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Planes caseros con niños: trabajar la paciencia con plastilina y pegatinas

Este tipo de manualidades ayudan a tu hijo a desarrollar la creatividad, la concentración y a trabajar la motricidad fina

Una niña juega con plastilina en su habitación.
Una niña juega con plastilina en su habitación.Pexels

Puede que nuestros niños y niñas se hayan montado (sin querer) en el carrusel de ritmos rápidos que llevamos las familias para atender el día a día. Corriendo del trabajo al cole, del cole al parque, del parque a comprar, de comprar a poner emails y a correr y a correr. Para la maestra de Infantil y Primaria, Montse Durán, conocida en redes sociales como Maestra con clase, esto también se ve reflejado en nuestros niños. Ellos quieren conseguirlo todo de forma rápida, y parece que viven impacientes y ansiosos por obtener aquello que desean de manera inmediata. Es por eso que cuando algo no pueden hacer y obtener al instante se frustran y enfadan.

“Tenemos que ayudarlos desde bien pequeñitos a que desarrollen su autocontrol y que sean capaces de esperar. La espera hace que sean capaces de prever y pensar a largo plazo”, dice Montse Durán, que afirma que es indispensable trabajar la paciencia con ellos. “Podemos usar algunos trucos sencillos como mostrarnos en calma ante su impaciencia, esperar un poco antes de atenderlos o realizar trabajos en equipo”. El juego es un buen aliado para el aprendizaje (casi el mejor) así que la plastilina y las pegatinas les permite a los niños ser niños (juguetones y exploradores) bajando el ritmo frenético habitual y disfrutar de manera paciente a la vez que utilizan sus sentidos y habilidades.

La educadora infantil Laura Rodríguez, conocida en redes sociales como ColorinCorado, asegura que la plastilina, al ser un material no estructurado, “ayuda a los más pequeños a desarrollar la creatividad, la concentración y a trabajar la motricidad fina”. La maestra Montse Durán afirma que como la plastilina y las pegatinas requieren concentración esto les puede suponer una gran motivación. Manifiesta que la plastilina es calmante y terapéutica: “El simple hecho de aplastar, rodar y modelar una masa blanda y con una textura suave hace que se relajen y puedan disminuir su estrés a la vez que liberan energía extra, mejoran el enfoque y la concentración y alivian la tensión”, afirma Montse Durán. Estos materiales les sirven también para desarrollar habilidades motrices finas. “Trabajan la coordinación óculo-manual y sobre todo, por las posibilidades de crear personajes, decorar las casas, recrear paisajes, estos materiales desarrollar de manera estupenda la creatividad”, asegura Durán.

Laura Rodríguez expone: “Al principio se les puede proponer un juego manipulativo libre donde experimentar con el material. Después con la plastilina se pueden introducir algunas herramientas para cortar, para estampar, o moldes para montar figuras”. En posteriores sesiones se le pueden sugerir retos para hacer figuras e incluso darles una imagen que reproducir. Rodríguez cuenta que ha llegado a utilizar la plastilina a modo de ficha en un bingo infantil, todo es cuestión de imaginación. Con las pegatinas sucede igual: “En una primera sesión se pueden ofrecer para una manipulación libre y que el tamaño de las mismas sea grande. Podemos añadir complejidad disminuyendo el tamaño de las pegatinas y ofreciendo actividades como hacer seriaciones, clasificaciones, seguir un patrón o montar una figura”, dice Rodríguez.

Para la educadora infantil a pesar de que ambos materiales pueden estar más enfocados para el trabajo de la motricidad fina, también hay varias opciones de trabajar la motricidad gruesa. “Por ejemplo, les podemos decir que peguen pegatinas de colores por el suelo y luego pedirles que pisen solo las rojas, que salten sobre las verdes, que se agachen en las amarillas”, propone. Con la plastilina también es posible hacer este tipo de actividades y además nos ofrece la posibilidad de trabajar el tacto. “Por ejemplo, nos ponemos descalzos y vamos pisando montoncitos de pasta según su color: pisamos los verdes, pisamos los amarillos. También podemos trabajar el impulso con la mano lanzando trozos con la finalidad de pegarlo en una superficie vertical o en una diana. Todo es cuestión de imaginar, experimental y explorar.

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