Lorena Ochoa, golfista mexicana: “Yo nunca jugué por dinero ni por fama”
La deportista presenta su libro ‘Soñar en grande’ en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, donde reflexiona sobre su llegada a la cima del golf mundial, el apoyo al deporte y la educación en México


Dice Lorena Ochoa (Jalisco, 43 años) que le gustaría que la recordaran por su legado más allá del campo de golf. La pionera del golf femenino en México alcanzó la cima de la Ladies Professional Golf Association (LPGA) —el torneo que reúne a las mejores exponentes del deporte— y vive su retiro desde su casa en Valle de Bravo, Estado de México, en compañía de su familia y rodeada de naturaleza. “Cuando yo jugaba, el golf no era muy popular, y tal vez muchos no se dieron cuenta de lo que hice. Fue muy explosiva mi carrera, muy rápida, de algunos años. Hoy estamos en un lugar completamente diferente y el golf ya es un deporte muy popular, un deporte que todo el mundo conoce”, dice.

Ochoa viste pantalones azules y su característica gorra blanca que, dice, es su preferida. Ha viajado muy temprano desde Valle de Bravo hasta la colonia Polanco, en la capital mexicana. Desayuna rápidamente, y una persona de su equipo le acerca algunas camisetas de distintos colores para las sesiones de fotos que le esperan a lo largo del día. La deportista alterna entre combinaciones de atuendos, a veces con la gorra blanca, y a veces con la azul.
Lorena Ochoa comenzó a jugar golf a los cinco años como una actividad que practicaba con su padre, un aficionado del deporte. Obtuvo sus primeros títulos a los seis años de edad y a lo largo de su carrera figuran dos Majors, uno en el Women’s British Open, de 2007, y el Kraft Nabisco Championship de 2008. Además, 27 torneos ganados en la LPGA, la primera latinoamericana en el Salón de la Fama del Golf Mundial en 2017 y las 158 semanas consecutivas en las que se mantuvo como la número uno del mundo, un récord que permanece intacto.
Crecer con Ochoa significó ver por primera vez a una mexicana en un cara a cara contra las mejores golfistas del mundo, como el día en el que a sus 25 años logró desbancar a la sueca Annika Sorenstam como la número uno. Ochoa ha logrado abrirle camino a otras mexicanas en un deporte practicado mayormente en Estados Unidos, Japón, Canadá o Reino Unido. La atleta mexicana ha decidido plasmar su historia en una versión actualizada de su libro Soñar en Grande (Hachette, 2025) y que ha presentado este domingo en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería
“Me gustan los retos, me gusta mucho correr. Vivo en Valle de Bravo porque me gusta la naturaleza. Ayer fui a ver mariposas, caminamos 15 kilómetros y vimos unos lugares increíbles al lado de un manantial. Mi contacto con la naturaleza es muy especial y muy importante, y por eso vivo allá, para transmitirle eso a mis hijos”, señala.
Ochoa ha decidido plasmar en su libro los pasos que la llevaron a alcanzar la cima del golf femenino, el desarrollo de su mentalidad, sus rutinas, los fracasos que marcaron su carrera y su retiro en 2010. En ese largo camino la ha acompañado su entrenador de toda la vida, Rafael Alarcón, con quien ha hecho mancuerna desde sus primeros años en el deporte.
“Yo creo que si hacemos algo solos no vale la pena. No tiene la misma alegría, ni la misma satisfacción que hacerlo con alguien más. Para mí siempre fue lo más importante, primero le dije a mi familia que quería ser la mejor del mundo, y luego Rafa me dijo ‘órale, vamos a hacer un equipo’. Después, viajando, me hice de un grupo de amigas y me di cuenta de que justo eso es lo bonito de la vida, poder compartirlo. Si lo haces sola, no vale la pena”, añade.
Ochoa dice que una de las lecciones más valiosas que le ha dejado el golf es el aprender a conocerse a sí misma y a escucharse. Admite que su experiencia en el deporte le ha ayudado en su actual faceta como madre y empresaria, dos áreas de su vida que decidió explorar cuando se encontraba en la cúspide de su carrera.
En su libro, señala que la decisión de retirarse fue un proceso, una decisión que tomó de manera consciente. “Yo siempre tuve claras mis metas y sabía muy bien lo que quería para mi vida, pero también lo que no deseaba. Una meta muy importante que me fijé desde el inicio de mi carrera [...] era retirarme como la número uno y a una buena edad para formar una familia. [...] Yo nunca jugué por dinero ni por fama, sino por una pasión”.

En el futuro, el legado de Lorena Ochoa se recordará no solo por sus hitos en el deporte. Hoy y desde su retiro, la deportista dedica gran parte de su tiempo a sus fundaciones de apoyo a la niñez, como el programa Xuntas que beneficia a 47 niñas con becas educativas y acompañamiento psicológico para abrirse camino en el mundo del golf. Ellas serán las próximas campeonas, las que llenarán las primeras planas de los diarios y las que escribirán la siguiente página del libro de Ochoa.
“Estoy segura de que la educación es la mejor manera de que una niña o niño, sin importar su origen, dificultades o cómo haya nacido, salga de ese círculo vicioso y sueñe lo que quiere alcanzar en su vida. Es mi proyecto de vida, lo que más me motiva y con lo que me levanto contenta, entusiasmada y alegre todos los días”, concluye.
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