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DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Tribuna
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La agenda 2030: acciones contundentes contra la violencia de género

Todo el mundo tiene un papel a la hora de prevenir y poner fin a las agresiones contra las mujeres y las niñas

Manifestación feminista en Ciudad de México el pasado 8 de marzo.
Manifestación feminista en Ciudad de México el pasado 8 de marzo.Héctor Guerrero

En los últimos cinco años, el avance hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, ha sido intermitente. Si bien se han realizado progresos, el mundo requiere un impulso más decidido y acelerado para cumplir con las metas establecidas. Por ello, el secretario general de Naciones Unidas denominó a esta como la década de acción para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La crisis ocasionada por la covid-19 ha evidenciado el contexto de desigualdad imperante en nuestras sociedades, y la necesidad de actuar colectivamente para transformar esta realidad. Hoy más que nunca, necesitamos renovar nuestros compromisos e implementar acciones colectivas decididas que contribuyan significativamente al cumplimiento de los ODS y a que nadie se quede atrás. Esto implica asegurar que en todas las medidas que se desplieguen para la mitigación y recuperación ante la pandemia, se incorporen los enfoques de género, derechos humanos, interculturalidad, ciclo de vida y territorialidad.

La violencia de género es sin duda uno de los mayores obstáculos para el desarrollo, es la otra pandemia que nunca ha cesado y que sigue aumentado en este contexto de crisis. De acuerdo con el Rastreador Global de Respuestas de Género a la covid-19 realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ONU Mujeres, en países tan diversos como Argentina, Túnez y Reino Unido, las llamadas a las líneas de ayuda para casos de violencia contra las mujeres se multiplicaron por cinco. En el caso de México, solo durante septiembre, el 911 recibió 101.216 llamadas de emergencia de todo el país, es decir, se recibieron 141 llamadas cada hora.

Pero antes de la contingencia por la covid-19, la violencia contra las mujeres y las niñas ya representaba una de las violaciones a los derechos humanos más reiterada, extendida y arraigada en el mundo. A nivel global, una de cada tres mujeres habían sufrido violencia física y/o sexual y, en México, siete de cada 10 mujeres reportaron haber padecido algún tipo de violencia por lo menos alguna vez en su vida.

En este momento, es trabajo de todos y todas que su erradicación sea una prioridad durante y después de la pandemia. Por tal motivo, en el marco del 25 de noviembre, la campaña de Naciones Unidas ÚNETE tiene el lema “Pinta el mundo de naranja: ¡financiar, responder, prevenir y recopilar!”, con la cual busca contribuir a la aceleración de las respuestas y acciones reforzadas para prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas. Plantea cuatro ejes de acción:

El financiamiento para contar con los recursos necesarios que aseguren el acceso a los servicios esenciales que atienden la violencia contra las mujeres y las niñas, incluyéndolos como parte de los paquetes de estímulos fiscales, así como la financiación flexible para las organizaciones de la sociedad civil que trabajan para garantizar el acceso a líneas de ayuda y refugios.

La prevención, como el segundo eje, tiene un objetivo muy claro, instar a los Estados y a la sociedad en su conjunto, a declarar una política de tolerancia cero frente a la violencia contra mujeres y niñas y a implementar políticas y programas integrales encaminados a cambiar normas sociales, comportamientos y prácticas que reafirman las conductas violentas contra mujeres y niñas y perpetúan los estereotipos nocivos de género.

La respuesta es el tercer eje de la campaña ÚNETE. Este se centra en la importancia de que los Gobiernos implementen medidas efectivas, tanto en el periodo de confinamiento a causa de la covid-19 como después de este, para garantizar la continuidad de los servicios esenciales para la atención de las sobrevivientes de violencia y su acceso a la justicia.

La recopilación de información es el cuarto y último eje que destaca la necesidad de contar con datos y evidencias para poder dimensionar el fenómeno de la violencia contra las mujeres y las niñas en todas sus manifestaciones y sustentar el diseño y evaluación de las políticas. Una enseñanza importante que nos ha dejado la pandemia es la necesidad de disponer de información robusta, oportuna y de calidad.

En el caso de México, con la declaración de emergencia sanitaria por la covid-19, el Gobierno ha emprendido importantes medidas en estos cuatro ejes. Por ejemplo, estableció que se considerara el funcionamiento de los refugios y centros de atención para mujeres víctimas de violencia, sus hijos y sus hijas, como una actividad esencial. Adicionalmente, ha fortalecido la capacidad de respuesta del 911 y se conformó el Grupo Interinstitucional contra las Violencias de Género. Y autoridades de Estados y municipios están haciendo esfuerzos por fortalecer la atención y protección de las mujeres.

Todo el mundo tiene un papel a la hora de prevenir y poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas. Es indispensable que todos los sectores de la sociedad sean parte de este cambio generacional, y parte de este trabajo es garantizar que se escuchan las voces de las sobrevivientes y de la sociedad civil, que está en primera línea con las víctimas.

Desde ONU Mujeres en México y Naciones Unidas, reiteramos el llamado del secretario general de las Naciones Unidas, para continuar con los avances hacia la igualdad de género claramente reflejados en los ODS y en la Agenda de Desarrollo Sostenible para prevenir y poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.

Belén Sanz Luque es la representante de ONU Mujeres en México.

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