elecciones democráticas en las que pueda perder el poder.
La oposición, cuya incapacidad para ponerse de acuerdo es otro de los problemas de fondo, planea celebrar elecciones primarias en octubre para escoger un candidato con el que hacer frente a Maduro. A estas alturas, sin embargo, ni un solo nombre destaca sobre el resto, y las fisuras en el bloque opositor se mantienen. Mención aparte merece el último capítulo de Juan Guaidó. Un día antes de la cumbre internacional de Bogotá, el político entró ilegalmente en Colombia con la intención de participar en la cita —o boicotearla, según algunos sectores—. Apenas estuvo unas horas en el país. El Gobierno de Petro lo condujo, con el apoyo de Estados Unidos, al aeropuerto para tomar un vuelo a Miami. Quedan pocos meses y muchos frentes abiertos en los que todas las partes deben mostrar avances, tanto desde el entorno oficialista de Maduro como desde Estados Unidos, y un eventual levantamiento paulatino de las sanciones.
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