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España se seca

La Axarquía pierde su oro verde

La comarca malagueña, la mayor productora de aguacate en Europa continental, se enfrenta a un año sin cosecha si no llueve en septiembre

El agricultor Paco Fortes posa junto al aguacatero que plantó su padre hace 40 años en la Axarquía.
El agricultor Paco Fortes posa junto al aguacatero que plantó su padre hace 40 años en la Axarquía.EDP

La Axarquía malagueña parece una selva, con extensos campos verdes repletos de árboles de aguacate a ambos lados de la carretera. En las montañas donde hasta los años cincuenta reinaban cosechas de secano como la uva pasa, el olivo y el almendro, ahora se concentra la mayor producción de aguacate de Europa continental, con 1,5 millones de árboles repartidos en unas 7.000 hectáreas. Mientras este verano Málaga se muere de sed, con los peores registros de lluvia de los últimos 15 años, el profesor de investigación en el CSIC Iñaki Hormaza advierte de que el cultivo de esta fruta subtropical “desaparecerá” si no se dan “soluciones contundentes a la escasez de agua”. Paco Fortes, un agricultor de 23 años de la zona, alerta de que “si no llueve en septiembre será una catástrofe”. La economía local observa con preocupación el problema. Junto al turismo, el oro verde es la principal fuente de ingresos.

Un árbol de lichis da la bienvenida a Benamargosa, una localidad de 1.500 habitantes en la que, según Fortes, “todo el mundo vive de los aguacates”. Él regenta la empresa BemaTropik y en sus 10 hectáreas de finca hay ahora cuatro sin producción. “Hace dos años recogimos 25.000 kilos. El año pasado ya bajamos a 5.000 y este año podemos quedarnos sin producción”, asegura. El agricultor cuenta que la gente está desesperada. “El otro día vino a mi almacén un hombre mayor y me dijo que en 70 años no había visto una ruina como esta”, relata.

La sequía golpea la Axarquía desde hace cuatro años, cuando el embalse de la Viñuela empezó a secarse. Era la principal vía para el regadío del cultivo de aguacate y ahora está al 9% de su capacidad. Desde el CSIC, Hormaza explica que se ha hecho una planificación del uso del agua sin tener en cuenta el cambio climático. La Junta de Andalucía ha declinado dar declaraciones sobre la política de gestión agrícola de la comunidad.

Además de la presunta mala gestión del agua, el Seprona denunció en mayo la existencia de 250 pozos ilegales en la Axarquía, que afectan gravemente a las reservas de los acuíferos de la región y han causado un daño de 10 millones de euros al erario público.

En la parcela de Fortes, hay una montaña de hojas secas y troncos. “Esta es la tala que hicimos ayer de un aguacatero”, lamenta. Estos árboles se riegan cada dos días durante 40 minutos. “Necesitan tanta agua porque tienen raíces muy grandes a menos de un metro de profundidad y el sol seca toda la humedad de la superficie, por lo que necesitan beber aún más”, aclara. Un kilo de aguacates requiere 400 litros de agua, según el científico del CSIC. “¿Parece mucho? Pues un kilo de carne de vaca consume 15.000″, afirma.

El Valle de Benamargosa cambió el secano por el limón. Con la caída de precios de este cítrico, en los sesenta se empezó sustituir por el aguacate. Sin embargo, Fortes no tiene en el horizonte sustituir su plantación. Hormaza apunta: “Volver al secano implicaría un abandono de la tierra y una emigración de la población rural”.

La Axarquía es el mejor lugar para el cultivo del aguacate por el clima. “Estos árboles no sobreviven al frío del invierno europeo”, explica el investigador. Considera que no es viable volver al secano porque este depende del agua de lluvia. “Aquí no llueve de abril a octubre”, dice. Fortes asegura que, ante la falta de agua, el aguacate ya pierde protagonismo y que los agricultores intentan darle salida a otras frutas subtropicales como el mango, la pitaya, el maracuyá o el lichi porque resisten mejor la falta de agua. En España, el aguacate también se cultiva en algunas zonas de Cádiz, Huelva, Granada y en el norte de manera muy concentrada en partes de Asturias y Galicia.

