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Adoptar un niño y acoger su historia familiar

Hacerlo implica asumir el largo tiempo de espera, alrededor de seis años, hasta que el niño llega al hogar de los adoptantes y aceptar su bagaje vital anterior

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Los años de espera, alrededor de seis, es lo más complicado de asumir por parte de las personas que deciden adoptar un hijo. Durante ese tiempo, hay lugar para cambios personales en las personas que solicitan la adopción que suelen dar paso a la desesperanza. Cada vez son menos los niños y jóvenes que necesitan adopción. En la actualidad, la media de adopciones nacionales e internacionales en España es de 600. En el año 2001, hubo 1075 adopciones nacionales y el pico de las internacionales tuvo lugar en 2004, con 5.541 niños adoptados fuera de las fronteras españolas, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.

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La infertilidad es la mayoría de las veces la causa por la que se decide adoptar un hijo. “Tras un tratamiento para intentar tener hijos biológicos que no da resultado se opta por la adopción, que suele decantarse por la de un recién nacido o bebé con el fin de vivir todas las etapas vitales del niño. No obstante, algo que es común en todos los niños adoptados, independientemente de su edad, país o familia de procedencia es la herida del abandono, que siempre tiene alguna repercusión que se puede manifestar de diferentes formas y que los padres tendrán que ayudar a gestionar”, explica Benedicto García, coordinador general de la Federación de Asociaciones de Adopción y Acogimiento, CORA y padre adoptivo de dos hijos.

La integración de la identidad de los niños adoptados forma parte de su vida. “Todos los niños adoptados necesitan en algún momento conocer sus orígenes para construir su identidad. Es la forma de sanar parte de esa herida. De forma que hay niños que buscan un reencuentro y un contacto más estrecho con su familia de origen y otros que solo precisan saber sus nombres. Lo más complicado llega tras la llegada de los niños. Suelen tener dificultades de aprendizaje y de integración social. Todos llegan con la mochila de su vida anterior y es muy complicado gestionar su adaptación, porque se suelen sentir en tierra de nadie y discriminados por su color de piel o procedencia”, explica Benedicto García.

Cuando los niños adoptados se convierten en personas adultas tienen circunstancias vitales específicas. “A lo largo de nuestra vida, nos encontraremos con dificultades y dudas que otras personas no tendrán, como puede ser preguntarnos por nuestra familia biológica, ¿a quién nos parecemos? También puede que surjan diferentes dificultades, tanto de aprendizaje como sociales, que pueden ser consecuencia de diversos factores que no se han podido controlar, principalmente el abandono, independientemente de cuándo y cómo se haya producido. Es algo que siempre se va a quedar con nosotros y que en ciertos momentos resurgirá. Otros factores son el vínculo establecido con las personas que te han cuidado los primeros días, meses o años de tu vida o la adaptación a la familia adoptiva. Como adulta adoptada me gustaría recalcar que la adopción no se termina nunca, ni es algo que debamos superar, ya que forma parte nuestra persona. Se trata de un aprendizaje continuo que debería implicar también la comprensión de la sociedad”, comenta Vandita García Garrido, joven de 22 años adoptada en Bombay (India) cuando tenía un año y colaboradora de la asociación Apananá, http://apanana.es/ que presta servicios de postadopción y acogimiento familiar.

Pasos y recomendaciones para adoptar un niño/a

Los procesos de adopción son competencia de los servicios sociales de cada una de las comunidades autónomas. Cada una tiene su proceso y regulación específicos, aunque existe un criterio general que incluye:

Una cita para una primera sesión informativa en los servicios sociales de la comunidad autónoma que corresponda a los candidatos de la adopción. En esta reunión se explican con claridad las dificultades que tendrán que vivir los adoptantes, como los largos tiempos de espera o el hecho de que la edad de los candidatos no puede superar a la del niño/a adoptado en 45 años, si se trata de la Comunidad de Madrid, en 40 años. En el caso de adopciones de niños con necesidades especiales, el procedimiento es similar, pero hay que asistir a un curso de formación específica.

La legislación española no discrimina a ninguna persona para que acceda a adoptar un hijo. Pueden ser parejas homosexuales o monoparentales, de cualquier estado civil. La situación varía si se trata de adopciones internacionales. En estos casos, los criterios que se aplican son los de los países de origen de los niños y suelen ser pocos los que aceptan modelos diferentes del concepto de progenitores clásico.

La documentación básica para admitir la solicitud de adopción es el certificado de la seguridad social y de antecedentes penales, la declaración de hacienda de las últimas rentas, documento de empadronamiento y un certificado de idoneidad para dilucidar si el niño/a tendrá garantizado su bienestar en el hogar de los adoptantes. Este informe se lleva a cabo por profesionales de los servicios sociales acreditados por las comunidades autónomas que llevarán a cabo varias entrevistas con los candidatos a padres adoptivos. En caso de que los solicitantes detecten anomalías en su proceso de selección existe la posibilidad de denunciar la situación en la dirección de los servicios sociales de la comunidad autónoma correspondiente.

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