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El frío agrava el desastre humanitario en Gaza con la muerte de varios bebés por hipotermia

Las autoridades sanitarias de Hamás aseguran que al menos seis recién nacidos han fallecido en la Franja por las bajas temperaturas. Muchos desplazados viven en tiendas precarias

Conflicto Oriente Proximo
El padre de un bebé palestino muerto por hipotermia abrazaba el cuerpo de su hijo en el centro de la Franja de Gaza, el pasado 29 de diciembre.Ramadan Abed (REUTERS)
Francisco Peregil (enviado especial)

La guerra en Gaza está dando otra vuelta de tuerca al sufrimiento de los más débiles. A la muerte de 45.000 personas en la Franja desde que comenzaron los ataques del ejército israelí hace 15 meses y al desplazamiento forzoso de casi dos millones de personas, se añade ahora la muerte de bebés a causa del frío. Médicos Sin Fronteras (MSF) publicó este jueves un comunicado en el que informaba de que tres bebés, todos menores de un mes, llegaron sin vida al hospital Nasser, en la localidad sureña de Jan Yunis, el pasado 25 de diciembre. Mohamed Abu Tayyem, pediatra del centro, explicó: “Ninguno de ellos tenía antecedentes de enfermedades crónicas. Simplemente, sufrieron una bajada de la temperatura corporal por el frío”.

En total, seis bebés han muerto por hipotermia entre finales de diciembre y principios de enero, según las autoridades sanitarias de la Franja, dependientes de Hamás.

Pascale Coissard, coordinadora de emergencias de MSF en Gaza, y Ruth Conde, responsable médica de la misma organización en la Franja, comentan desde Jan Yunis y mediante videoconferencia, cuáles son las condiciones de vida en el sur de Gaza, donde ellas trabajan. “El frío es muy húmedo y afecta, obviamente, a los más vulnerables”, describe Conde. “Los hospitales están saturados, hay poca disponibilidad de camas y las parturientas solo pueden permanecer unas horas en el hospital tras dar a luz. Después, regresan con sus bebés a las tiendas donde viven, que no están preparadas para resistir el frío y la lluvia”.

Conde explica que su organización intenta prevenir las hipotermias enseñando lo que se conoce como “el método canguro” o de “piel contra piel”, mantener al niño apretado contra el pecho. “Pero eso implica desvestirse, quitarse la ropa en tiendas compartidas con unas 10, 12 y hasta 20 personas en el mismo lugar. Y aquí, por razones culturales, eso no es fácil”.

Coissard añade que en Jan Yunis, “como en el resto de la Franja”, el 80% de los edificios habitables han sido destruidos, según datos de la ONU. “La gran mayoría de tiendas están hechas con trozos de madera, mantas y plástico. Y esta semana hemos tenido 48 horas de intensa lluvia y se ha inundado todo. No hay electricidad ni calefacción en las tiendas. Y con la restricción de ayuda humanitaria tampoco hay muchas mantas ni generadores. Esta noche, la temperatura bajará a seis grados. Con pocas mantas, si llueve, puede ser una sensación de mucho más frío. Y es frustrante saber que no necesitamos grandes infraestructuras para remediar esta situación. Solo mantas, ropa adecuada, calefactores… Pero con las restricciones de aprovisionamiento que tenemos, no podemos garantizar este mínimo”.

Al problema del frío y la lluvia hay que añadir el de los saqueos. Coissard lo explica: “Todas las organizaciones humanitarias se quejan en Gaza de que los saqueos cada vez son más frecuentes y organizados. Las dos cooperantes humanitarias trabajaron durante varias semanas en Gaza el año pasado”. “Todo ha ido a peor en este año”, añade Conde. “Hace un año estábamos en Rafah. Y Rafah ahora no existe. Ninguna de las estructuras en las que trabajábamos hace un año siguen en pie. Se ha deteriorado en este tiempo el aspecto físico de las personas, su salud mental...”.

Las responsables médicas de MSF en Gaza señalan que en la Franja se vivía hace un año una situación de emergencia que “ahora se está cronificando”. “Cada vez hay más casos de depresión”, sostiene Conde. “Se nota también en el ambiente que se respira en la calle. Cuando llevas más de un año viviendo en la tienda, la gente cada vez está más frustrada. Hay escasez de todo. Por ejemplo, de calzado. A los niños y a los bebés les crece mucho el pie en un año”.

Philippe Lazzarini, director de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés), publicó un mensaje el pasado 27 de diciembre en la red social X, donde denunciaba: “Los bebés mueren congelados debido al clima frío y la falta de refugio. Mientras tanto, mantas, colchones y otros suministros invernales han quedado estancados en la región durante meses a la espera de la aprobación para ingresar en Gaza”.

La presidenta de MSF España, Paula Gil, que salió de Gaza el 23 de diciembre tras pasar una semana en la Franja, describe mediante conversación telefónica el nivel de destrucción que se ha encontrado en los 20 kilómetros de Gaza que separan al puesto de Kerem Shalom, controlado por Israel, hasta el campamento de Al Mawasi, en la playa. “Esa destrucción no responde a ninguna estrategia militar. Es como si hubiera caído una bomba atómica. Y cuando se llega a la llamada zona humanitaria, empiezas a ver edificios en pie, pero el 90% de ellos están dañados. Y entonces ves el campamento de Al Mawasi, donde se hacinan decenas de miles de desplazados. Nosotros hemos trabajado en muchas guerras, en muchas catástrofes naturales, pero el nivel de destrucción de Gaza es indescriptible. Aunque haya un alto el fuego va a llevar décadas reconstruir todo esto”.

La responsable de MSF-España explica que, de los 36 hospitales que había en Gaza antes de la guerra, apenas quedan 19 y están muy dañados. “Y trabajan con muchas deficiencias, porque todo lo que entra en Gaza es controlado por Israel. Hay toneladas de medicamentos acumulados en la frontera y el Gobierno de Israel no las deja pasar. Están manteniendo un nivel de entrada de medicamentos suficiente para decir que ayudan a la población. Pero insuficiente para cubrir las necesidades. Ahora mismo no tenemos reservas de paracetamol ni de ibuprofeno. Al final, las organizaciones humanitarias somos un grano de arena en el desierto”.

Gil subraya que la muerte de 1.200 israelíes por parte del grupo islamista Hamás, perpetrada el 7 de octubre de 2023, le parece “horripilante, absolutamente abominable”. Pero objeta: “No se puede deshumanizar a un pueblo entero asociándolo con un grupo armado o político. Esto hay que pararlo ya, está fuera de control”.

Una enfermera sostiene las piernas de un bebé palestino que murió de hipotermia tras vivir en una tienda de campaña con su familia desplazada, según los médicos, en el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa en Deir al Balah, en el centro de la franja de Gaza, el 29 de diciembre de 2024.
Una enfermera sostiene las piernas de un bebé palestino que murió de hipotermia tras vivir en una tienda de campaña con su familia desplazada, según los médicos, en el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa en Deir al Balah, en el centro de la franja de Gaza, el 29 de diciembre de 2024.Ramadan Abed (REUTERS)

La presidenta de MSF España sostiene que hay miles de personas esperando para ser evacuadas de Gaza, con amputaciones o con tratamientos oncológicos. “No los dejan salir. Y el otro día nos cancelaron una salida de niños de entre cuatro y tres años, para que los pudieran tratar en Amán (Jordania), sin ninguna justificación. Claro que… ¿Qué justificación puede haber para impedir que un niño de tres o cuatro años salga por la frontera?”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil (enviado especial)
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.
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