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La rama local del Estado Islámico asesina a machetazos a más de 30 civiles en Congo

El grupo yihadista Fuerzas Democráticas Aliadas es uno de los más sanguinarios del este del país, según Naciones Unidas

Congo
Dos miembros del grupo ADF, en octubre de 2024.Djaffar Al Katanty (REUTERS)
José Naranjo

El grupo armado Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF, por sus siglas en inglés), rama local del Estado Islámico, asesinó el miércoles a machetazos a más de 30 civiles, en su mayor parte cristianos, en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC). Fuentes locales citadas por la emisora congoleña Radio Okapi sitúan la cifra de fallecidos en 32, mientras que el propio grupo se atribuye 50 muertos. Esta nueva masacre, en la ciudad de Muhangi (Kivu del Norte) y en otros pueblos aledaños, deja también un número indeterminado de desaparecidos.

Un reciente informe de Naciones Unidas (ONU) señala que las ADF, a las que considera “uno de los grupos armados más mortíferos del este de la RDC”, asesinaron a más de 650 civiles entre junio y noviembre de 2024 en las provincias de Ituri y Kivu del Norte. Solo en la semana de Navidad mataron a 21 personas en diferentes ataques.

Las operaciones militares conjuntas de los ejércitos congoleño y ugandés han debilitado a los terroristas mediante la detención o asesinato de decenas de sus miembros, lo que ha permitido la liberación de numerosos rehenes. Sin embargo, el informe de Naciones Unidas reconoce que esta respuesta es insuficiente.

Los milicianos de las ADF se han dispersado en pequeños grupos en la zona fronteriza de estas dos provincias, desde donde han intensificado los ataques contra la población civil. Una de las principales preocupaciones del grupo de expertos de la ONU es la existencia de contactos entre las ADF y el grupo armado M23, que combate al Ejército congoleño en los alrededores de Goma y cerca de la frontera con Ruanda con apoyo de las fuerzas armadas de este país. Sin embargo, las conversaciones no han llevado a ningún acuerdo porque el M23 pretende que los yihadistas dejen de matar civiles y se concentren en el Ejército congoleño, algo que las ADF rechazan.

Las Fuerzas Democráticas Aliadas, inspiradas por el salafismo internacional, nacieron en Uganda en los años noventa del siglo pasado como un movimiento contrario al presidente Yoweri Museveni. Fundadas por Jamil Mukulu, un cristiano convertido al Islam que estudió en Arabia Saudí, posteriormente se implantaron en el noreste de la RDC. Convertidos en organización terrorista, sus acciones tienen como uno de sus principales objetivos a los civiles cristianos, a quienes consideran “infieles”. Musa Baluku dirige el grupo tras la detención de Mukulu. En 2019 juraron fidelidad a Estado Islámico y se convirtieron en su rama local en África central.

Este grupo terrorista obtiene financiación mediante actividades ilícitas, que van desde los secuestros a cambio de rescate hasta el tráfico transfronterizo de madera, cacao y otros productos, según Naciones Unidas. Además de su extrema violencia, se caracteriza por su intensa propaganda yihadista. Sus miembros proceden sobre todo de Uganda, pero también integran a radicales venidos de Tanzania, Burundi o Mozambique.

El conflicto del noreste del Congo sigue siendo uno de los principales desafíos a los que se enfrenta toda la región. Mientras las ADF prosiguen con sus masacres, el M23 continúa ganando terreno frente al Ejército congoleño. Entre abril y noviembre de 2024, este grupo armado ha aumentado un 30% el territorio bajo su control, que incluye puntos estratégicos de la actividad minera. Según Naciones Unidas, este grupo armado cuenta con el apoyo directo de entre 3.000 y 4.000 soldados ruandeses, un vínculo denunciado por el Congo y la ONU, pero que el presidente ruandés Paul Kagame ha negado en numerosas ocasiones.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).
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