Desesperación en el sistema sanitario
Los lectores escriben de las fatales consecuencias de la espera en la sanidad, los precios de los productos ecológicos, la cultura de la violación y la actitud de la ultraderecha
El pasado junio, a mi padre se le detectó una recidiva de un cáncer de garganta del que había sido operado hace años. A partir de entonces, las sucesivas pruebas a las que fue sometido se demoraron meses, y con ello la toma de decisiones. No fue hasta mediados de octubre cuando los médicos le comunicaron que el tumor no era operable y que se le pondría un tratamiento alternativo. Solo quedaba esperar a que lo llamasen, algo que nunca llegó a suceder. Mi padre falleció hace unos días a causa de dicho tumor. Más allá de batallas políticas, hemos comprobado que la situación de la sanidad es, efectivamente, desesperada; también en Galicia. Como mi padre, muchos pacientes estarán esperando con angustia sus pruebas, diagnósticos y tratamientos, en una tortura que se extiende también a sus seres queridos. En ese sentido, acusar a quienes protestan por el deterioro del sistema sanitario de estar al servicio de causas políticas es insultar a quienes lo hemos sufrido.
Alberto Vázquez Payno. Vigo
Ser ‘ecofriendly’ es un lujo
La emergencia climática nos lleva a tomar medidas para hacer frente a los problemas medioambientales, aunque cambiar los hábitos no siempre es tarea fácil para aquellos con problemas económicos. Las bolsas de plástico son más baratas que las de tela, los coches eléctricos son más caros que los de gasolina, el precio de los alimentos ecológicos triplica el de los ultraprocesados, y así con un sin fin de cosas. Todo el mundo, a nivel individual, puede contribuir a la reducción de residuos, pero las personas con pocos recursos juegan con desventaja.
Anna Casas Piñero. Montmeló (Barcelona)
Cultura de la violación
Considero que Irene Montero no ofendió a nadie con el tema de la cultura de la violación. Lo que me preocupa es que tengamos políticos que no hayan oído nunca hablar de ella. La cultura de la violación es una realidad, existe y ha existido en casi todos los países que culpan a las víctimas y utilizan la cosificación sexual de la mujer al utilizar su cuerpo solo como objeto publicitario. Por desgracia, nos costará mucho eliminar esta realidad de nuestras sociedades. Hablar de la cultura de la violación sí es una expresión adecuada.
Baltasar Cabezudo Artero. Málaga
Qué duro es vivir contra el progreso
Tras escuchar a Abascal hoy, da igual la fecha porque siempre dice lo mismo, me ha recordado la célebre cita de Concepción Arenal: “Odia el delito y compadece al delincuente”. Todas las personas son respetables, pero todas las ideas, no; por eso los seguidores de esa escisión del PP me mueven a la compasión porque debe ser muy duro vivir en la permanente negación de cualquier mínimo progreso humano y social, aparentando defender el statu quo, pero incurriendo en la contradicción de que si todos nos hubiéramos comportado como ellos en el pasado este statu quo no existiría. De otra manera explicado: si la ciudadanía hubiera operado como voxita en el pasado reciente, no habría ni Transición ni Constitución o ingreso en la UE. No me quiero ni imaginar como hubiera sido esa España distópica de los reaccionarios, no dejemos que con retraso la hagan realidad.
Pablo De Vera Moreno. Madrid
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