¿Alguien puede explicar a Vox de dónde vienen los niños?
Los críos que tanto les molestan no vienen de París, señorías. Es hora de que lo sepan. Vienen de la sequía, del hambre, de la imposibilidad de lograr medios de vida
En la nostalgia que demuestra Vox por tiempos más claros, en los que el bien y el mal venían dictados desde arriba sin matices, sin paparruchas, como Dios manda, alguien debería tomarse la molestia de explicarles de dónde vienen los niños. Es sencillo. Y cuando digo “debería” no me refiero a una opción amable para ayudarles a circular por el presente como a señores mayores que corren peligro entre el tráfico, no. Sino a la acepción “adeudar” del verbo “deber”, de pagar lo que corresponde, por ejemplo, a cambio de recibir el sueldo de diputados que pagamos entre todos.
Hablamos del Congreso, donde Francisco José Contreras, portavoz de Vox, defendió la subida de las temperaturas como fórmula muy imaginativa para reducir las muertes por frío en el planeta que tanto preocupan a este grupo. “Según The Lancet, hoy mueren por frío 17 veces más personas que por calor. Que se caliente un poquito el planeta reducirá muertes por frío”, dijo Contreras, todo un catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla.
Fue en el debate sobre la Ley contra el Cambio Climático, y es ahí donde entra el “deber” de los demás partidos: entre todos deberían explicarles que esos menores marroquíes y africanos que llegan a las costas patrias y que les preocupan tanto o más aún que las muertes por frío huyen en gran medida de un estrangulamiento de sus economías debido al calentamiento. Un amigo melillense nacido en 1992 recuerda cómo los niños de su generación de ambos lados de la frontera se mezclaban en el agua de las playas marroquíes sin valla ni concertina alguna. Al acabar de bañarse, cada cual tiraba para su casa y tan contentos. Con los años las sequías han hecho estragos, la temperatura ha subido, los fenómenos extremos han ido malogrando posibilidades en África y también en América Latina, donde la presión de los niños migrantes hoy sacude esas vallas y muros que se han ido alzando para frenarles.
Los niños que tanto les molestan no vienen de París, señorías. Es hora de que lo sepan. Vienen de la sequía, del hambre, de la imposibilidad de lograr medios de vida. Es más: explíquenles también que el cambio climático no solo calienta la tierra, sino que genera fenómenos fresquitos paralizantes como pueden ser la tormenta Filomena, las granizadas en el Mediterráneo y lluvias que en lugar de ayudar, inundan. Es fácil de comprender. Y una vez aclarado este misterio, ¿pasamos a hablarles de si existen los Reyes tal y como ellos los conciben, o será demasiado guindo del que caerse de una sola vez?
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