UE: una potencia geopolítica
Bruselas ha asumido tras la agresión de Rusia contra Ucrania un papel proactivo en la defensa de su modelo de civilización
En estos últimos días, la Unión Europea ha vivido en las calles y en las cancillerías una unanimidad que ha tenido una inmediata concreción política. Bruselas ha asumido su papel de nueva potencia geopolítica al reaccionar rápida y rotundamente contra el ataque de Rusia a Ucrania, y lo ha hecho con la creación de mecanismos de coordinación de la defensa militar del país invadido de acuerdo con sus propias demandas y necesidades. Vladímir Putin ha conseguido no solo resucitar a la OTAN o movilizar a tres países neutrales como Suiza, Suecia y Finlandia, sino que también Alemania ha dado un giro radical a su política de defensa. El socialdemócrata Olaf Scholz ha ordenado un aumento sustancial del gasto militar para la defensa de Alemania y de Europa misma ante la ofensiva y las amenazas de Putin.
El proyecto en marcha significa una novedad radical en la historia del plan europeo: convertirse en una comunidad transnacional capaz de financiar con cargo al presupuesto común material militar de combate destinado a un país extranjero. El tabú que ha caído, en palabras de Josep Borrell, abre una nueva etapa al aprobar Bruselas una ayuda de 450 millones de euros para enviar armamento a las fuerzas militares ucranias y 50 millones para equipos “no letales”. Europa aprendió la lección de una coordinación eficaz en el combate contra la pandemia y ahora aplica las lecciones en el combate contra Putin. Los riesgos inherentes a ese salto cualitativo de la UE no son menores y Rusia ha recibido como “inamistosa” una decisión en la que alienta el temor a futuras acciones militares de Moscú, más allá de la misma Ucrania.
Los fondos destinados a la ayuda militar al Gobierno de Volodímir Zelenski culminan una intensa batería ascendente de medidas en múltiples ámbitos. El último es otra forma de confianza en la fortaleza civil de Europa y sus propios valores frente al desprecio de la vida humana y la legalidad internacional. La UE acaba de activar, en otra resolución sin precedentes, la directiva de protección internacional que garantiza la acogida temporal de todos los ciudadanos que huyan de su país con destino a Europa.
Entre los efectos a medio plazo que puede causar esta reacción sintonizada entre los poderes y la calle puede estar el refuerzo de la autoestima europea, la reafirmación de sus principios fundacionales y un impulso federalizante. En las palabras de Olaf Scholz el domingo en el Bundestag resonaba el eco de otras pronunciadas por John F. Kennedy: ha llegado la hora de dejar de preguntar sobre lo que la Unión puede hacer por los Estados miembros y pensar en lo que cada uno de los países debe hacer por Europa en su conjunto. De momento, la respuesta europea, coordinada y consistente, supone un giro de 180 grados y da carta de naturaleza a una nueva potencia geopolítica. Se confirma una vez más que Europa crece en las crisis.
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