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El coronel Randrianirina se convierte en presidente de Madagascar tras la huida del anterior por las protestas juveniles

El militar, que ha tomado posesión ante numerosos embajadores extranjeros, anuncia una transición de dos años después de hacerse con el poder

Randrianirina
José Naranjo

El coronel Michael Randrianirina ha sido investido nuevo presidente de Madagascar este viernes, en una ceremonia celebrada en la sede del Tribunal Constitucional y ante todos sus miembros. El militar se convirtió en el héroe de la juventud tras liderar el rechazo a las órdenes del expresidente Andry Rajoelina, quien había ordenado reprimir a los manifestantes, que desde hacía tres semanas protestaban contra el Gobierno.

El nuevo presidente ha prometido una transición de dos años como máximo antes de devolver el poder a los civiles después de una reforma constitucional y unas elecciones libres y democráticas. Numerosos embajadores y el representante de la Unión Europea en el país acudieron a la toma de posesión, dando así su respaldo a este relevo en el poder.

En su discurso inaugural, Randrianirina, jefe de la unidad Capsat, que tomó el mando ante el vacío de poder creado en el país tras la huida de Rajoelina, destacó: “Este día marca un punto de inflexión histórico para nuestro país, con un pueblo en efervescencia, impulsado por el deseo de cambio y un profundo amor a la patria. Desafortunadamente, 65 años después de su independencia, Madagascar sigue siendo uno de los países más pobres del mundo. Esta situación caótica ha despertado la conciencia de una juventud valiente, una juventud que anhela un futuro más prometedor y seguro para sí misma y para las generaciones venideras”.

En este sentido, el nuevo presidente malgache tuvo palabras de reconocimiento para los jóvenes que lideraron las protestas contra el Gobierno. “Esta juventud, víctima de la injusticia, el saqueo de sus recursos y la malversación de bienes públicos, compuesta principalmente por la Generación Z [nacidos entre 1995 y 2010], apoyada por todos los ciudadanos malgaches, salió a las calles para exigir la reconstrucción nacional y la resolución de los recurrentes problemas socioeconómicos, incluidos los incesantes cortes de agua y electricidad”, aseguró. Randrianirina ha prometido incluir a miembros de dicha generación en el nuevo Gobierno de transición.

El nuevo hombre fuerte de Madagascar, autoproclamado como “presidente de la refundación”, ha prometido sacar al país de la “oscuridad” que ha reinado durante años, así como romper con el pasado, hacer justicia con las víctimas de las protestas y garantizar el libre ejercicio de las libertades y derechos fundamentales, especialmente la libertad de expresión.

Las protestas comenzaron en Madagascar el pasado 25 de septiembre cuando grupos de jóvenes de la Generación Z, que se organizaron a través de las redes sociales, salieron a las calles de las principales ciudades del país para protestar por los frecuentes cortes de agua y luz. Las protestas derivaron en pillajes y episodios de violencia, agravados por la intervención de las fuerzas del orden, que reprimieron con dureza a los manifestantes y llevaron a cabo cientos de detenciones. Ante la respuesta policial, los jóvenes convocaron nuevas protestas prácticamente a diario que acabaron por forzar la caída del Gobierno, tras la muerte de 22 personas en las mismas.

El entonces presidente Rajoelina nombró en ese momento a un general como nuevo primer ministro, con la intención de “devolver el orden al país”, lo que aumentó aún más la indignación de los jóvenes manifestantes. A ellos se sumaron estudiantes y sindicatos, así como miembros de la oposición, que para entonces ya pedían la dimisión del propio Rajoelina. El sábado, la unidad militar de élite Capsat, cuya base se encuentra cerca de la capital, Antananarivo, anunció su rechazo a reprimir a los manifestantes y se unió a los mismos, sin que otro sector del Ejército se enfrentara al Capsat, liderado por el coronel Randrianirina.

El domingo 12 de octubre, el presidente Rajoelina denunciaba un intento de golpe de Estado y, temiendo por su vida, según dijo, abandonó el país a bordo de un avión militar francés, aunque sin renunciar a su cargo. El martes, 130 de 131 diputados presentes en una sesión extraordinaria del Parlamento votaron su destitución por “abandono de puesto”, y horas más tarde los militares en rebeldía informaban de que, ante el vacío creado por esta destitución, tomaban el poder y anunciaban la creación de una junta militar, con el coronel Randrianirina al frente.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).
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