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Columna
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Terminar el trabajo

Después de las convulsiones de los últimos años, las instituciones de la democracia americana han demostrado su fortaleza

Joe Biden
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden.Andrew Harnik (AP)
Cristina Manzano

En una escena de La diplomática, la embajadora estadounidense en Londres cuenta que una de las obsesiones del presidente era acabar con los rumores sobre su incontinencia urinaria que, decían, le hacía ir al baño cada diez minutos. Cosas de la edad. No deja de ser una serie de ficción, pero algunos de sus protagonistas recuerdan sospechosamente el panorama político actual.

Que un presidente en ejercicio anuncie su candidatura a la reelección no es una sorpresa; que lo haga el presidente con mayor edad de la historia genera polémica. Es la paradoja de nuestro tiempo: por un lado, la capacidad del ser humano de vivir más y mejor; por otro, las dudas sobre su idoneidad física para un trabajo sumamente demandante y el debate sobre la necesidad, o no, de dejar paso a las nuevas generaciones.

Con la eficacia que caracteriza al marketing político estadounidense, el vídeo en el que ha anunciado su candidatura gira en torno a la idea de “terminar el trabajo”. Es un buen lema: eficaz, claro, contundente. El presidente pide una prórroga, consciente de que la tarea que se había impuesto no está concluida: impulsar la economía, sí, claro, seguir luchando por mejorar la vida de todas las personas -haciendo gala de diversidad-, pero, sobre todo, recuperar “el alma de América” —todavía amenazada por las oscuras fuerzas del MAGA (Make America Great Again)—, acabar de sanar las heridas, diluir la polarización. Es un lema con truco, sin embargo. En política, nunca se termina el trabajo. Suena también a despedida. Joe Biden sabe que está al final de su vida, la política y la otra.

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La otra gran presencia en el vídeo, siempre en un discreto segundo plano, es la de Kamala Harris. Una señal de que Biden piensa repetir el ticket electoral de 2020. Pero la vicepresidenta está siendo ampliamente cuestionada por “hacer bien” su trabajo: dirimir los empates en el Senado —donde ha tenido mucha actividad en los dos años pasados— y estar lista para el relevo, en caso de necesidad. Muy difícil ese equilibrio entre no hacer sombra al presidente y elevar su propio perfil político, algo que necesitará en caso de querer ser candidata en el futuro.

Joe Biden termina así la contienda dentro del campo demócrata en el camino a 2024, mientras que el republicano seguirá siendo un espectáculo marcado por los problemas judiciales de Donald Trump, por su disputa con Ron DeSantis, y por el goteo de nuevos candidatos hasta que se resuelvan las primarias el próximo verano.

Después de las convulsiones de los últimos años, las instituciones de la democracia americana han demostrado su fortaleza, pese a los múltiples embates que han sufrido. La carrera electoral ya está pues en marcha. Una vez más, mucho está en juego, en Estados Unidos y más allá.

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