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Lorena García, presentadora: “De cómo se gestione mentalmente la maternidad dependerá nuestra supervivencia”

La también madre de dos hijos publica su primer libro, ‘Claves para una maternidad estoica’, un relato en primera persona en el que cuenta cómo la mejor recompensa es que ellos aprendan a responder con firmeza a los problemas que les plantee la vida

Lorena García Díez Antena 3
Lorena García Díez es presentadora de televisión, madre de dos hijos y ahora autora de 'Claves para una maternidad estoica'.

Lorena García Díez (Guadalajara, 42 años) es periodista y presentadora de televisión —copresenta Espejo Público de Antena 3—, madre de dos hijos y ahora autora de Claves para una maternidad estoica (Libros Cúpula, 2024). En las páginas de su primer libro narra su experiencia como progenitora, las dificultades de la conciliación y cómo ella ha conseguido llevar un estilo de vida basado en el autocontrol de los pensamientos para poder sobrellevar las emociones desbordantes. Para ello tira del estoicismo: “Para poder sacar provecho de nuestra perfecta maternidad y darle la vuelta a la tortilla”, subraya.

“La espina dorsal del libro es la filosofía estoica —para alcanzar la ansiada felicidad, los estoicos cuentan con dos ingredientes: la virtud y la ataraxia, conocida también como tranquilidad—, aplicada en este caso al hecho de ser madre”, explica García. ¿Esto qué quiere decir? “Entre las técnicas que usaban para poner al límite su mente era someterse a retos extremos”, ejemplifica. “En definitiva, lo que hacían era llevarse al extremo para entrenar la mente en la resolución de determinadas situaciones de la mejor manera posible. Y es que según cómo gestionemos mentalmente nuestra maternidad, dependerá en buena medida nuestra supervivencia”, relata la presentadora. Algunas de sus rutinas diarias que menciona en el libro son: hacer ejercicio en ayunas, lo que le sirve para vencer la pereza y empezar el día con cierta sensación de deberes cumplidos; analizar diariamente la respuesta a determinadas situaciones complicadas durante la jornada, para ello se sienta en la cama con sus hijos unos minutos antes de dormir y les pregunta si son felices y les dice que les quiere; y no se deja llevar por las emociones, en los días agotadores, asegura, evita descargar su cansancio o desgana con sus hijos.

PREGUNTA. Otro libro más sobre maternidad, ¿qué aporta el suyo?

RESPUESTA. Bueno, no es otro libro más. Es un relato en primera persona, de mi forma de entender y vivir la maternidad observada, efectivamente, desde el punto de vista del estoicismo, ¡eso lo hace único! El estoicismo es mucho más que una corriente filosófica, es una forma de vida. Yo aplico mucho de la doctrina estoica en mi día a día y eso implica también mi forma de llevar la maternidad.

P. ¿Y lo ha conseguido?

R. Estoy en el camino. Los estoicos se sometían cada día a un pequeño autoexamen, hacían balance de cómo de acordes habían sido sus actitudes a la filosofía que seguían. El aprendizaje, el ensayo error de los principios estoicos, forma parte de la doctrina en sí misma. Equivocarse, actuar de forma contraria a los principios estoicos, o de forma distinta a como te gustaría, es parte del aprendizaje. Y es fundamental que nos permitamos fallar. Hay que huir del intento de perfección.

P. Las redes sociales están llenas de vídeos de humor que comparan las grandes diferencias entre cómo se educaba hace 40 años, 20, 10 y ahora. ¿Qué cree que se ha perdido y qué se ha ganado?

R. Quizá hemos perdido tiempo, en cuanto a cantidad, en el día a día. Yo soy nacida a principios de los ochenta y tenía la suerte de tener a mi madre en el desayuno, comida, merienda y cena. Yo no paso tanto tiempo —cantidad— con mis hijos, pero sí soy mucho más consciente de lo importante que es el tiempo de calidad. Para mí es lo crucial ahora mismo. A lo mejor no estoy tantas horas al día con mis hijos como estaba mi madre con mi hermano y conmigo, pero el que estoy con ellos intento que sea de una calidad total y siendo además muy consciente de cómo quiero que se sientan; queridos, escuchados, acompañados, comprendidos… Creo que hemos ganado sensibilidad y sentimiento en la maternidad. Yo les digo “te quiero” a mis hijos varias veces al día. Otra mejora importante en mi día a día es la corresponsabilidad. Mi padre, por trabajo, estaba menos presente, la carga estaba, por lo general, en mi madre. Ahora en mi casa está mucho más repartido y eso es fundamental.

P. Educar con estoicismo debería ser remunerado con una paga especial, ¿no cree?

R. Me doy por satisfecha con evitar que cualquier contratiempo del día a día se convierta en un drama y la mejor recompensa es que mis hijos desarrollen, por imitación a sus padres, esa capacidad de responder con firmeza y serenidad a los problemas que les plantee la vida. Frente a la frustración ante la maternidad, que es un mal habitual hoy en día, entereza.

P. ¿Qué es para usted lo más difícil de ser madre?

R. Cabalgar con la culpa a cuestas y mantenerla a raya. Quitarme esa sensación de fallarme a mí y a mis hijos y tener la sensación de no llegar a tiempo a todo lo que querría. Afortunadamente, el estoicismo también ayuda a luchar contra eso y estoy en ello. Las herramientas básicas son delegar y pedir ayuda. Cuando conseguimos normalizar eso y ver los beneficios que supone para nosotras, pero también para los niños y la relación familiar, la culpa disminuye.

P. ¿Alguna vez se ha arrepentido de ser madre?

R. Arrepentirme, no. Como cuento en el libro, mi primer embarazo parecía un imposible. Deseaba ser madre por encima de todo y fue un proceso durísimo que cuento con detalle con el deseo de que ayude a otras personas en mis mismas circunstancias. Pero es verdad, y es humano, que en las noches eternas sin dormir, en las tardes de estrés con los niños persiguiéndote de pataleta en pataleta, tengas cierta nostalgia de esos años en los que todo el tiempo era para ti. Sin embargo, esa sensación se pasa con una mirada, un abrazo o un beso de tus hijos. No hay amor más brutal que el que sientes por ellos y, en mi caso al menos, eso lo compensa todo.

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