_
_
_
_
columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un jaque sin mover las piezas

El ‘escándalo Niemann’ es vergonzoso y remite a otros grandes asuntos de nuestro tiempo: la acusación resbaladiza, la calumnia incompleta, el decir cosas sin decirlas con ánimo de no pillarse los dedos

Magnus Carlsen
Magnus Carlsen, durante una de las partidas del Mundial de Dubái, en diciembre de 2021.ERIC ROSEN
Manuel Jabois

16 de enero de 2023. Rafa Nadal, último ganador del Open de Australia, vuelve a Melbourne, pero decide retirarse en el primer juego del primer set porque sospecha que su rival está haciendo trampas. ¿Se imaginan el escándalo? El ejemplo lo ha dado en Twitter el periodista Manuel Azuaga, fundador de Ajedrez Social de Andalucía, porque algo parecido está ocurriendo en el ajedrez mundial con dos protagonistas, el campeón Magnus Carlsen y Hans Niemann, un joven gran maestro de cuyo vertiginoso ascenso se sospecha y quien ha reconocido haber hecho trampas en dos ocasiones, cuando tenía 12 y 16 años. Hoy tiene 19, ya ganó a Carlsen hace dos semanas (cuando Carlsen reaccionó sugiriendo que hacía trampas) y pone nombre, de forma injusta, a un escándalo (el escándalo Niemann) que tiene una particularidad: no hay ninguna prueba de que haya hecho trampas y la organización del torneo ha comunicado que no ha encontrado nada sospechoso. Se supone que Carlsen ha deslizado que tiene los “suficientes indicios” de que es así, pero no explica cuáles, y quien apoya al campeón del mundo da a entender que Carlsen tiene pruebas que todavía no ha hecho públicas. Todo en el aire, hasta el dedo que señala.

El asunto es vergonzoso y remite a otros grandes asuntos de nuestro tiempo: la acusación resbaladiza, la calumnia incompleta, el decir cosas sin decirlas con el ánimo de no pillarse los dedos. Y nada de esto cambia, ni el sentido del artículo, si mañana Magnus Carlsen o quien sea enseña pruebas contra Niemann, como si la sentencia tuviese que llegar con temporizador. Pasa en todas partes y a todas horas, casi siempre de la peor de las maneras. De pronto, alguien tiene la intuición o la sospecha de que has hecho algo terrible, incluso un delito, y quieres ponerlo en circulación, pero sin una acusación clara: dejarlo caer, sonreír cuando te preguntan, citar misteriosamente (“si hablo, me detienen”, dijo Carlsen, aficionado madridista, citando a Mourinho), arquear las cejas… Se pretende de esta manera no sólo evadirse de una responsabilidad, la responsabilidad pesada y enorme de sostener una acusación, sino de tratar de destruir a otra persona convirtiéndola en blanco de sospecha, burla o insulto, en este caso ni siquiera de investigación, ya que esta se resolvió de su parte.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Y algo aún más delicado: que su nombre sea objeto de debate, como si ciertos hechos pudiesen serlo; tú puedes estar a favor o en contra de una determinada manera de jugar al ajedrez (o al fútbol, o al baloncesto), pero no puedes estar a favor o en contra de que alguien haga trampas, ni a favor o en contra de que alguien robe o mate, ni a favor o en contra de que alguien haya agredido o abusado de alguien. Puedes creer, en cualquier caso, si alguien lo hizo o no lo hizo, y ahí es donde se pone el debate: en que sin ninguna prueba haya constantemente gente posicionándose sobre si otra persona cometió o no un acto deleznable. Por la única razón de que el acusador ni siquiera lo ha dicho, sino sugerido. Que se haya dado por hecho que la supuesta trampa ajedrecista consista en unas pequeñas bolas anales que comunican en morse el mejor movimiento tras analizarlo entre millones de jugadas, cuando ese rumor ha salido de una historia cómica en Reddit y ha recorrido seriamente los medios hasta llegar a Niemann, que se ha ofrecido a jugar desnudo, da la medida del disparate: si la acusación parte sin pruebas, qué otra cosa se puede esperar de cómo transcurra.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_