_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tribunal exorbitante

Los poderes de este órgano exigen que su gestión sea prudente, proporcional e impoluta

Xavier Vidal-Folch
Fachada del Tribunal de Cuentas.
Fachada del Tribunal de Cuentas.Jaime Villanueva
Más información
Tres consejeros del Tribunal de Cuentas discrepan de la sanción a los secesionistas

El Tribunal de Cuentas es un órgano extraño. Sus poderes, por exorbitantes, exigen que su gestión sea muy prudente, proporcional e impoluta. Si quiere evitar convertirse en una Inquisición cuyo proceso más famoso —relativo a la corrección de los gastos internacionales del procés— sea arrumbado en un minuto cuando llegue al Tribunal Europeo de Derechos Humanos con sede en Estrasburgo.

Todos los países serios disponen de órganos fiscalizadores de las cuentas públicas. Pero, a diferencia del español, los mejor regulados no eligen a todos sus miembros por sus Parlamentos: en Alemania, solo al presidente y al vicepresidente; en Reino Unido, al auditor general. También suelen ser magistrados (Italia, Francia). Carecen de poder jurisdiccional: si sus auditorías detectan irregularidades, deben elevar el expediente a la judicatura (Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Finlandia, Irlanda...) Y como controladores, se someten a su vez a control: por una empresa auditora (Portugal) o por el Parlamento (Reino Unido).

El poder de embargar cautelarmente cuentas y viviendas es también exorbitante en el caso español. Quienes argumentan que lo ostenta también Hacienda —lo que por cierto ocasiona múltiples abusos— olvidan que en este último caso tiene límites precisos: que las cautelares no produzcan “perjuicio de difícil o imposible reparación” (Ley general tributaria, artículo 81).

Amén de esas singularidades regulatorias a corregir, en este caso resulta también cuestionable el ejercicio concreto del poder exorbitante. La ausencia de un “proceso equitativo” —causa más frecuente por la que Estrasburgo desarma sentencias— ha cristalizado ya en la exclusión, ante el acta de liquidación, del trámite de alegaciones a entidades relevantes (Ministerio de Exteriores, Generalitat); el desprecio al derecho de defensa al concedérsele solo tres horas para leer las más de 500 páginas del expediente; al no distinguir entre actos (o viajes) únicamente para promover ilegalmente la secesión y los que incluían, entre otros elementos, retórica sobre la misma. Y sobre todo al encausar a ya condenados por malversación en el Tribunal Supremo, lo que contraría el artículo 16 de la ley del propio tribunal.

La guinda del caso es el relevante conflicto de interés planteado porque la instructora —de olvidable apellido—, sea clara enemiga de los encausados, exministra, y terminal de un exjefe de Gobierno que escribía contra la Constitución. En bien del procedimiento y la institución, ya debería haberse autorrecusado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_