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Tribuna
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Convenio de Estambul, un hito por la libertad de las mujeres

En el décimo aniversario del histórico acuerdo por la lucha contra la violencia contra la mujer, resulta alarmante que Turquía se retire del mismo

España ratificó el Convenio de Estambul en 2014.
España ratificó el Convenio de Estambul en 2014.Pexels

Hoy se cumple el décimo aniversario de la apertura a la firma del Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica. Este se concluyó y firmó en Estambul en 2011. Como resultado de una serie de iniciativas europeas que comenzaron en los años 90, entró en vigor el 1 de agosto de 2014 y es conocido como el Convenio de Estambul. A día de hoy, 33 países lo han firmado, ratificado y aplicado. Otros 11 lo han firmado sin ratificarlo todavía. Un país se ha retirado recientemente.

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El Convenio de Estambul constituye un logro histórico en la lucha contra la violencia de género. Es el primer tratado europeo jurídicamente vinculante en este ámbito. Incluye un conjunto de amplias medidas para prevenir la violencia, proteger a sus víctimas y perseguir a los autores. Proporciona a los países firmantes un conjunto de medidas tangibles, tales como refugios, líneas de atención telefónica y una ayuda integral para las víctimas todos los tipos de violencia. Además de estas medidas concretas, declara firmemente que la violencia contra las mujeres es una violación de los derechos humanos y una forma de discriminación. El Convenio creó también un marco jurídico a nivel paneuropeo e incluye un mecanismo de seguimiento específico para garantizar la aplicación efectiva de sus disposiciones.

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La aplicación del Convenio de Estambul en Europa ha tenido ya un impacto real en la vida de las mujeres, los hombres, los niños y las niñas, en toda su diversidad. Ha contribuido a sensibilizar a la sociedad sobre la violencia de género. Ha sido determinante para el establecimiento de normas legislativas y políticas más ambiciosas en los ordenamientos nacionales. Además, ha dado lugar a una mayor formación de los profesionales del Derecho, del sector sanitario y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, una medida muy importante para eliminar los obstáculos en el acceso a la justicia de las víctimas de violencia de género. El Convenio ha aumentado también la visibilidad de esta cuestión en el debate público de forma relevante.

Asistimos con gran preocupación a la creciente oposición a este Convenio histórico. En este momento de crisis sanitaria, económica y social, las mujeres se encuentran en primera línea de la pandemia causada por el coronavirus, trabajando en el sector sanitario, de cuidados, educativo, de venta minorista o de limpieza. Al mismo tiempo, las denuncias por violencia doméstica y en el seno de la pareja han aumentado de forma significativa en los primeros meses de la crisis. Los centros de acogida para las víctimas, así como las personas que prestan asesoramiento, se han enfrentado a un aumento de la demanda, y las mujeres y las niñas, durante los encierros y los toques de queda, se han visto a menudo atrapadas en casa con sus agresores. Y aun así, las voces contrarias al Convenio se oyen con más fuerza que nunca.

Todas las mujeres y niñas tienen derecho a vivir libres de violencia. La prevención de todas las formas de violencia no es una cuestión polémica. La protección de las víctimas del abuso no es discutible. De hecho, es innegociable. Sin embargo, desde su concepción, el Convenio ha sido objeto de una campaña de desinformación y tergiversación sin precedentes. Sus detractores han atacado la definición, recogida en el Convenio, del género como construcción social, o la exigencia de incluir material educativo sobre roles de género no estereotipados.

Más preocupante aún es la oposición al Convenio que recientemente proviene también de algunos gobiernos y parlamentarios en el seno de la Unión Europea. Esto se ha traducido, entre otras cosas, en el bloqueo del proceso de ratificación por parte de algunos Estados miembros y, por tanto, en su estancamiento. Otro Estado miembro ha anunciado su intención de retirarse del Convenio.

La reciente decisión del Gobierno turco, el pasado 19 de marzo de 2021, de retirarse del Convenio nos ha demostrado que esas amenazas de revocación son, de hecho, reales. La decisión de Turquía se produce 10 años después de que fuera el primer país en firmar el Convenio en Estambul.

Estamos profundamente alarmados por estos ataques sin precedentes a los derechos de las mujeres y a su seguridad. Queremos expresar nuestra solidaridad con las mujeres y niñas en Turquía y en otros lugares. Pedimos a Turquía que revierta su decisión.

También exhortamos de forma urgente a los Estados miembros del Consejo de Europa, que no lo hayan hecho aún, a que firmen y ratifiquen este Convenio histórico.

Nos comprometemos a asegurar la plena aplicación y cumplimiento del Convenio en nuestros países y a trabajar juntos para proteger los valores fundamentales garantizados por el Convenio.

Firman esta tribuna:

España: Irene Montero, ministra de Igualdad. Alemania: Franziska Giffey, ministra Federal de Familia, Tercera Edad, Mujer y Juventud. Italia: Elena Bonetti, ministra de Igualdad de Oportunidades y Familia. Francia: Elisabeth Moreno, ministra Delegada para la Igualdad de Género, Diversidad e Igualdad de Oportunidades adjunta al Primer Ministro. Jean-Yves Le Drian, ministro de Europa y Asuntos Exteriores Franck Riester, ministro delegado de Comercio Exterior y Atractivo Económico, dependiente del ministro para Europa y de Asuntos Exteriores. Jean-Baptiste Lemoyne, secretario de Estado de Turismo, Franceses en el Extranjero y Francofonía, adjunto al ministro de Europa y Asuntos Exteriores. Clément Beaune, secretario de Estado de Asuntos Europeos, adjunto al ministro de Europa y Asuntos Exteriores. Austria: Susanne Raab, ministra Federal de la Mujer, la Familia, la Juventud y la Integración. Bélgica: Sarah Schlitz, secretaria de Estado para la Igualdad de Género, Igualdad de Oportunidades y Diversidad. Sophie Wilmès, viceprimera ministra y ministra de Asuntos Exteriores. Estonia: Signe Riisalo, ministra de Protección Social. Dinamarca: Peter Hummelgaard, ministro de Igualdad de Oportunidades. Finlandia: Krista Kiuru, ministra de Asuntos Familiares y Servicios Sociales Thomas Blomqvist, ministro de Cooperación Nórdica e Igualdad. Irlanda: Roderic O’Gorman, ministro de Infancia, Igualdad, Integración, Discapacidad y Juventud. Luxemburgo: Taina Bofferding, ministra de Igualdad entre Mujeres y Hombres Jean Asselborn, ministro de Asuntos Exteriores y Europeos Noruega : Ine Marie Eriksen Søreide, ministra de Asuntos Exteriores Países Bajos: Ingrid van Engelshoven, ministra de Igualdad de Género Paul Blokhuis, secretario de Estado de Sanidad, Bienestar y Deportes Stef Blok, ministro de Asuntos Exteriores. Suecia: Märta Stenevi, ministra de Igualdad de Género y Vivienda, responsable del desarrollo urbano, la lucha contra la segregación y la discriminación

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