Había quien pensaba...

Había quien pensaba que los genocidios ya eran tiempo pasado. Había quien pensaba que la barbarie humana ya no tenía cabida en nuestros días. Había quien pensaba que la sensibilidad y la solidaridad eran ya no el futuro, sino el presente. Había quien pensaba que la educación nos acercaría un poco más a todos. Fueras de donde fueras. Hasta el punto de entender que los que más podemos debemos y deberíamos ser capaces de acoger a quienes más necesidades tienen. Había quien pensaba que la política nos debería y tendría que hacer mejores a todos. Había quien pensaba que la religión también nos debería y tendría que hacer mejores a todos. Había quien pensaba que las fronteras no deberían suponer una barrera infranqueable. Había quien pensaba todo eso y acabó arrasado por el mayor de los desencantos posibles. Había. Había quien ingenuamente lo pensaba.

Manuel I. Nanín. O Carballiño (Ourense)

Indecencia

El Gobierno marroquí ha demostrado un grado de indecencia notable. Utilizar a seres humanos como moneda de cambio mostrando al mundo la desesperación de su pueblo es una auténtica vergüenza. Por desgracia, una vez resuelta la “crisis” actual, esas personas que buscaron la quimera de una vida mejor volverán a sus vidas de penuria y escasez, olvidadas por todos.

Sebastián Navarrete Molina. Fuenlabrada (Madrid)

Vacunación pública

Está muy bien que existan empresas farmacéuticas que trabajen, investiguen, fabriquen y comercialicen productos como las vacunas contra la covid-19. Y que ganen dinero. Pero eso no debe ser contradictorio con que, llegado el caso y por razones de interés general, las instituciones públicas controlen el proceso con el fin de priorizar el interés general. Frente a una pandemia hay que olvidarse de hacer negocio.

Julio García-Casarrubios Sainz Valdepeñas (Ciudad Real)

España, ante el cambio climático

La ley aprobada en el Parlamento para intentar paliar el cambio climático es insuficiente. No tenemos hasta 2040 para detener la inercia de un proceso que se inició hace mucho tiempo. Seguimos sin entender que estamos ante una emergencia vital para nuestra supervivencia. ¿Alguien se imagina que en la situación actual de pandemia el Congreso aprobase una ley que fijase un ritmo de vacunación de 5.000 inmunizados diarios? Pues algo así es la medida que acaba de aprobar nuestro Gobierno, y el punto de no retorno está cada vez más cercano. Mañana será tarde.

Senén Adán Arias. Ames (A Coruña)

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