_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Lágrimas

Qué lejos quedan aquellos gritos del recreo y las claras acequias donde se bañaba desnudo entre los naranjos

Manuel Vicent
Dos niños saludan brazo en alto ante un cartel de Franco en septiembre de 1939.
Dos niños saludan brazo en alto ante un cartel de Franco en septiembre de 1939.

Cada mañana su madre le lavaba la cara con jabón de sosa, lo peinaba y mientras le abrochaba con amor todos los botones, le decía: Hijo, pórtate bien con el maestro. Qué lejos queda aquel niño que iba a la escuela con los lápices de colores sonando en el estuche de la cartera. Primero el Cara al sol brazo en alto, luego el dictado, la ortografía y Viriato, el mapa de España y la cantinela de la tabla de multiplicar que salía por los ventanales. Qué lejos quedan aquellos gritos del recreo y las claras acequias donde se bañaba desnudo entre los naranjos y las meriendas de pan con chocolate y los nidos secretos de petirrojos, verderones y jilgueros, y el olor a linotipia que despedían los cromos y el de las hojas de morera de la caja de los gusanos. Introibo ad altare Dei, repetía el cura en misa cuando el niño era monaguillo. Qué lejos queda aquel chaval que estrenó los primeros pantalones bombachos. Entre los radios de su bicicleta petardeaba el as de oros, la mejor carta de la baraja. A esa edad soñaba con islas misteriosas de Julio Verne y de Salgari y con aquella niña pelirroja por la que sintió por primera vez una pulsión extraña que siempre llevó asociada el aroma del espliego de la primera excursión por la montaña. Qué lejos queda el joven orteguiano que creía pertenecer a la minoría selecta y que luego en la universidad luchó contra la dictadura frente a los guardias, se alistó en el partido comunista, pasó por la cárcel y durante algunos años aún mantuvo la fe en que el mundo podía cambiar a la medida de sus sueños. Hoy es un viejo que no sabría explicar por qué una cólera larvada lo ha convertido en un sujeto tan reaccionario. Solo que en medio de su confusión política e ideológica a veces recuerda a aquel niño que iba a la escuela con la cara bien lavada, tan limpio, tan puro, tan lejano, y se le saltan las lágrimas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_