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El voto adelantado de EE UU muestra una fuerte movilización de los republicanos en los Estados clave

42 millones de estadounidenses han participado ya en las elecciones en el conjunto del país

Colas para votar en un centro electoral de Chicago, el 24 de octubre.
Colas para votar en un centro electoral de Chicago, el 24 de octubre.Nam Y. Huh (AP/LaPresse)
Miguel Jiménez

La campaña continúa. En la recta final, tanto Donald Trump como Kamala Harris recorrerán de nuevo los Estados decisivos, donde se decantará la elección. Sin embargo, para 42 millones de estadounidenses, la suerte ya está echada. Han depositado su papeleta, bien en persona o bien por correo, mediante los diferentes mecanismos de voto anticipado que contemplan los Estados. La cifra es menor que la de 2020, un año récord en el voto adelantado por la pandemia. Los datos conocidos muestran una gran movilización de los votantes registrados como republicanos, especialmente en los Estados decisivos. ¿Hasta qué punto eso anticipa alguna tendencia para el resultado final? Nadie lo sabe. Mientras en 2020, Donald Trump y los republicanos demonizaron el voto por correo y pidieron a sus votantes acudir a las urnas el día oficial de las elecciones; esta vez, sin embargo, están animando a votar por adelantado.

En Estados Unidos, cada Estado organiza la votación a su manera, dentro de unos mínimos que establece la legislación federal. Los plazos y requisitos del voto por correo y del voto anticipado en persona son diferentes. También lo son las reglas de registro de votantes, identificación, la forma de las papeletas y el sistema de escrutinio. Hay Estados donde es fácil registrarse y votar y otros donde las elecciones están mal organizadas y se forman colas interminables. Además, la información que facilitan los Estados sobre quiénes van ejerciendo su derecho a voto por adelantado tampoco es homogénea. Algunos desglosan la información sobre si los votantes están registrados como republicanos, demócratas o independientes, mientras que otros no lo hacen. Del mismo modo, los hay que facilitan datos sobre edad, sexo y raza; aunque la mayoría no difunde esta información. Por eso, la fotografía es siempre difusa.

Con los datos más recientes, 42 millones de ciudadanos han votado ya por adelantado, según datos compilados por el Election Lab de la Universidad de Florida. Eso supone el equivalente al 27% de los 155 millones de estadounidenses que acudieron a las urnas en 2020, pero se queda claramente por debajo de los que ya habían votado hace cuatro años cuando quedaban los mismos días que ahora para las elecciones.

Así, hay 21,1 millones de ciudadanos que han votado en persona, en los centros electorales habilitados al efecto. Además, se han recibido otros 21,3 millones de votos por correo, una vía solicitada, de momento, por más de 65 millones de personas. Las cifras de estas elecciones de voto anticipado son las segundas más altas de la historia. En 2020, con la pandemia, se pulverizaron todos los récords de voto anticipado. Los Estados facilitaron fórmulas para evitar el riesgo de contagio ―muchas se han mantenido―.y en torno al 70% de los sufragios fueron adelantados o por correo.

Colas para votar en Carmel (Indiana), la semana pasada.
Colas para votar en Carmel (Indiana), la semana pasada. Michael Conroy (AP)

En el cómputo general, los votantes registrados como demócratas van por delante, con 8,4 millones de papeletas, el 40% de las identificadas. La ventaja frente a los republicanos, sin embargo, se ha estrechado mucho frente a 2020. Hay ya 7,6 millones de papeletas de sus votantes registrados, el 36% del total. Además, han votado otros 4,8 millones de ciudadanos (24%) independientes (que no están registrados en ningún partido o lo están en partidos minoritarios). Que un votante esté registrado por un partido no implica necesariamente que vaya a votar por el mismo. Además, no hay datos sobre más de 20 millones de votantes, ya que han ejercido su derecho en Estados que no desglosan su afiliación.

