El papa Francisco condena las deportaciones de Trump y la Casa Blanca responde que el Vaticano también tiene un muro
En un insólito documento, el Pontífice pide a los católicos de EE UU que no cedan “ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados”
![Pope Francis](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NMCHB3COTNBV7DJMQKAOY6KKKA.jpg?auth=5061f1ca5064f7df67a9a603b0b40ebc79d50164cad6dd5f97d540d02db3e354&width=414)
![Íñigo Domínguez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fauthor-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub%2Fprisa%2Fc92761c2-3376-4806-a52e-d7a9a5c2033d.jpg?auth=362606f114e5ae990a7f5e30357f165e0b90bc518a12c9e1695dbc5cdcfd3092&width=100&height=100&smart=true)
La batalla entre el papa Francisco y Donald Trump ya ha comenzado, tal como se preveía dado el precedente de la anterior presidencia del magnate, llena de cruces de declaraciones hostiles (el Pontífice llegó a decir en 2016 que el mandatario no era cristiano). Esta vez arranca con un choque directo sobre la inmigración. Jorge Mario Bergoglio ha publicado este martes una insólita carta dirigida a los obispos estadounidenses “en estos delicados momentos”, que dedica exclusivamente a hablar de esta cuestión: “He seguido con atención la importante crisis que está teniendo lugar en los Estados Unidos con motivo del inicio de un programa de deportaciones masivas. La conciencia rectamente formada no puede dejar de realizar un juicio crítico y expresar su desacuerdo con cualquier medida que identifique, de manera tácita o explícita, la condición ilegal de algunos migrantes con la criminalidad”.
La misiva, escrita en inglés y español, es muy severa y con varias frases y expresiones contundentes. Habla de “muros de ignominia” y llama a los fieles a oponerse a la política migratoria de Trump, casi descrita como una perversión moral, precisamente cuando el presidente de Estados Unidos ha divulgado este domingo una foto rezando en su despacho con un grupo de telepredicadores y cristianos ultraconservadores. El ataque del Papa pretende desautorizar precisamente esa aureola confesional y religiosa que exhibe la nueva ola reaccionaria estadounidense: “Exhorto a todos los fieles de la Iglesia católica, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados”.
Tras defender la dignidad de todas las personas sin excepción, Francisco añade con una lectura claramente política: “Preocuparse por la identidad personal, comunitaria o nacional, al margen de estas consideraciones, fácilmente introduce un criterio ideológico que distorsiona la vida social e impone la voluntad del más fuerte como criterio de verdad”. Francisco afirma que una política de inmigración “no puede construirse a través del privilegio de unos y el sacrificio de otros”. “Lo que se construye a base de fuerza, y no a partir de la verdad sobre la igual dignidad de todo ser humano, mal comienza y mal terminará”, advierte.
![Elementos de la Policía de Detención y Deportación aprehenden a un hombre en la ciudad de Nueva York, el 6 de febrero.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZQ4XEE3IT5ALNM2QZYKSWQIIGY.jpg?auth=ade8d10da449cc31d7fb981c155eba8e0703fbb191790377dd4aedf09bfbc4b9&width=414)
La Casa Blanca tampoco se ha andado con rodeos. El responsable de inmigración, Tom Homan, de fe católica, ha dicho en una conversación con periodistas que el Papa debería “concentrarse en la Iglesia católica” y dejar que sean los estadounidenses quienes se ocupen de sus fronteras. “¿Quiere atacarnos porque protegemos nuestras fronteras? El Vaticano tiene un muro alrededor, ¿correcto? (...) Y nosotros no podemos tener un muro alrededor de los Estados Unidos”, según la agencia italiana Ansa. Ya en 2016, cuando el Papa criticó la construcción de un muro en la frontera con México, Trump le contestó: “El Papa desearía y rezaría por que yo fuera presidente si el Vaticano fuera atacado por el Estado Islámico”.
Las palabras del Papa no hacen más que ahondar en el enfrentamiento que mantiene, más allá de Trump, con el sector más ultraconservador de la propia Iglesia católica estadounidense. Ya en diciembre, preparando lo que venía, el Pontífice nombró como nuevo arzobispo de Washington DC al progresista Robert McElroy, muy crítico con el líder republicano y defensor de los inmigrantes. Por su parte, Trump ya adelantó que el nuevo embajador ante la Sede sería Brian Burch, una especie de antipapa, enemigo declarado del pontífice argentino, católico ultraconservador, presidente de la plataforma Catholic Vote.
![Tom Homan da una declaración a medios de comunicación frente a la Casa Blanca, el pasado 6 de febrero.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VMBOQ3CDQIMTE6DUATURXNIIBM.jpg?auth=8aaef87da05311e7b0717f4ab14140b1b9615045aaa5ec4db49ab5df43145ff6&width=414)
Ataque dirigido al vicepresidente J. D. Vance
La carga de Francisco es de profundidad, porque describe un escenario donde está en juego la misma democracia. Asegura que la deportación “lastima la dignidad” de las personas y eso es una cuestión que “no es menor”. “Un auténtico Estado de derecho se verifica precisamente en el trato digno que merecen todas las personas, en especial, los más pobres y marginados. El verdadero bien común se promueve cuando la sociedad y el gobierno, con creatividad y respeto estricto al derecho de todos, acogen, protegen, promueven e integran a los más frágiles, desprotegidos y vulnerables”, escribe. Y en otro pasaje afirma: “Todos los fieles cristianos y los hombres de buena voluntad, estamos llamados a mirar la legitimidad de las normas y de las políticas públicas a la luz de la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales, no viceversa”.
Hay un párrafo que está escrito especialmente para el vicepresidente J. D. Vance, aunque no lo nombre, pero las referencias son evidentes. Vance, convertido al catolicismo en 2019, justificó las deportaciones de migrantes hace dos semanas en Fox News citando, a su manera, un concepto teológico de San Agustín, el ordo amoris, el orden del amor, diciendo que empieza por la familia, luego el vecino, la comunidad, el país y, solo al final, el resto del mundo. Explicó que los deberes morales de una persona hacia sus hijos superan los de “un extraño que vive a miles de kilómetros de distancia” e invitó en redes sociales a buscar ordo amoris en Google.
Ahora el Papa le replica citando expresamente esa idea: “El verdadero ordo amoris que es preciso promover es el que descubrimos meditando constantemente en la parábola del buen samaritano, es decir, meditando en el amor que construye una fraternidad abierta a todos, sin excepción”. El rapapolvo en forma de catequesis del Pontífice señala que el amor cristiano “no es una expansión concéntrica de intereses que poco a poco se amplían a otras personas y grupos”. “Dicho de otro modo: ¡La persona humana no es un mero individuo, relativamente expansivo, con algunos sentimientos filantrópicos!”, exclama.
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![Las redadas de ICE para capturar a inmigrantes indocumentados.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/F7CJDXWIKFADDOTYROYPDEP6BA.jpeg?auth=bd4b39988318d803823a3aa3f06704a9a836f53df3d72204f2861b17721290b0&width=414&height=311&smart=true)