Reflexiones de un ‘viejuno’ profesor

El otro día estaba hablando con mis alumnos. Un grupo adorable de 15 años. Buena gente. Porque sí, los adolescentes son adorables por muy mala fama que arrastren. Son intensos —cosas de la juventud—, pero adorables. Tienen esa mezcla de ingenuidad propia de quienes eran niños no hace mucho y las ganas de comerse el mundo propias de quienes serán jóvenes adultos dentro de poco. Les decía algo que llevo tiempo pensando: que es una vergüenza que en este país nadie haya salido públicamente a darles las gracias por su esfuerzo. Porque si los adultos lo estamos pasando mal, ¿qué nos hace pensar que nuestros hijos no lo están pasando igual de mal? Se les encerró en casa, cuando hasta los perros podían salir de paseo, los tenemos en las aulas manu militari para que no interaccionen unos con otros, están preocupados por el trabajo de sus padres, por sus familiares enfermos, por su futuro. Y nada: ni una palabra amable hacia ellos. No existen.

José Miguel Traviesa Álvarez. Gijón (Asturias)

El síndrome de Down

Hoy se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Down. Un día para crear conciencia sobre las personas que padecen esta condición. La discapacidad intelectual es tan solo una característica más de lo que les define como personas. Ellos también tienen sus talentos, habilidades y aficiones. Es importante acabar con la exclusión social de una vez por todas e integrar a estas personas de la forma en la que se merecen.

Natalia de los Ríos Sánchez. Alcorcón (Madrid)

Ingeniería política

Los movimientos políticos de estos últimos días me superan intelectualmente. Mi mente no puede procesar qué se cuece en las cocinas de los políticos que están a todo gas. Lo que sí está claro es que son estrategias y tácticas de ingeniería política que deliberadamente, por su complejidad, confunden a los votantes.

Joaquín Fernández Sánchez. Pozorrubio (Cuenca)

Ciudadanos de segunda

Que conste ante todo que no tenía intención de viajar durante estas fechas. También comprendo la necesidad económica de los hosteleros de Baleares y Canarias. Sin embargo, no puedo dejar de sentirme profundamente humillado al ver que ciudadanos de otros países pueden viajar, y a los españoles nos prohíben desplazarnos por nuestro país.

Vicente Puentes Bahamonde. A Coruña

Ayuda a las ediciones impresas de la prensa

Ha empezado el reparto de los fondos europeos, que si unos millones para la despoblación, que si otros para la transformación eléctrica del automóvil, inversiones públicas en sanidad, en transición ecológica... Priman siempre las grandes cifras, pero me gustaría que una parte del pastel, aunque fuera pequeña, se destinara a visibilizar un sector vapuleado desde hace años y que en este último ya agoniza. Me refiero a la olvidada prensa escrita. Ya sé que acabaremos muriendo, pero no puedo dejar de reivindicar el placer de abrir un periódico en papel, olerlo, y pensar en la gran cantidad de gente que dependemos directamente de este sector. No queremos morir por la covid, queremos morir de viejos.

Vicente Ruiz Sánchez. Elda (Alicante)

Despertar

Todo estudiante español ha tenido que enfrentarse a la lectura del Cantar de mio Cid, El Lazarillo de Tormes o La Celestina. Tras tomar el camino de la ingeniería, uno parece deber abandonar involuntariamente otras disciplinas. El confinamiento produjo en mí, como en otros, un despertar cultural que evidencia el carácter imprescindible de la cultura para el bienestar social, y que no debemos olvidar. Como decía Plutarco, “la mente no es un vaso que hay que llenar, sino un fuego que hay que encender”.

Iván Catalinas Montegrifo. Torrejón de Ardoz (Madrid)