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¿Es capaz el bebé de saber quién le mece? Los beneficios para que duerma mejor

La clave del balanceo es que, desde su nacimiento, el niño ha aprendido a vincularlo con el placer, la relajación o la comodidad. Esta conducta está asociada al olor, a la piel, a la voz e, incluso, al latido del corazón de la madre, padre o cuidador

Dormir bebe
El bebé es selectivo con quien le mece. Para que le resulte satisfactorio y le calme, lo tiene que hacer su madre o padre.AleksandarNakic (Getty Images)

Las estrategias para que sus hijos duerman suele ser uno de los temas de conversación en los corrillos de padres y es habitual que coincidan en que el movimiento es una buena táctica para conseguirlo, que se puede traducir en situaciones un tanto esperpénticas, como montar al bebé en el coche de madrugada porque con el traqueteo de la conducción se duerme. El balanceo del bebé es una práctica intercultural en todo el mundo.

Según un estudio de 2009 de Jodi A. Mindell, psicóloga estadounidense, denominado Comportamientos de los padres y resultados del sueño en bebés y niños pequeños: una comparación transcultural, alrededor de un 40% de los padres de bebés con edades de entre los tres y los cinco meses usa el mecido para dormir a sus hijos, con sus diferentes adaptaciones culturales y costumbres. “Por ejemplo, las madres afganas acunan al niño entre sus piernas y no en los brazos. Si hacerlo es una práctica tan extendida en todo el mundo, sería absurdo ignorar su utilidad”, explica Javier Martínez, especialista en Psicología del Desarrollo de la Unidad de Neurocognitivo del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. Martínez afirma que el balanceo no solo tiene un efecto placentero para los niños, sino también en los adultos, porque cuando lo experimentan tienen un mejor rendimiento de su memoria al despertar.

Así lo avalan estudios como el de Ximena Omlin de la Universidad de Zúrich (Suiza) del año 2018. En esta investigación, denominada El efecto de una cama que se mece lentamente en el sueño (The Effect of a Slowly Rocking Bed on Sleep), se investigó cómo afecta el balanceo mientras se duerme en la estimulación de las ondas lentas del cerebro, y su conclusión fue que influyó en la mejora de la capacidad memorística de los adultos que participaron en el estudio.

El bebé es selectivo con quien le mece. Para que le resulte satisfactorio y le calme, lo tiene que hacer su madre, padre o cuidador principal. “Se trata de una respuesta aprendida, porque tenemos el instinto de mover suavemente al niño cuando lo tenemos en brazos y lo hacemos desde que nace, así que lo aprende y asocia a un estado de seguridad, pero es así porque va unido al olor, la piel, el latido del corazón y la voz del progenitor o cuidador”, añade el especialista, que recomienda que el movimiento en brazos sea rítmico y suave para que al bebé le resulte confortable.

La clave por la que el niño se duerme con el balanceo es que desde su nacimiento ha aprendido a vincularlo con el placer, la relajación o la comodidad. “El bebé dormirá con cualquier práctica que asocie con dormir, ya sea una nana o dar vueltas en el coche. Cada cuidador, la persona de apego del niño, sabe qué funciona mejor para que se duerma. Puede ser, por ejemplo, el colecho o tenerle en brazos”, aclara el especialista. Para Martínez, la dificultad para dormir de los niños que comienzan con la adquisición de hábitos de sueño autónomos es acostumbrarse a prescindir de ritos como el mecido: “Es necesario que el niño consiga dormir sin el uso de estas técnicas ni la intervención de los adultos para que aprenda recursos que le calmen y pueda regular las emociones o el estrés. Pero este cambio debe hacerse de manera progresiva”.

Tres curiosidades sobre mecer a los niños

El balanceo o movimiento de los niños para calmarles y que se duerman oculta más claves de las que pudiera parecer a simple vista como, por ejemplo, las que menciona Fernando Martín del Valle, neuropediatra del Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid:

  1. El balanceo del cuerpo humano a cualquier edad estimula la parte del oído interno que se encarga de mantener el equilibrio. Su estimulación suave con el mecido produce somnolencia.
  2. Los paseos en coche, además de que a algunos niños les induce el sueño, también les ayuda a calmar los cólicos del lactante, ya que el traqueteo del vehículo fomenta la movilidad y expulsión de los gases.
  3. Resulta clave que el niño se duerma en las mismas condiciones en las que estará si se despierta por la noche. Se le puede calmar en brazos, incluso con balanceo, pero lo ideal es que en el momento de acostarle esté despierto y tranquilo para que acabe de conciliar el sueño tumbado en la cuna.

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