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Niños en acogida
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pautas para acoger a un niño de manera satisfactoria

Para favorecer que la experiencia del acogimiento de un niño o adolescente sea positiva para todas las personas que conforman la familia, debe haber centros que promuevan las relaciones saludables, desde un enfoque comunitario de cercanía y acompañamiento

Niños en acogida
Las personas menores de edad acogidas cargan con su propia mochila de miedos fruto de las experiencias vividas.Anchiy (Getty Images)

El acogimiento es un modelo impregnado de generosidad, buenos tratos y respeto sincero por el niño, niña o adolescente y su familia de origen. Es, también, para muchas familias de acogida un proyecto que les convierte en una unidad más compleja, bella y mejor. Pero, como en todas las experiencias importantes en la vida, pueden aparecer dificultades a lo largo del acogimiento. Para el niño o niña ser acogido es como viajar de una galaxia a otra. Ellos quieren que los conozcan, pero al mismo tiempo pueden sentir miedo de no ser aceptados/as. A menudo se preguntan, ¿qué pasa si no me quieren? ¿Vale la pena el esfuerzo si en esta galaxia también estoy de paso? Por su lado, la familia con sus expectativas acoge llena de ilusión y amor. Aunque reciben con entusiasmo al nuevo integrante, puede ocurrir que este se sienta más inseguro que de costumbre. No hay que olvidar que las personas menores de edad acogidas cargan con su propia mochila de miedos fruto de las experiencias vividas y que, además, el conflicto de lealtades que sienten entre su familia de origen y la acogedora puede pesar tanto que no consigan vivir el acogimiento en plenitud.

Según los últimos datos sobre las medidas de protección en la infancia, durante el año 2022, el número de niños, niñas y adolescentes atendidos por el sistema de protección ascendió a 51.203, de los cuales 18.177 se encontraban en acogimiento familiar. De estos acogimientos, 11.098 eran de carácter permanente, representando más de un 61% del total, según el Boletín de datos estadísticos de medidas de protección a la infancia y adolescencia (Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030). Si bien es cierto que los acogimientos familiares bajaron respecto al año 2021, siguen predominando respecto al acogimiento residencial (35% vs. 31,96%) y han aumentado en casi 12% los que se encuentran en familia ajena, según la misma fuente. En concreto, en la Comunidad de Madrid, durante el año 2022, el número de acogimientos familiares fue de 2.227, de los cuales 1.043 fueron en familia ajena, representando más del 46% del total.

La familia acompaña a los niños, niñas y adolescentes con grandes dosis de respeto, empatía y paciencia para que pueda integrar en su corazón a las dos familias, una de la que se siente parte y otra a la que desea pertenecer. Entonces, ¿qué ocurre cuando la convivencia plantea desafíos? ¿Qué se necesita en esos momentos de inseguridad? Las personas acogedoras necesitan acompañamiento, un sostén en el día a día para transitar los periodos de crisis. Requieren de un espacio de terapia para las familias y respiro emocional, así como refuerzo educativo, ocio y, sobre todo, de reparación del daño para sus niños, niñas y adolescentes. Los investigadores que han abordado estos temas en sus estudios, como Ramona Denby, ya por el año 1999 —titulado Predictores de la satisfacción y la intención de los padres de crianza de continuar con la crianza— concluían que el nivel de apoyo a estas familias por parte del sistema de protección y de las entidades que organizan y gestionan los acogimientos, junto con el grado de preparación, son los factores más fuertemente asociados con el mejor o el peor desarrollo de las acogidas.

Por su parte, el Defensor del Pueblo en su Informe Anual de 2022 recogía que era necesario adoptar políticas integrales encaminadas a apoyar a las familias de acogida, incrementando los medios personales y materiales de los equipos dedicados a la gestión y supervisión de los acogimientos. Es por esto que, para favorecer que la experiencia del acogimiento sea satisfactoria para todas las personas que conforman la familia, debe haber centros que promuevan las relaciones saludables, desde un enfoque comunitario de cercanía y acompañamiento. E intentar evitar las bajas. Por ejemplo, a nivel nacional, durante 2022, el total de bajas fue de 4.097, destacando que un 4,6% es por paso a acogimiento residencial y un 27% por otras causas que no se especifican. En concreto, en la Comunidad de Madrid, de las 305 bajas producidas, un 0,5% fue por paso a acogimiento residencial y un 1,5% por otras causas.

En el año que lleva en funcionamiento el Centro de Día Carmen Herrero—se trata del primer centro público en la capital puesto en marcha con abordaje global para acompañar a las familias acogedoras y a sus niños, niñas y adolescentes— de la Asociación Nuevo Futuro, entidad sin ánimo de lucro de referencia en la atención de la infancia, hemos atendido y acompañado a 49 familias, es decir, 121 personas diferentes entre adultos y niños, niñas y adolescentes. De ellos, el 100% de las personas adultas que han participado refieren haberse sentido acompañadas en el proceso. El 85% asegura tener más estrategias para abordar las dificultades que surgen y el 70% manifiesta que les ha facilitado el respiro emocional.

Las administraciones y la sociedad debemos asumir la responsabilidad que como comunidad tenemos en la educación y apoyo a la infancia y adolescencia del sistema de protección y sus familias. Así lo hacemos desde la Asociación Nuevo Futuro, poniendo la experiencia adquirida en nuestros hogares a lo largo de nuestra trayectoria al servicio de los niños, niñas y adolescentes y de las familias de acogida en todas las fases del acogimiento.

Cuento: 'Dos galaxias para un planeta"

Mural que han hecho algunos de los niños y niñas del centro de día para abordar la temática de las galaxias.
Mural que han hecho algunos de los niños y niñas del centro de día para abordar la temática de las galaxias.

TERNURA es un planeta que ha vivido en dos galaxias diferentes. Nació en una de la que aún guarda en su corazón planetas muy especiales. No todos los recuerdos de esa época son perfectos, pero rememora a cada uno de los ellos y tienen un hueco en su corazón planetario.

Pensaba que las cosas nuevas podían ser peligrosas y no le daba ninguna seguridad un cambio de galaxia tan grande. Tuvo la oportunidad de vivir con otros dos planetas que le cuidaron y mimaron. Hubo ratos agradables entre los tres, pero según fue pasando el tiempo y TERNURA también fue creciendo, aparecieron dificultades que no permitían que viviera en ARMONÍA.

TERNURA seguía siendo bueno, pero no siempre hacía las cosas como se esperaban de él. Estaba creciendo y cuando un planeta crece no siempre acierta a hacer lo correcto.

Fue todo un trabajo INTEGRAR las dos galaxias en el gran corazón de TERNURA y consiguió no sentirse mal por querer a los planetas que habitaban ambas.

Sentía que pertenecía a dos galaxias muy diferentes entre sí, pero muy importantes para él: una, le había dado su forma redondeada y sus resistentes materiales; y la otra, le había impregnado de matices suaves y brillantes que se notaban en su manera de girar alrededor de los astros.

Se sentía ÚNICO y ESPECIAL, tan bello y fuerte que podría viajar por todas las galaxias, seguro de ser un PLANETA GENIAL.

*Cuento de Marta para Cris, de 10 años y en acogimiento familiar. 

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