_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Libertad

En España, un diputado electo, representante legítimo de la soberanía popular, va a perder su escaño. ¿Ha robado, ha abusado, se ha corrompido? No

Alberto Rodriguez
Alberto Rodríguez en una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, el pasado 14 de octubre, en Madrid, (España).Eduardo Parra (Europa Press)
Almudena Grandes

España es el país de la libertad. En España, un jefe del Estado puede hacer negocios, cobrar comisiones, abrir sociedades en paraísos fiscales, con la certeza de que al final no le pasará nada, porque sus cortesanos le protegerán de todo mal. España es el país de la libertad. En España, los malos sacerdotes pueden abusar sexualmente de los niños a los que deberían proteger, con la seguridad de que sus superiores tomarán medidas para que escurran el bulto y no asuman la responsabilidad por sus actos. España es el país de la libertad. En España, los organigramas de los partidos clásicos a menudo se parecen a las redes mafiosas cuidadosamente estructuradas para que haya dinero para todos, esto para el partido, esto para la dirección, esto para ti y esto para mí, ¿por qué?, porque somos libres y la libertad de España ampara la creatividad, el emprendimiento, la amistad. España es el país de la libertad. En España, las eléctricas que llevan meses asfixiando a los ciudadanos, pueden decir ahora que renuncian a la subida de precios que era imposible tocar a cambio de que el Gobierno retire la ley. Esa es la libertad en España. ¿Deberíamos estar orgullosos? En España, un diputado electo, representante legítimo de la soberanía popular, va a perder su escaño. ¿Ha robado, ha abusado, se ha corrompido? No. Hace siete años, un policía dijo que le había dado una patada. Lo dijo sólo el policía, un testimonio confuso, poco fiable, por el que Alberto Rodríguez recibió una condena ínfima que se conmutó por una multa de unos pocos cientos de euros. Pero España es el país de la libertad, y Batet se ha saltado la opinión de sus propios letrados, como hizo Forcadell antes que ella. Entre las libertades más tradicionales de nuestro país, está la de usar los tribunales a placer, a favor de los propios intereses. Esa es la libertad de España.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_