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ALEJANDRO MORENO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El “prestigioso” Alito habla de democracia y liderazgo en España

El Foro Global de Jóvenes Líderes invita al dirigente nacional de PRI, el mexicano Alejandro Moreno, acosado por la justicia y al frente de un partido destruido

Carmen Morán Breña
Alejandro Moreno se fotografía junto a una familia mexicana en Santander (España), en una imagen compartida este martes en sus redes sociales.
Alejandro Moreno se fotografía junto a una familia mexicana en Santander (España), en una imagen compartida este martes en sus redes sociales.

Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, está en España para participar en el Foro Global de Jóvenes Líderes que se celebra en Santander, donde hablará a la concurrencia “del fortalecimiento de la democracia en México”, ha dicho. También les contará el esfuerzo entre ciudadanos y partidos que ha cristalizado en el Frente Amplio, el conglomerado opositor que trata de derrotar al partido oficialista del presidente Andrés Manuel López Obrador en las elecciones de 2024.

Alito Moreno, como se le conoce, ya no es joven, y su liderazgo, alargado respecto a lo que mandan los estatutos del partido para hacer frente al proceso electoral, está ya en su fase final. Ha sido, además, un liderazgo muy cuestionado, no son pocos los correligionarios que le acusan de haber llevado al esqueleto a un partido que viene herido de muerte desde hace algún tiempo. Centenares de militantes, líderes regionales y otros prebostes abandonaron en masa el PRI a principios de julio, descontentos con la dirigencia, la enésima grieta en la que se hunde un partido con pésima fama entre el electorado.

Moreno ha publicado en redes sociales la elogiosa invitación a este foro que ha recibido de su presidente, Jacobo Pombo, quien le felicita sinceramente “por su brillante labor al frente del Partido Revolucionario Institucional, así como por su trayectoria al servicio de México”. Pombo también menciona el “prestigio personal y profesional” del líder priista. La actualidad reciente e inmediata se encarga, sin embargo, de desmentir todos esos valores. A Alito no solo no le quieren en casa, tampoco en los partidos de oposición con los que está coaligado. Este periódico ha tenido acceso a unos documentos internos en los que líderes del Partido Acción Nacional (el conservador PAN) muestran su agria desconfianza en Moreno como compañero de viaje en esta alianza contra la izquierda que gobierna el país.

Esos recelos tienen su razón de ser. Cuando Moreno perdió, con su sobrino al frente del cartel electoral, la gubernatura de su tierra natal, Campeche, y una nueva gobernadora subió al poder, comenzaron a salir oscuros manejos de toda índole que manchaban la imagen del priista, quien, además, tiene expedientes abiertos en la Fiscalía federal y la estatal por tráfico de influencias, desvío de fondos federales, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y fraude fiscal, lo que el acusado achaca a una cacería política contra él.

Acosado por la justicia, no le queda más remedio que mantener su fuero político y sus buenas relaciones con quien más daño le puede hacer, el partido en el Gobierno. Esa es la razón de que los conservadores desconfíen de una alianza con él, traicionados como se sienten por sus virajes políticos. Hace un año, Alito convenció a su partido para presentar una iniciativa que dejaba en la estacada al PAN y al PRD, sus socios de la oposición, y que le hacía el juego legislativo al partido gobernante. Ese gesto casi le cuesta la salida de la alianza opositora, pero el PRI y el PAN se necesitan en una u otra medida y las aguas volvieron a sus cauces. Recientemente, cuando la oposición definía en un proceso interno quién sería su cabeza de cartel para la presidencia de México en 2024, Moreno dejó caer de la noche a la mañana a su propia candidata, una mujer de larga trayectoria y buena fama en el PRI, Beatriz Paredes, y apoyó a la aspirante del PAN, Xóchitl Gálvez, abortando un proceso que no había llegado a su fin, le faltaba una votación entre simpatizantes. Los críticos señalaron que detrás de esta jugada estaba de nuevo la necesidad del priista de sobrevivir ante un contexto adverso, no solo en lo político, también en lo personal.

Este viaje a España del líder tricolor encuentra ya en los medios de comunicación la esperable chanza por lo que tenga que decir Moreno sobre democracia y jóvenes liderazgos. Si el PRI pasa los peores momentos de su historia, penalizado como nunca en las urnas, se debe a una trayectoria de dictadura perfecta en México, plagada de oscuros cacicazgos a pie de calle y en las dirigencias de la que el país no acaba de salir, pero que execra con fuerza.

Los jóvenes dirigentes que participen en este foro podrán sacar aprendizajes de Moreno y de otros líderes, por lo menos, que no es fácil emprender un camino cuando, quienes te precedieron, se resisten a dejar paso, si es que no ponen piedras en el trayecto. Incluso quienes pueden exhibir mejores cartas de pasados liderazgos y gobiernos que la de Alito, son ahora cuestionados por su resistencia a bajarse del podio de honor para que suban otros u otras, llevando a sus partidos al límite de la paciencia. Bien lo saben en España.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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