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Colombia
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Petro, hable de Nicaragua

Resultaría absurdo que el presidente no vea, ni sea capaz de analizar con su aguda inteligencia, que lo que pasa en el país centroamericano nada tiene de democrático

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, durante la ceremonia de reconocimiento de la nueva cúpula militar, el 20 de agosto de 2022.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, durante la ceremonia de reconocimiento de la nueva cúpula militar, el 20 de agosto de 2022.LUISA GONZALEZ (REUTERS)

Cuando se habla de defensa de los derechos humanos no debe haber fronteras. Uno no puede estar mentando a todos los puntos cardinales del propio país el evangelio de la protección de los derechos, mientras calla ante las ignominias de lo que acontece en los vecinos. Eso es lo que está pasando en Colombia con el novísimo presidente Petro que no pierde oportunidad para agitar la bandera de los derechos humanos y la urgencia de que estos sean respetados y protegidos por el Estado en su integridad, mientras, en Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega intensifica la represión contra la Iglesia Católica, luego de haber aplastado a la oposición política.

Uno es demócrata en todas las dimensiones. No hay aguas tibias. Uno no puede ser demócrata de la frontera para acá, pero ciego ante los abusos que se cometen de la frontera para allá. Resultaría absurdo o bastante incoherente que el presidente Petro no vea, ni sea capaz de analizar con su aguda inteligencia, que lo que pasa en el país centroamericano nada tiene de democrático y sí mucho de violación a los DD HH.

Entiende uno que este nuevo gobierno no tiene ganas de andar cazando peleas allá y acullá como lo hizo el gobierno Duque (dos hitos para la memoria: ruptura de relaciones con Venezuela y el craso error de haberle hecho campaña a Trump para su reelección). Está bien. Eso es diplomacia. Pero diplomacia también es tener la capacidad de dar argumentos y tomar posición ante situaciones que a todas luces son condenables desde un punto de vista ético, moral y político.

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A continuación una ayuda de memoria para que el presidente y su Ministro de Exteriores revisen el tema:

En Nicaragua no hubo elecciones libres. Los candidatos de la oposición fueron encarcelados.

En Nicaragua no hay prensa libre. Durante el gobierno Ortega, según Reporteros sin Fronteras, se han cerrado una veintena de medios independientes. El más reciente episodio fue el encarcelamiento del gerente del diario La Prensa, uno de los más antiguos del país.

En Nicaragua el Estado sería responsable de homicidios. Asegura un reporte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que en los últimos cuatro años, podrían ser 355 las personas asesinadas por agentes del Estado.

En Nicaragua hay presos políticos. Según organismos humanitarios que hacen seguimiento a los casos de este tipo de detenciones, ya serían más de 180 las personas privadas de la libertad por no alinearse con el régimen de Ortega. Hay otras ONG que hablan hasta de 500 presos políticos.

La lista sigue y por eso es necesario que el gobierno colombiano diga algo. ¿O será que envejeció mal esta publicación en la cuenta de twitter del entonces candidato Petro en noviembre de 2021?

“Ortega transformó la revolución sandinista en una dictadura bananera. Nicaragua nos muestra como los viejos progresismos se han degradado y no dan respuesta a las necesidades presentes de los pueblos.”

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