Sin relevo profesional
La mala planificación aboca a España a un grave problema en la renovación de empleos tras la jubilación de los ‘boomers’
El estancamiento demográfico y la mala planificación de la formación profesional están en el origen de la crisis que se cierne sobre diversos sectores de la economía española: la falta de relevo para sustituir a la generación del baby boom que comienza a jubilarse. La de los nacidos entre 1958 y 1977 es la generación más numerosa de la historia: en esas dos décadas nacieron en España casi 14 millones de niños, 2,5 millones más que en los 20 años anteriores y 4,5 millones más que en los 20 siguientes. Su llegada al mercado laboral y profesional coincidió con la modernización del sector productivo y el desarrollo del Estado de bienestar, que expandió el sector público de forma muy importante. Ese gran salto económico se apoyó en unas bases demográficas muy sólidas, pero el declive posterior de la natalidad ha hecho que la proporción de jóvenes de 16 a 34 años haya pasado en 20 años del 43% al 30%, lo que plantea serios problemas de reemplazo en importantes sectores.
A los factores demográficos se suma la ausencia endémica de una planificación de los estudios profesionales capaz de anticiparse a las necesidades. Esa carencia proyecta un panorama sombrío sobre dos sectores tan relevantes como el universitario o el sanitario. Según el Ministerio de Universidades, el 53,5% del profesorado permanente (funcionarios y contratados) se jubilará en los próximos 10 años, y eso incluye a la mitad de los actuales catedráticos. Aunque el Gobierno ha aprobado una tasa de reposición del 120% de las plazas que queden vacantes, el problema será encontrar financiación suficiente y relevos con la cualificación necesaria, dada la descapitalización que han sufrido las universidades públicas desde la crisis de 2008. Debería plantearse con urgencia un plan de choque que incluya un rescate de investigadores y docentes que se encuentran en el extranjero.
En el caso de la Sanidad, la falta de relevo compromete algo tan importante como la calidad asistencial. La mitad de los médicos tiene más de 50 años y ya hay plazas que no se pueden cubrir por falta de especialistas. El Ministerio de Sanidad estima que el sistema público arrastra un déficit de más de 4.000 médicos, lo que representa el 2,9% de los 138.000 que hay en activo. Pero ese mismo trabajo estima que el déficit crecerá hasta el 12% —unos 16.000 médicos— en 2025 y seguirá en ese nivel hasta 2030. En este caso, el desfase no se debe a la ausencia de vocaciones sino a la falta de planificación. La elevada nota de corte para acceder a los estudios de Medicina deja fuera cada año por la falta de plazas a muchos aspirantes con vocación y buenas notas. Y tampoco hay suficientes plazas MIR para cursar una especialidad. También muchos hospitales y residencias sociosanitarias buscan desesperadamente enfermeras que no encuentran. El sector estima que faltan 120.000 para cubrir las necesidades, un déficit que ni siquiera mitigaría el regreso de las más de 20.000 que se fueron al extranjero durante la crisis en busca de estabilidad laboral y salarios dignos que aquí no encontraban.
Las soluciones de emergencia no suelen ser las idóneas, pero la gravedad de los datos debe activar de forma urgente la planificación de un relevo que ahora no parece siquiera posible.
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