Aunque el voto temprano ha caído bastante en el conjunto del país, en los siete Estados decisivos está cerca o por encima de las cifras de hace cuatro años. Y ahí es donde los republicanos están movilizándose especialmente, en comparación con 2020. Entonces, Trump difundía teorías de la conspiración de que el voto por correo era manipulado y pedía ir a las urnas el día de las elecciones; sin embargo, este año celebra e incentiva el voto adelantado (aunque no siempre).

“Estamos batiendo récords con los votos. La votación anticipada es récord. La gente de Trump está saliendo, están votando como locos. Y, normalmente, tenemos nuestra votación al final”, decía el expresidente el viernes en un mitin en Traverse City (Míchigan). “Va a ser la mayor victoria política en la historia de nuestro país”, añadía.

De los siete Estados decisivos, hay tres en los que las autoridades no facilitan la afiliación política de los votantes: Georgia, donde se han batido récords de asistencia a las urnas, Míchigan y Wisconsin. De los otros cuatro, a diferencia de 2020, los republicanos van por delante en Carolina del Norte, Arizona y Nevada. En Pensilvania, la ventaja es demócrata, pero significativamente menor que en 2020.

En Carolina del Norte, otro Estado donde se están batiendo récords pese a las dificultades logísticas asociadas a las tareas de recuperación por el impacto del huracán Helene, los republicanos han depositado 940.000 papeletas (34,3%), frente a 910.000 de los demócratas (33,2%) y 891.000 de los independientes. Trump ganó en Carolina del Norte en 2020 por 1,3 puntos, a pesar de que a estas alturas los demócratas tenían una ventaja de unos 15 puntos en el voto anticipado.

En Arizona, esa tendencia se acentúa. El cómputo arroja 542.000 papeletas de votantes republicanos (42%), frente a 454.000 de los demócratas (35%) y 297.000 independientes (23%), lo que contrasta con los 10 puntos de diferencia que tenían los demócratas a estas alturas en 2020. Joe Biden ganó Arizona por 10.457 votos en 2020.

Algo parecido ocurre en Nevada, donde los republicanos han borrado la ventaja de más de 10 puntos que tenían los demócratas y ahora tienen una diferencia a favor de cinco puntos. Así, han depositado su voto 244.000 de sus afiliados (40%), frente a 213.000 demócratas (35%) y 155.000 independientes (25%). Finalmente, Biden ganó en ese Estado por 2,4 puntos en 2020.

Los demócratas siguen claramente por delante en Pensilvania, donde no hay voto anticipado en persona, sino que es todo por correo ―la fórmula más demonizada en el pasado por los republicanos, aunque ahora la promuevan―. De las papeletas recibidas en el más importante de los Estados decisivos, 762.000 (59,4%) corresponden a votantes registrados como demócratas, mientras que otras 390.000 son de republicanos (30,4%) y 130.000 (10,2%), de independientes.

Eso puede parecer un éxito de los demócratas, pero en 2020, con el mismo margen para el día de la votación, la diferencia era de aproximadamente 70%-20% a su favor y Biden acabó ganando en Pensilvania por solo un punto al contar todas las papeletas. El escrutinio puede ser este año algo menos agónico que en 2020, cuando se admitían las papeletas llegadas por correo hasta tres días después de la fecha electoral. Esta vez, el límite son las 20.00 del 5 de noviembre.

El ascenso republicano en el voto anticipado, la mejora de Trump en las encuestas y también en las casas de apuestas e incluso la evolución de los bonos del Tesoro y del dólar en los mercados financieros parecen inclinar un poco la balanza del lado del expresidente. Sin embargo, las distorsiones introducidas por la covid hace cuatro años y las derivadas del giro de 180 grados de los dirigentes republicanos con respecto al voto adelantado obligan a tomar con mucha cautela las cifras. El escrutinio, incluido el de los votos recibidos por adelantado, no empieza hasta el día de las elecciones. Será entonces, o en los días siguientes, cuando se conozca al ganador.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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