México saca pecho de una gran incautación de metanfetamina en Sinaloa poco antes de que Trump designe a los cárteles como terroristas
Las autoridades decomisan 269 kilos de droga y otros 4.700 litros de precursores químicos en medio de la guerra entre facciones del Cartel de Sinaloa, uno de los objetivos prioritarios en la embestida del magnate republicano
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En la antesala de que Donald Trump siga apretando con otro giro de tuerca la relación con México, esta vez incluyendo formalmente en la lista negra de organizaciones terroristas a los grupos del crimen organizado, el Gobierno ha anunciado una gran incautación. Son 269 kilos de metanfetamina y otros 4.700 litros de precursores químicos para cocinar la droga. Además, el operativo ha sido en un pueblo cerca de Culiacán, la capital de Sinaloa, el estado del Pacífico que se desangra desde hace cinco meses en una guerra intestina entre facciones del crimen organizado. El anuncio, cargado de simbolismo, es otro mensaje dirigido al otro lado de la frontera.
La estrategia del Gobierno de Claudia Sheinbaum ante las embestidas de Trump, que llegan por distintos frentes, está combinando un discurso público de firmeza con una minuciosa política de comunicación que subraye cada golpe al crimen. En los últimos meses, se han sucedido casi a diario los anuncios sobre el desmantelamiento de laboratorios clandestinos de droga, detenciones de todo tipo e incautación de armas. En total, van más de 90 toneladas de drogas incautadas, casi 5.000 armas decomisadas y 10.148 personas detenidas desde la llegada al poder del Sheinbaum, según cifras oficiales de finales de enero.
La calificación de terroristas a las organizaciones de crimen organizado mexicanas, prevista formalmente para este miércoles, es uno de los capítulos más delicados de la crisis bilateral iniciada por las políticas ultranacionalistas del magnate republicano, incluida una latente guerra comercial y una agresiva política antiinmigración. Tratar a los grupos del narcotráfico como terroristas abre la puerta a una gran discrecionalidad por parte de las autoridades estadounidenses. Tanto en labores militares, de inteligencia y hasta, llegado el caso, intervenciones incluso en territorio mexicano.
De momento, la Agencia de inteligencia, la CIA, ha pisado el acelerador con los vuelos de drones no tripulados para espiar las actividades de las mafias del narcotráfico. Los vuelos no se limitan a la frontera entre los dos países, sino que se desarrollan muy dentro de México, según ha señalado un funcionario de la Administración Trump a The New York Times. Otros medios estadounidenses afirman, citando fuentes militares, que hubo al menos 18 vuelos de ese tipo durante las dos primeras semanas de la presidencia de Trump.
Una aeronave del Pentágono fue identificada el 3 de febrero frente a las costas de Sinaloa, en pleno corredor del Pacífico, una de las mayores zonas de producción de drogas sintéticas, como la metanfetamina y, sobre todo, el fentanilo. El potente opioide ha provocado una crisis de salud pública en Estados Unidos, responsable de más de 70.000 muertes al año. Es una de las mayores obsesiones de la Administración Trump y señala a México como el gran culpable.
Las Fuerzas Armadas reconocieron una semana después de aquel primer vuelo que efectivamente fue ordenado por la Casa Blanca. Poco más. “No sabemos lo que hicieron”, admitió Ricardo Trevilla, el secretario de Defensa. Por su parte, la presidente Sheinbaum suele insistir en mensaje con tono de advertencia: “que nadie se atreva a violar nuestra soberanía”. Mientras que a la vez tiende la mano a la negociación en los diferentes frentes abiertos. Trump decidió a principios de mes poner en suspenso la amenaza de imponer duros aranceles a México. A cambio, ambas partes empezaron a trabajar en unas mesas en la que todo se negocia a la vez, al estilo Trump. Los aranceles son, por ejemplo, el arma de presión para lograr concesiones en el combate al narcotráfico o la migración irregular.
En el flanco de la seguridad, la cancillería estadounidense tiene en sus manos los nombres de los grupos de narcotráfico que entraran la lista antiterrorista. En los últimos días, se han filtrado que serán seis mexicanos: el de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, el del Noreste, la Familia Michoacana, Cárteles Unidos y el del Golfo.
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