Más política, menos propaganda
La inercia suicida de nuestros políticos la estamos pagando, de momento, nosotros. Pero puede no estar lejos el día en que lo paguen ellos
Echemos un vistazo a los titulares informativos de los últimos días: el espionaje a Bárcenas acorrala a la antigua cúpula de Interior del PP, la Fiscalía pide investigar los contratos de Podemos con la consultora Neurona, Iglesias revela una discusión fuerte con Sánchez por no informarle de la huida del rey emérito, Torra busca prolongar el bloqueo político tras su inhabilitación, Díaz Ayuso siempre a la contra, el PP bloquea la renovación del CGPJ mientras Podemos esté en el Gobierno, Álvarez de Toledo dice que la moderación no es proyecto, científicos reclaman una auditoría independiente sobre la gestión del coronavirus. Los escolares opinan: los políticos lo están pensando todo al revés.
Y así podríamos seguir hasta el año 2026. Los políticos como problema. EL CIS lo viene diciendo desde hace mucho tiempo, pero parece haber una inercia suicida entre los dirigentes de los partidos políticos españoles, empeñados en convertir sus guerras de guerrillas en la sustancia del debate político en este país. O no dándose por enterados de que las buenas prácticas y el cumplimiento de la ley es imprescindible para quienes tienen como trabajo exigírselo a la ciudadanía.
Pero ocurre que este 2020 ha cambiado profundamente las prioridades públicas y la percepción de la vida y de la gestión de las instituciones. Ahora sí que la política se ha revelado imprescindible. Está a la vista de todos que si no se refuerza la Administración, se hace un cuello de botella para conceder el ingreso mínimo vital; que si no se contratan rastreadores, no se atajan los brotes de coronavirus; que si no hay más profesores, es imposible bajar la ratio de las clases; que si no hay Presupuestos nuevos, no hay manera de canalizar el dinero europeo; que si no se renuevan las instituciones, pierden legitimidad. Y este es exactamente el trabajo para el que fueron elegidos y por el que cobran. En la tele, en la radio y en los periódicos no se dirige un país, ni una comunidad autónoma. La propaganda no construye.
En noviembre se celebran unas elecciones trascendentales en Estados Unidos, con uno de los contendientes haciendo bandera de la antipolítica y presentándose como paladín de la eficacia. La inercia suicida de nuestros políticos la estamos pagando, de momento, nosotros. Pero puede no estar lejos el día en que lo paguen ellos. @PepaBueno
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.