Reseteo veraniego
Las guerras culturales han dado paso a las cosas del comer y del vivir cada día
El comienzo del verano, la llegada del mes de julio, ha traído un saludable aterrizaje de la conversación pública en la vida concreta de las personas. Qué pensiones cobrarán los baby boomers, si hay que subir o no el Salario Mínimo Interprofesional, los derechos de las personas LGTBI, qué es el consentimiento sexual, el chiringuito de Toni Cantó (que tiene que ver con la calidad de vida de esta persona concreta). Las guerras culturales han dado paso a las cosas del comer y del vivir cada día.
O del morir injustamente. La sensibilidad de una buena parte de la sociedad española ante las demostraciones de odio y violencia se constata en la rápida movilización que ha seguido al crimen de Samuel Luiz en A Coruña, apaleado hasta la muerte en una agresión que se inició al grito de maricón, según las amigas que lo acompañaban. Una movilización prácticamente espontánea, sin partidos que la agiten, sin medios de comunicación que la analicen obsesivamente antes de celebrarse, y que ha sacado a la calle a miles de personas en todo el país. Una buena ocasión para que los partidos tomen nota y no olviden.
No es que el conflicto catalán haya desaparecido y no aguarden dificultades en el proceso, ni que el debate sobre los indultos se haya esfumado —aunque la oposición política se haya visto obligada a bajar los decibelios dada la soledad con eco que provocaba su sobreactuación en España y fuera de ella—, es que la evidencia del “nuevo tiempo catalán” parece haber convencido a todos de que la legislatura llegará a su final. Son dos años y medio por delante. Mucho tiempo para estar esperando el golpe de gracia al Gobierno de coalición. Septiembre verá desplegar las nuevas estrategias con las que sus señorías afrontan la llegada de las primeras remesas de dinero europeo y la recuperación económica.
Y es también, sencillamente, que la vida está esperando abrirse paso con urgencia tras la parálisis de la pandemia. Lo vemos en los jóvenes que han salido en tromba a disfrutar del verano ahora que sus mayores están vacunados. Con tanta prisa y tantas ganas que o los vacunan rápidamente a ellos o veremos de nuevo restricciones parciales este verano. Porque el éxito de la campaña de vacunación infunde un optimismo atesorado desde marzo de 2020. @PepaBueno
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