La cadena de errores detrás del caso de la pareja que abandonó a su bebé en Tultitlán
Lucio y Diana, de 18 y 21 años, se deshicieron de un recién nacido tras un aborto. La Fiscalía del Estado de México los investiga por poner en riesgo la vida del niño
![El momento del abandono de un bebé, en Tultitlán.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2PUNDND4RFDJJL7BPUGSITQQEI.jpg?auth=cb9f192a167e3b6d68f7d5cc8e8772a97d5567deb6ed6aceeb7d713a083658bc&width=414)
![Beatriz Guillén](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fc3b27136-3746-4600-a1cf-84931054abd1.jpg?auth=7e2c7b39e4ac6512b7d1168cbfbfc31b91e019bdd28cfe16e1478026e4bee510&width=100&height=100&smart=true)
No pasa con tanta frecuencia en un México lleno de muertos: un caso sin fallecidos ni desaparecidos ha conmocionado al país. El escándalo comenzó el martes cuando empezó a circular un video en el que se observa a un chico de gafas y pelo rizado sacar de su mochila una bolsa de plástico, mirar hacia los lados, dejarla en el suelo frente a una vivienda y, finalmente, alejarse. Dentro había un bebé, sin tapar, todavía con la placenta. Fueron sus sollozos los que alertaron a los vecinos, que llamaron a una patrulla. La policía trasladó rápidamente al recién nacido a un hospital en Tultitlán (Estado de México). El bebé, prematuro, está “con signos vitales estables y en buenas condiciones físicas”, según han confirmado este jueves los servicios de salud. Con el niño a salvo, el foco ha pasado a sus padres: Lucio, de 18 años, y Diana, de 21, ambos investigados ahora por la Fiscalía mexiquense por poner en riesgo la vida del bebé. Detrás de su caso, toda una cadena de errores.
El video de Lucio colocando la bolsa con su hijo al lado de un coche desató la furia en redes sociales. Los medios de comunicación saben el poder de un enfado viral y compartieron una y otra vez las imágenes, en ocasiones acompañadas de emoticonos de enojo o con el hashtag de “indignante”. El público pedía la cabeza del adolescente. Las imágenes llegaron el martes en la noche a la madre de Lucio, Dulha Utrera: “Lo vi, me impacté, entré en estado de shock y pánico, se lo envié a mi esposo, y él me preguntó qué íbamos a hacer y le dije: ‘Denunciarlo”. La mujer convenció a su hijo de entregarse para “que se hiciera responsable de sus actos”: “Yo le dije que era su deber, que no fuera cobarde”.
Pero la entrega, relata Utrera, no fue fácil. La familia se presentó en dos sedes distintas de la Fiscalía de México para tratar de hablar con algún ministerio público y en ninguno los recibieron. “Yo veía las redes que decían ‘¡está prófugo!’, y yo pensaba: ‘Pero si yo lo encontré, yo lo tengo, y nadie me lo quiere recibir”, ha contado la mujer en varias entrevistas a cadenas de televisión. Utrera y su marido estuvieron horas esperando a la patrulla para que llegara a donde sabían que estaba Lucio. Y a las dos de la mañana, todavía en el Centro de Justicia para las Mujeres, ubicado en Cuautitlán Izcalli, grabaron cómo un funcionario de la Fiscalía se negaba a atenderlos.
En un comunicado, la dependencia ha explicado que ese ministerio público estaba en ese momento tomando declaración a Diana, quien había denunciado a Lucio por abandono del niño, y que por esa razón no pudo atenderlos. También recalca que el muchacho no estaba presente en la Fiscalía. Utrera finalmente acompañó a Lucio a entregarse en la Fiscalía de Ciudad de México. “Mi intención desde el principio ha sido que mi hijo pague lo que hizo”, ha reiterado la mujer, que explica que está dando entrevistas para evitar que ella y sus otros hijos sean linchados, puesto que ya han recibido amenazas por redes sociales.
El muchacho no vivía con Dulha Utrera desde julio, cuando se fue a vivir con su novia, Diana, a la casa de la familia de ella. Entonces, Lucio tenía todavía 17 años. En el mismo momento dejó la escuela y su casa, lo que disgustó profundamente a su madre, quien cortó comunicación con él durante meses. Había sido recién en el último mes cuando el adolescente había regresado a comer algunos días a su casa. Su madre lo había visto “cabizbajo y muy descuidado”, aun así él le aseguró que estaba bien, solo preocupado porque no tenía trabajo. Lo siguiente que supo Utrera de él fue el video en el que abandona a su bebé.
Antes del video
Una conversación filtrada entre los dos jóvenes revela parte de lo que sucedió el martes. Alrededor de las cinco de la tarde, mientras trabajaba en una pastelería, Diana sufrió un aborto. La familia de Lucio asegura que fue premeditado y que la joven había tomado pastillas para interrumpir el embarazo. Hace apenas dos meses que el aborto fue despenalizado en el Estado de México para las primeras 12 semanas de gestación. Sin embargo, Diana llevaba más tiempo embarazada; ni la Fiscalía ni la familia han especificado cuántos meses tiene el bebé.
La joven escribe a su novio explicando que está dentro del baño y que no para de sangrar, también escribe sorprendida que el niño “está formado” y que “se mueve”. “Dios mío, ¿qué hago? ¿Dónde lo tiro?”, teclea Diana, que cuenta que lo ha echado “en una bolsa”: “Tenemos que tirar esto”. En otro punto de la conversación, la joven, que ya tiene otro hijo, reconoce estar muy asustada: “Amor. Aún se mueve. Tengo tanto miedo. Dios mío. No puedo. Esto está muy mal. Tíralo en algún canal, no sé”, escribe Diana. “Ya no lo veas amor, ya no le prestes atención. Ahorita que vaya para la casa lo tiro. Y no lo volverá a ver”, contesta él. “Me siento muy mal, Luc”, dice ella. “Nos sentimos”, responde Lucio, “sé que está mal esto, pero no había otra forma, o lo teníamos o no lo teníamos”.
En México, nacieron en 2023 más de 100.000 niños cuyas madres eran menores de edad y, en total, el 37% de las mujeres que tuvieron hijos tenían menos de 24 años. En el país, las organizaciones civiles insisten en la falta de educación sexual entre los adolescentes. La conversación del martes entre Lucio y Diana se extendió mientras preparaban cómo sacar al bebé (”es que no amor, por la taza [del váter] no se va a poder”). Finalmente, el chico recoge al niño en una mochila, dentro de una bolsa de plástico azul, y termina abandonándolo en una calle. Ella se queda limpiando el baño de una pastelería lleno de sangre.
Ahora ambos están investigados por la Fiscalía, que todavía no ha anunciado detenciones formales. “El pánico los invadió, los hizo tomar malas decisiones, no se estaban cuidando ni de si había cámaras”, dice Duhla Utrera, “pero aquí hay dos responsables y una víctima, que es ese bebé que está en el hospital”. El recién nacido se está recuperando en el Hospital de Alta Especialidad del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en Tultitlán. Su bienestar es ahora, apunta Utrera, la prioridad.
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