Los vecinos de la frontera con Gaza esperan a los rehenes: “No lo creeremos hasta que los veamos”
Las primeras horas del alto el fuego transcurren en calma en el entorno de la Franja, donde israelíes que conocían a algunos de los cautivos esperan ansiosos las liberaciones
Poco antes de que comenzara la entrega de rehenes, Hadar no alteraba su rutina como empleada en una explotación de vacas en el kibutz Mefalsim, a las puertas de la franja de Gaza. Esta joven de 25 años, superviviente del ataque del 7 de octubre perpetrado por Hamás, tenía este domingo, en las primeras horas del alto el fuego entre Israel y Hamás, la vista puesta en la liberación de Emily Damari, de 28 años, compañera de colegio y una de las tres primeras secuestradas en la lista de liberadas. “Soy optimista, pero no confío en ellos, aunque ojalá vaya todo bien”, resumía antes de que Cruz Roja confirmara que estaba en buen estado de salud. Mientras hablaba, en el aire sonaban las pasadas de un dron del ejército israelí perfectamente visible en el cielo. Aunque no están en la lista de los 33 que está previsto que sean puestos en libertad en la primera fase del acuerdo, Hadar también tenía palabras de recuerdo para otros dos conocidos, los mellizos Ziv y Gali Berman, que aún permanecen cautivos.
A primera hora de la tarde, las primeras imágenes de televisión mostraban en Gaza a las rehenes en medio de un tumulto en el que predominan hombres armados con distintivos de Hamás a punto de ponerlas en manos de la Cruz Roja. De forma paralela, los prisioneros palestinos por los que han sido intercambiadas esperan en la cárcel israelí de Ofer, a las afueras de Ramala, capital administrativa de Cisjordania.
En el horizonte de la planicie de este día claro y luminoso salpicado de un puñado de nubes, todavía se ven algunas columnas de humo de los últimos ataques de las tropas israelíes sobre el norte del enclave palestino. Mientras, no lejos de posiciones de las tropas, varios tractores aran las tierras de cultivo israelíes que circundan la valla de separación. La carretera 232, que jalona el escenario de la matanza de unas 1.200 personas liderada por Hamás hace 15 meses, está salpicada de altares en recuerdo de las víctimas.
Muestras de júbilo
Dentro de la Franja, se suceden las muestras de júbilo de los gazatíes ante lo que se considera una victoria frente a uno de los ejércitos más preparados del mundo. Así lo entiende Samir Zaqout, de 58 años y subdirector del Centro Al Mezan para los Derechos Humanos. “Al final hemos ganado pese a este genocidio”, señala a través de mensajes de voz enviados desde la zona sur de la Franja en los que se refiere también a los intentos del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para que el proceso de paz no salga adelante.
“El último alto el fuego duró poco”, añade Hadar, que, como otros entrevistados, prefiere no dar su apellido. Se refiere a los únicos días de tregua, la última semana de noviembre de 2023, vividos hasta ahora en la presente guerra. Desde entonces la vida ha ido recuperando su pulso en el kibutz Mefalsim, donde las 5.000 vacas y los frutales son la base de la economía de su millar de habitantes.
Dentro de esta comunidad no hubo asesinados, pero varios jóvenes que trataban de escapar del festival Nova cayeron en manos de los atacantes cerca de la verja de acceso. Sus rostros en el arcén con velas y mensajes observan el paso de los vehículos. Fue testigo de algunas de esas muertes Kushy, de 74 años, con medio siglo de experiencia en el cultivo de frutales en la zona. Explica cómo logró poner a salvo a una joven pareja llevándolos en su vehículo y cómo él mismo se salvó de milagro de los disparos con los que trataron de alcanzarle.
“Este es un día confuso. No lo creeremos hasta que los veamos”, señala Kushy. Insiste en que nunca dejará de lado la esperanza, pero tras llevar años trabajando codo con codo con gazatíes y palestinos de Cisjordania en las labores agrícolas, deja claro que la confianza se ha hundido tras lo ocurrido el 7 de octubre de 2023. Insiste en que algunos de los atacantes eran empleados de Mefalsim y eso hará complicado que vuelva a retomarse la relación laboral de antaño. En este sentido, no confía en que Hamás vaya a cumplir el compromiso de tres fases de tregua a lo largo de seis semanas cada una de ellas. “Pero necesitamos tiempo para saberlo”, concluye.
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