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Columna
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¡Qué rancio hablar de ricos y pobres!

Durante años la derecha ha dedicado ingentes recursos a convencernos de que no media diferencia alguna entre un peón de la construcción, una auxiliar de enfermería, una limpiadora, una maestra y los más acaudalados multimillonarios

Mariano Rajoy
Mariano Rajoy en el Foro de La Toja, en Pontevedra, el pasado 30 de septiembre.CLAUDIO ÁLVAREZ
Najat El Hachmi

Qué anticuados los progres, de verdad, qué desfasados y peligrosos con los asuntos del dinero. Lo advirtió con su habitual sabiduría el expresidente Mariano Rajoy el otro día, dijo que era muy peligroso volver a hablar de “ricos y pobres”. Con lo que le había costado a la derecha convencernos de que no existen ni los unos ni los otros. Ya quisieran los machistas del “ni feminismo ni machismo” haber tenido tanto éxito. Se lo han currado, eso hay que reconocerlo: durante años han dedicado ingentes recursos a convencernos de que no media diferencia alguna entre un peón de la construcción, una auxiliar de enfermería, una limpiadora, una maestra y los más acaudalados multimillonarios que pueblan estos mundos. Si nos vestimos con las mismas prendas low cost, usamos los mismos smartphones de última generación, vemos las mismas series y nos reímos de los mismos chistes, ¿cómo va a ser que sea distinto el trabajador del matadero a destajo que tiene que despiezar cadáver tras cadáver para pagar el alquiler y los señores que se desplazan siempre en jet privado? Si mis amigas del barrio son capaces de esculpir sus rostros con un maquillaje tan logrado como el de Georgina Rodríguez, ¿cómo no van a ser iguales que la mujer del futbolista? Si yo me bebo el mismo zumo detox que la Paltrow, ¿cómo no vamos a ser casi hermanas?

Además, ¿quién es rico en realidad? ¿Cómo sabes que lo eres si siempre habrá alguien que posee más que tú? Y encima te quieren quitar tu dinero con injustos impuestos. Y pobre, ¿quién se va a reconocer en tan denigrante condición si en el imaginario dominante uno llega a serlo por culpa del propio comportamiento y no de cómo están organizadas las cosas? Si quieres, puedes y si no puedes, es que en realidad no quieres. Así que apechuga con tu odisea diaria por los supermercados para encontrar las mejores ofertas o tus 13 mantas para cubrirte en invierno porque la calefacción es un lujo que no está a tu alcance. Gravar con más impuestos a quienes más tienen, afirmó Rajoy, es hacer el Robin Hood, robar a los ricos para dárselo a los pobres. Robar a los pobres para dárselo a los ricos no parece que le cause la misma preocupación, extraer de la mayoría todo lo que se pueda (hasta la conciencia de clase) no le resulta, ni de lejos, un peligro para la democracia. Supongo que porque la acusación de populismo despierta más fantasmas que la de cinismo.

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