_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Génova, muy vendida

Hay desastres de los que su protagonista es siempre el último en enterarse

Teodoro León Gross
El presidente del PP, Pablo Casado y el secretario general, Teodoro García Egea, el pasado 9 de marzo durante el Comité de Dirección de la formación.
El presidente del PP, Pablo Casado y el secretario general, Teodoro García Egea, el pasado 9 de marzo durante el Comité de Dirección de la formación.Tarekmj (PP/EFE)

Poco después de que un concejal de Lora del Río —pueblo sevillano de la Vega del Guadalquivir que no llega a 20.000 habitantes— publicase un mensaje en su Instagram agradeciendo la llamada del secretario general del PP por una batallita doméstica, en Murcia estallaba el cataclismo de la moción. La anécdota puede, y, según la fórmula D’Ors, debe elevarse a categoría: mientras a Egea le madrugaban Murcia, su Murcia, él andaba enredando en la bronca interna de su propio partido en Sevilla. Todo un retrato de lo que sucede en el puesto de mando del PP, donde se ha perdido perspectiva, o eso que los cronistas previsibles ahora denominan “luces largas”. Egea puede ser un tipo de grandes facultades, pero no para la política. El PP ha perdido demasiado talento. Acostumbrado al vapuleo en las sesiones de control por un Iglesias con argumentos de seriófilo adolescente, lo de Murcia quizá le parezca otro mal asalto, pero es como para dimitir por la vía rápida. Horas antes de la moción, él se bloqueó a sabiendas del peligro —la ley murciana de limitación de mandatos del presidente impedía a Miras presentarse, por la carambola de dos minimandatos— y eso hizo al PP perder horas cruciales. Ese nivel no da para estar ahí. En tiempos del bipartidismo quizá sí, porque el poder oscilaba pendularmente, pero en el tablero complejo del multipartidismo se requiere más, mucho más.

En el proceso de la moción murciana se pueden elogiar las virtudes de Iván Redondo & Los Fontaneros Monclovitas (potentes, sí, aunque cada vez resulta más inquietante dar a alguien así el control de los 140.000.000.000 € de la UE y además sin mecanismos de control...), y también se vislumbra la desesperación de Ciudadanos, que corrige el error mayúsculo de Rivera al anclar su partido al PP en comunidades donde éste llevaba décadas en el poder, aunque actúa demasiado tarde como para sospechar que esto no es una reacción ética sino estratégica al desastre en Cataluña por el auge de Vox... pero lo sucedido, ante todo, pone los focos en la mediocridad al frente del PP. Feijóo, Moreno, Mañueco y el defenestrado Miras vienen advirtiendo desde hace tiempo sobre la necesidad de reconexión con la realidad del país, mientras la dirección seguía creyendo, como Ayuso, que “Madrid es España, etcétera”. Por demás, la lógica de la madrileñofobia es tan estúpida como la catalanofobia, y sin el sustento de un nacionalismo cerril. Ayuso representa el populismo de hechuras bannonianas, y bien puede devorar sus siglas como sucedió en EE UU. Entretanto, la percepción es que Casado debía de estar dando de comer a los jilguerillos enjaulados en la azotea de Génova 13 sin coscarse del enjambre sísmico. Quizá en algún momento realmente pensó que todo podía quedar atrás con su decisión de abandonar Génova para encarar un futuro rutilante. Borrado, todo, sin más. Hay desastres de los que su protagonista es siempre el último en enterarse.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Teodoro León Gross
Málaga, 1966. Columnista en El País desde 2017, también Joly, antes El Mundo y Vocento; comentarista en Cadena SER; director de Mesa de Análisis en Canal Sur. Profesor Titular de Comunicación (UMA), licenciado en Filología, doctor en Periodismo. Libros como El artículo de opinión o El periodismo débil... Investigador en el sistema de medios.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_