Cómo recuperar el deseo sexual tras el parto: tiempo, cuidados y comunicación sin reproches
Tras dar a luz, el cuerpo y la mente de la madre cambian, y la pareja también se transforma. La ternura y la paciencia son claves para reconstruir la intimidad en un momento vital tan extremo. Y si el distanciamiento persiste, pedir ayuda profesional no es un fracaso

El cuerpo se transforma tras el parto, pero también lo hace la mirada hacia el placer. Lo que antes era automático se vuelve remoto, y lo que encendía el deseo ahora, a veces, no dice nada. El sexo posparto sigue siendo un tema cubierto por un silencio suave, casi pudoroso, que deja a muchas mujeres preguntándose si lo que sienten —o no sienten— es normal. Muchas, además, lo viven en un silencio como si se tratase de un tema tabú del que prefieren no hablar por temor a los comentarios.
¿Es cierto que muchas mujeres pierden el deseo tras el parto? La respuesta, según dicen los expertos, es que sí. “El parto es una de las experiencias más fuertes por las que puede pasar un cuerpo humano. Después, el cuerpo y la cabeza se transforman y van por caminos distintos”, explica la sexóloga clínica Alba Povedano. En lo físico, añade, el cambio hormonal es profundo: bajan los estrógenos y la testosterona, sube la prolactina —la hormona que favorece la lactancia— y eso repercute directamente en la libido y en la lubricación. En lo emocional, las prioridades cambian: “La energía se orienta hacia la supervivencia y el cuidado. No es que el deseo desaparezca, sino que se reorganiza”.
El deseo suele regresar poco a poco. A veces lo hace en semanas, a veces en meses, no hay un calendario universal. Povedano insiste en que poner fechas solo genera frustración: “No hay un estándar. El cuerpo necesita sentirse seguro para volver a desear. Y la mente también”.
Durante el posparto, la sexualidad deja de ser inmediata. Las relaciones pueden volverse incómodas, el suelo pélvico sensible y la mente ausente. “La respuesta sexual puede ser más lenta o diferente, y hace falta paciencia para volver a conectar con el cuerpo desde el placer”, apunta la sexóloga. En ese proceso, los juguetes eróticos pueden ser aliados. “Los vibradores de baja intensidad ayudan a reactivar la musculatura lentamente, a mejorar la irrigación sanguínea y a aumentar la sensibilidad”, explica. “Pero, sobre todo, permiten explorar sin presión, reconectar con el cuerpo desde el amor y el placer”. La sexóloga recuerda que en esta etapa la sexualidad no se reduce a la penetración: “La conexión puede venir de los abrazos, los masajes o la complicidad. La ternura y la paciencia son las claves para reconstruir la intimidad en un momento vital tan extremo”.
El psicólogo Luis Miguel Real, autor de La mentira de la fuerza de voluntad (Yonki Books, 2025), trabaja a menudo con parejas que atraviesan este punto de desconexión. Lo primero que recomienda es no dramatizar: “La pérdida de deseo tras el parto no es una crisis de pareja; es una reacción normal ante un cambio enorme”.
El experto propone un enfoque claro para los hombres: “No se trata de aguantar, sino de comprender”. Según explica, las prisas o la insistencia solo agrandan la distancia. “El deseo no aparece por obligación. Cuanto más se exige, más se aleja”. El respeto a los tiempos de la pareja, la comunicación sin reproches y la participación activa en los cuidados son, dice, los verdaderos afrodisíacos. “El reparto real de tareas no es solo un gesto ético, también es erótico”, afirma. “Cuando una mujer se siente acompañada y valorada es más fácil que pueda reconectar con su deseo. Si se la deja sola y desbordada, la pérdida de deseo será el menor de los problemas”.

Para Real, el punto de partida está en cambiar el enfoque: dejar de pensar en “recuperar el sexo” y centrarse en “recuperar la conexión”. El afecto, el cuidado y la cercanía emocional son el terreno fértil donde vuelve a brotar el deseo. Y si el distanciamiento persiste, pedir ayuda no es un fracaso, sino un acto de responsabilidad compartida. “El deseo sexual no se impone, se reconstruye”, concluye el psicólogo.
El tiempo, el cuerpo y la mente
Desde la psiquiatría, la doctora Lucía Torres, directora médica del centro privado Tranquilamente Psiquiatría y Psicoterapia, en Madrid, introduce una idea fundamental: el deseo no se pierde, se reacomoda. “Tras el nacimiento de un hijo, el cuerpo y la mente de una mujer se transforman por completo”, explica también. “Los niveles de estrógenos y progesterona caen de golpe, la prolactina aumenta y el cuerpo se siente más vulnerable. No es falta de amor o de atracción: es un cuerpo que necesita cuidado antes que deseo”.
A los factores biológicos coincide en sumarle los emocionales. “Convertirse en madre implica un reajuste de roles: de mujer a madre, de pareja a cuidadora. Ese cambio puede desdibujar temporalmente la parte más erótica del yo”, sostiene Torres. Recuperar el deseo pasa también por reencontrarse con esa mujer que sigue existiendo más allá del rol de madre. La psiquiatra advierte, además, del papel de la salud mental: “El baby blues o la depresión posparto pueden disminuir el deseo y la conexión emocional. Si el desánimo se prolonga más de dos semanas, o hay culpa o apatía persistentes, conviene pedir ayuda. No es debilidad, es autocuidado”. Si el deseo tarda demasiado, o el malestar se prolonga, buscar ayuda profesional es lo indicado: “Puede haber causas físicas —sequedad, cicatrices, alteraciones hormonales— o psicológicas —estrés, ansiedad, depresión—, todas con tratamiento posible".
El posparto no transforma solo a una persona, sino a la pareja entera. “El otro miembro de la pareja pasa de ser el centro del deseo a sentirse espectador del vínculo madre-bebé”, explica Torres. “Ese desplazamiento puede despertar inseguridades o sentimientos de soledad”, prosigue, “la llegada de un hijo obliga a reorganizar rutinas, pero también a reconocerse”. “El amor cambia de forma, y con tiempo y cuidado puede restablecer su lugar”, añade. A veces, el deseo reaparece a través del cariño y la ternura, no del impulso sexual. “Esperar que todo vuelva a ser como antes puede frustrar. Quizá se trata, más bien, de aceptar que estamos ante una nueva etapa de la sexualidad: distinta, pero igual de válida”, dice.
Torres explica que durante el embarazo y el posparto, el cuerpo se modifica y la autoimagen influye en el deseo: “La sexualidad no empieza en la cama: empieza en cómo una mujer se siente consigo misma”. “Recuperar pequeñas rutinas de autocuidado —un baño, un paseo, una ducha tranquila— ayuda a reconciliarse con el propio cuerpo", continúa, “cuando una mujer se siente bien, puede volver a sentirse deseante, no solo deseada”.
“Recuperar el deseo tras el parto no es volver a ser la de antes, sino descubrir una nueva versión de una misma, más consciente del cuerpo y del amor”, resume Torres. “No se trata de forzar nada”, retoma Povedano, “el deseo vuelve cuando el cuerpo y la mente lo sienten posible”. “La ternura y la complicidad sostienen más relaciones que el sexo. El deseo no se mide en frecuencia, sino en conexión”, agrega Real. Para el psicólogo, en esa conexión, lenta, pero viva, se reconstruye la sexualidad después del parto: “Con menos urgencia, con más calma y, quizá, con más verdad”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.






























































