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Helena Escalada, presidenta de la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar: “La decisión de acoger debe ser de toda la familia”

Esta médica y madre de acogida desde hace más de una década explica que este proceso requiere de una buena formación e información, en el que también es importante estar en contacto con otros padres de acogida para superar miedos y enfrentarse a las posibles dificultades

Los hermanos de acogida son los que más comparten y a los que más les varía su día a día.
Los hermanos de acogida son los que más comparten y a los que más les varía su día a día.Catherine Falls Commercial (Getty)

El acogimiento familiar es la herramienta que permite que los niños, niñas y adolescentes en estado de vulnerabilidad cuenten con una experiencia familiar positiva. En este sentido, existen diferentes modalidades. Este puede ser de cinco tipos: permanente (tiempo de estancia indeterminado), temporal (hasta los dos años), de urgencia (hasta seis meses, casi siempre son bebés), especializado (para niños con necesidades especiales) y, por último, familias colaboradoras (acoger los fines de semana, durante un curso escolar, en las vacaciones de verano).

A 31 de diciembre de 2021, últimas cifras oficiales del Boletín de datos estadísticos de medidas de protección a la infancia y la adolescencia del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, las Administraciones autonómicas habían asumido la tutela de 35.000 menores tras determinar que sus hogares de origen no podían darles los cuidados que necesitan. Más de 16.000 niñoas están pasando su infancia en un centro, y alrededor de 18.000 viven en casas de acogida.

Helena Escalada (Pamplona, 39 años) es la presidenta de la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar (ASEAF), asociación que contribuye cada día a esta transformación del sistema, de manera que les permita cumplir con el compromiso reconocido por el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas de que todo niño y niña pueda vivir en una familia. “Aunque en el último año se están impulsando nuevas modalidades de acogimiento familiar, como es el especializado o el de familias colaboradoras, claramente hay una gran falta de información y recursos dedicados a esta modalidad de protección”, señala la también médica de familia del Servicio de Salud de Navarra y madre de acogida desde hace más de una década.

PREGUNTA. En España hay miles de niños, niñas y adolescentes en acogimiento residencial, ¿qué es el acogimiento familiar?

RESPUESTA. A diferencia de lo que ocurre en la adopción, en el acogimiento familiar los menores mantienen el contacto con su familia de origen, siempre y cuando se establezca que estas visitas supervisadas por la Administración son convenientes para ellos. De hecho, son encuentros que disfrutan y les van acompañando en su crecimiento, y en los cuales pueden resolver dudas y sentirse queridos. El acogimiento familiar es una realidad prácticamente desconocida para la gente en general. Lo sé porque cuando yo lo cuento, prácticamente el 100% de las personas se sorprenden. Lamentablemente, el número de ofrecimientos no aumenta y hemos analizado las causas: está claro que es una opción desconocida para la sociedad y muchas veces llena de prejuicios y miedos. Además, faltan más profesionales especializados para abordar con eficacia su complejidad.

P. ¿Es un proceso complicado? ¿Se necesita formación?

R. Para convertirse en acogedor, la Administración autonómica, que es la que tiene la competencia transferida en este caso, se asegura de que las personas que se ofrecen para acoger sean las adecuadas. Para ello, llevan a cabo un proceso de análisis de idoneidad que suele durar entre cuatro y nueve meses, dependiendo de la región. Es importante que las personas que estén pensando en convertirse en acogedores se informen y, sobre todo, se formen. Deben tener en cuenta que los menores que han sido separados de sus familias de origen han vivido una situación dura que necesita ser elaborada. En este sentido, las asociaciones de familias de acogida en cada comunidad autónoma facilitamos este proceso de información, formación y acompañamiento a todos aquellos que quieran convertirse en acogedores o que, una vez que ya lo son, pueden encontrar en otros respuestas y soporte ante situaciones que muchos de ellos ya han vivido.

