No opines si no tienes estudios
La irónica afirmación de un tuitero sobre la incapacidad de la gente para saber si le gusta una película genera reacciones airadas de aquellos que se toman la vida al pie de la letra
“La gente que no tiene estudios de cine no está capacitada para saber si le gusta o no una película”. “De fútbol solo pueden opinar los que no hayan estudiado nada”. “El gusto no es subjetivo. Existe el buen gusto y el mal gusto. Yo por ejemplo poseo una amplia formación académico cinéfila, mi gusto está calibrado, es el correcto. Es sencillo entender que si a alguien no le gustan las mismas películas que a mí, su gusto será incorrecto”.
¿Alguien se puede tomar al pie de la letra las frases anteriores? Sí, mucha gente. En cuanto el divertido tuitero que se hace llamar Andrés Trasado lanzó el pasado lunes su primera aseveración, como respuesta a un desafío de la cuenta de Twitter Filmadores (”Di una verdad del cine que nadie acepta”), recibió de inmediato el calificativo de “retrasado”. Luego, otro comentario afirmaba la total subjetividad del gusto que “no requiere formación”, como no se necesita tener conocimientos gastronómicos para saber lo que te gusta o no, una argumentación reiterada en algunos de los posteriores mensajes que suman más de 2.200. “No, el gusto no es subjetivo, y te puedo dar fuentes donde lo confirman”, responde el tuitero. Entonces remite a la fuente que es su propio tuit sobre el gusto. No hay nada como autocitarse.
La gente que no tiene estudios de cine no está capacitada para saber si le gusta o no una película. https://t.co/NDyNZXVLNL
— Andrés Trasado (@andres_trasado) April 24, 2023
Un veterano periodista y escritor solía soltar citas en una conversación, durante una sobremesa, por ejemplo. Eran pensamientos más o menos profundos, con contenido más o menos de autoayuda, todos con cierta tendencia final hacia el humor absurdo, que él atribuía a grandes nombres de la literatura y filosofía. Entre algunos interlocutores se optaba por la indiferencia o por el silencio para evitar quedar como un inculto; también había quien entraba a saco en la chanza, conocedor de cómo se las gastaba, e incluso quien corregía la autoría o una palabra de la inexistente cita. Trasado, por el contrario, deja bien clara su intencionalidad irónica y provocadora ya desde la presentación de su cuenta, que tiene más de 52.000 seguidores: “Influencer profesional. Cinéfilo. Seriéfilo. Jueguífilo. Literatúfilo. Quien diga que soy parodia es que teme mi superioridad cultural”.
El tuit de “la gente que no tiene estudios...” ha logrado más de 3,5 millones de visualizaciones. Ya hace tres años, el tuitero fue tendencia con su zumbona reflexión sobre el supuesto cineasta Stan Lee Kubrick, una feliz síntesis del creador de cómics de Marvel (Stan Lee) y del director de 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick). Ahora, sin dejar de burlarse de la pedantería de muchos críticos, se ha ganado él mismo los insultos de soberbio, pedante, imbécil, entre otros, además de alguna amenaza, que para eso es Twitter. Un par de ejemplos: “Pero qué tontos y soplagaitas sois todos, al que le guste el cine de gilipollas que con su pan se lo coma”, o “hueles a mediocre que necesita aires de superioridad para sentirse importante que flipas. El clásico argumento de solo yo puedo opinar de esto porque tengo estudios... Hay que ser lelo con ganas. Te metía un patadón que ni Almeida”.
Trasado se mantiene en sus trece irónicas en una de sus respuestas: “Incitación al suicidio, insultos, amenazas, acoso... No sé, no lo veo tan grave. Han visto una opinión sobre cine en Twitter que no les ha gustado, me parece una reacción adecuada y comedida de gente normal ante tamaño atropello”. También son muchas (y casi 3.000 me gusta) las muestras de apoyo o que le siguen la corriente: “Por qué hay tanta gente que se cree que lo dice en serio? Esta vez te has superado”; “Bueno, yo puedo opinar sin estudios también porque soy argentino”, “Gracias por tu cuenta, por provocar siempre un caos maravilloso y por dejar en evidencia a todo aquel que lo merece prácticamente sin esfuerzo”; o “No todos los días se publica un tuit de culto”.
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