El río Benamargosa lleva seco dos años y Fortes lo atraviesa sin problema con su Volkswagen Caddy blanco para llegar a otra zona de la finca. El árido caudal es ahora una carretera y en ella se cruzan los vehículos de otros agricultores del pueblo. Fortes los saluda. “Aquí nos conocemos todos”, comenta alegre.

Los aguacates se caen de los árboles por la falta de riego.
Los aguacates se caen de los árboles por la falta de riego.edp

El agricultor detalla que sus tierras siempre han tenido como mínimo dos trabajadores encargados de cuidar el campo. “Este año lo hacemos todo entre mi primo y yo, hemos tenido que recortar mano de obra”. Además, comenta que casi todos sus amigos se dedican a labores en el campo y que ahora la mayoría están en paro.

La pérdida de empleo es una de las consecuencias económicas y sociales desfavorables a raíz de la sequía. También lo es la ausencia de oferta y demanda. José Damián Ruiz, profesor de Geografía en la Universidad de Málaga, indica: “Estamos ante una situación de sequía socioeconómica”. Esta se da cuando al menos un sector se ve afectado por la escasez de agua en una región concreta, según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.

En el municipio de Vélez-Málaga, en el corazón de la Axarquía, se sitúa el mercado de mayoristas de frutas subtropicales y el aguacate es el producto más codiciado. Una trabajadora del mercado que no quiso dar su nombre por temor a represalias, alerta de que notan desde hace meses que la producción ha caído notablemente y que al mercado llega mucho menos género. “El agua es vida, en esta comarca dependemos de ella”, afirma. En el último año con una buena cosecha, en 2020, se generaron, gracias al aguacate, unos beneficios que rondaban los 200 millones de euros.

Hormaza propone soluciones. En primer lugar, el investigador apuesta por los portainjertos: “Se trata de crear variedades: aguacates clonados naturalmente adaptados a esta zona y que requieran de menos agua para sobrevivir”. Pero advierte de que es un trabajo a largo plazo que requiere entre 20 y 30 años. El segundo remedio pasa por mejorar los sistemas de riego: “A través del control del campo con drones e imágenes satélites. También por medio de un sistema que funciona con sensores para que el árbol reciba el suministro que necesita y no más, porque actualmente se desperdicia mucha agua”.

Por último, el experto valora aumentar la productividad por hectárea con menos riego. “La huella hídrica se puede reducir mediante la poda y la polinización, como implantar colmenas para imponer la presencia de abejas de miel”.

Pero, ¿quién debe tomar la iniciativa para impulsar estas soluciones?. El investigador asegura que en otros países es el Estado el que interviene y que en la Axarquía debería ser la Junta de Andalucía. “Hay muchos intereses contrapuestos como el precio del agua, que sería más elevado y esto es un obstáculo”, remata.

Paco Fortes camina entre ejemplares de árboles de aguacate totalmente secos.
Paco Fortes camina entre ejemplares de árboles de aguacate totalmente secos.

El agricultor explica que algunas soluciones como los portainjertos y cuidar las estrategias de polinización ya se están llevando a cabo en algunas fincas, incluida la suya. Pero sostiene que otras son inviables porque “requieren recursos costosos” y son a “muy largo plazo”. En mayo, el Gobierno anunció que asumirá la construcción de una desaladora en la Axarquía, pero su puesta en marcha no sería una realidad hasta 2026 o 2027.

Fortes contempla el primer aguacatero de la finca que plantó su padre con 17 años en 1983, ahora, 40 años después, teme que va a tenerlo que talar.

Este trabajo forma parte de un especial sobre la sequía realizado por los alumnos de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Consulta aquí más información sobre el máster.

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