P. ¿Cómo ha cambiado en los últimos años el acogimiento? ¿Hay algún perfil concreto de familia acogedora?

R. Se buscan personas que comprendan la medida del acogimiento y tengan unos ingresos económicos estables, dadas las limitadas ayudas y apoyos que se otorgan. Hay todo tipo de familias de acogida: monoparentales, biparentales con o sin hijos, homoparentales, reconstituidas… Pero nos parece más importante señalar el perfil humano o de personalidad, que es el que sí distingue a todos aquellos que deciden hacerlo. Según varios estudios, se ha determinado que el 81% de los acogedores pertenecen a la categoría denominada pioneros, personas que cuentan con un fuerte compromiso por mejorar la sociedad, sin miedo al cambio, optimistas, flexibles, tolerantes y pacientes. Y, eso sí, con una gran capacidad para dar cariño, priorizar el bienestar del niño o niña acogido y trabajar en equipo. Como presidenta de la asociación estatal tengo la suerte de ser testigo de decisiones que te alegran especialmente. Por ejemplo, la de una familia con un hijo biológico de ocho años que acoge a un chaval de tres con discapacidad o esa familia de urgencia que lleva atendidos a más de 20 bebés y mantiene relación con muchas de sus familias actuales…

P. ¿Qué significa para un menor ser acogido por una familia?

R. Amor, mucho amor. Partimos de menores que han sufrido el desamparo y una grave falta de cuidados, para los que integrarse en una familia implica tranquilidad, estabilidad, atención… Aunque es verdad que todo esto va acompañado por su parte de una lógica desconfianza, miedo a no ser aceptados, desconcierto ante determinadas situaciones, aceptación de nuevas reglas y una capacidad de adaptación a un montón de situaciones que les supone un grandísimo esfuerzo. Las familias de acogida tenemos que formarnos muy bien y aceptar que hay muchos comportamientos de ese niño o niña que no vamos a entender y, en algunos casos, algunas heridas que no podemos curar, por mucho amor que les demos. Pero confiamos en que todo lo que les ofrecemos contribuya a acompañarles y ayudarles para que puedan crecer felices superando esas graves circunstancias vividas en su infancia.

P. ¿Es normal que un menor en acogimiento familiar luego se quede a vivir con esa familia?

R. Sí, es relativamente común que un niño, niña o adolescente que ha vivido en acogimiento familiar se quede finalmente a vivir, de manera permanente, con la familia de acogida. De hecho, 6 de cada 10 acogimientos son permanentes; es decir, que no se prevé en el medio largo plazo el regreso del menor acogido con su familia; solo dos de cada diez están en la modalidad de temporal, y regresan con su familia antes de dos años. En ocasiones, las propias autoridades plantean la posibilidad de que el acogimiento se convierta en una adopción, siempre y cuando todas las partes implicadas estén de acuerdo.

P. ¿Cómo vive un hijo biológico el acogimiento por parte de su familia de otro menor?

R. La decisión de acoger debe ser de todos los miembros de la familia. De hecho, los hermanos de acogida son los que más comparten y a los que más les varía su día a día. Es fundamental apoyarles y acompañarles ante la nueva situación. Es obvio que la incorporación de un nuevo miembro a la familia conlleva cambios profundos, pero es similar a cuando nace un nuevo hermano. Pero las reacciones de los hermanos dependen de su propia personalidad, el lugar que ocupen dentro de la familia, su compatibilidad, edades, madurez… En cualquier caso, la mayoría coincide en afirmar que a ellos el acogimiento les ha permitido ver la vida de otra manera y entender la importancia de la familia y el amor incondicional.

P. Muchas veces hay miedo a acoger un menor, ¿qué le diría a una familia que va a acoger por primera vez?

R. Que se informen bien, se formen y sobre todo que se dejen acompañar por otras familias que ya tienen experiencia en acoger. Desde las asociaciones de familias de acogida tenemos más que comprobado que, además del acompañamiento de la Administración y las entidades, el estar en contacto con otras familias de acogida es una ayuda muy potente a la hora de superar miedos, enfrentarse a las posibles dificultades y solucionar las dudas que van surgiendo. En ASEAF siempre facilitamos el contacto con alguien cercano y con experiencia que pueda informar y ayudar.

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