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Los rebeldes del Congo se apoderan de la estratégica Uvira una semana después del acuerdo de paz

El grupo rebelde M23, apoyado por Ruanda, continúa su ofensiva en el noreste congolés, pese a que Trump aseguró haber acabado con este conflicto

Acuerdo paz de El Congo
José Naranjo

El grupo rebelde M23-Alianza del Río Congo, apoyado por Ruanda, se ha hecho este miércoles con el control de la estratégica ciudad de Uvira, en la República Democrática del Congo (RDC), la segunda en importancia de la provincia de Kivu del Sur que albergaba el Gobierno local tras la caída de la capital regional, Bukavu. La ofensiva lanzada por los insurgentes ha provocado unos 400 muertos y se produce pocos días después del acuerdo de paz entre Ruanda y la RDC, firmado el pasado 4 de diciembre en Estados Unidos por los jefes de Estado de ambos países bajo los auspicios del presidente estadounidense Donald Trump.

Tras una semana de intensos combates, los comandantes rebeldes hicieron una aparición pública en Uvira este miércoles y aseguraron que sobre las 11.30 de la mañana habían finalmente entrado en la ciudad. El ejército congolés y sus aliados Wazalendo, que defendían la localidad, se han retirado en desbandada hacia el sur, a las ciudades de Swima, Makobola y Baraka.

El Gobierno congolés asegura que “estos ataques constituyen una violación flagrante del alto el fuego y de los compromisos adquiridos en el marco de los recientes acuerdos de paz, así como de los principios fundamentales del derecho internacional humanitario”. La RDC señala directamente a Ruanda como responsable de esta ofensiva “que da la espalda a los acuerdos de Washington una semana después de su firma” y pide sanciones contra este país. Por su parte, las autoridades ruandesas rechazan su implicación y aseguran que es el Ejército congolés quien ha violado el alto el fuego.

La toma de Uvira se produce tras fuertes enfrentamientos y tiene un alto valor simbólico. No solo es la segunda ciudad de Kivu del Sur, sino que es un importante puerto que se asoma al lago Tanganica, una de las principales vías de comercio y comunicación de la región. “La ciudad de Uvira ya se encuentra totalmente liberada”, aseguró Lawrence Kanyuka, portavoz del M23, mediante un comunicado, “exhortamos a los elementos de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC) y a los grupos Mai-Mai Wazalendo que todavía se encuentran en Uvira y en sus alrededores a rendirse inmediata e incondicionalmente”, añadió.

Decenas de miles de congoleses han huido en los últimos días hacia el sur y hacia la vecina Burundi, situada a muy pocos kilómetros. Sin embargo, las autoridades de este país han cerrado sus fronteras para impedir el acceso de los refugiados. Uvira se sitúa justo enfrente de Bujumbura, antigua capital de Burundi y su auténtico pulmón económico, lo que hace temer una mayor implicación de este país en el conflicto. Soldados burundeses que combatían junto al ejército congolés están ahora en manos de los rebeldes, que han anunciado que serían liberados. El Gobierno congolés asegura que algunos proyectiles de artillería han caído del lado burundés de la frontera, “lo que ilustra el potencial desestabilizador de esta agresión para la región de los Grandes Lagos”, manifestó.

El pasado martes, Estados Unidos y miembros del grupo de contacto internacional para la región de los Grandes Lagos, dirigido por Alemania, habían exhortado al M23 y al Ejército ruandés a detener esta ofensiva y a los soldados ruandeses a retirarse del noreste del Congo.

El 4 de diciembre, los presidentes de la RDC y de Ruanda, Félix Tshisekedi y Paul Kagame, respectivamente, firmaron un acuerdo de paz en Washington en presencia de Donald Trump, quien aseguró: “Estamos triunfando donde tantos otros han fracasado, y esta se ha convertido en la octava guerra que hemos finalizado en menos de un año. Es realmente emocionante, porque hablamos de 30 años de lucha y más de diez millones de vidas”. Sin embargo, la realidad sobre el terreno es que los combates continúan. La firma de este acuerdo tiene como contrapartida el acceso de EE UU a los recursos minerales del Congo, muchos de los cuales son exportados a China en la actualidad.

El acuerdo de Washington contemplaba, entre otros puntos, la inmediata retirada de las fuerzas ruandesas del noreste de Congo. Este conflicto, que hunde sus raíces en el genocidio ruandés de 1994 y dura ya 30 años, se intensificó a partir de enero de 2025 con la toma de Goma y Bukavu, capitales de Kivu del Norte y Kivu del Sur, respectivamente, por las fuerzas rebeldes congolesas del M23. Naciones Unidas y la comunidad internacional han confirmado las acusaciones de Kinshasa de que detrás de este grupo armado se encuentra el ejército ruandés, incluso con soldados sobre el terreno.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).
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