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Los socialistas franceses se abren a negociar con Macron un Gobierno sin Mélenchon ni Le Pen

La formación de Oliver Faure rompe filas con el Nuevo Frente Popular y abre un nuevo escenario que permitiría un Ejecutivo con un primer ministro de izquierdas

Gobierno Francia
El líder de los socialistas franceses, Oliver Faure, habla con el diputado Boris Vallaud, el día que se presentó la moción de censura.Sarah Meyssonnier (REUTERS)
Daniel Verdú

Algo se ha movido en las últimas horas en el persistente bloqueo político que castiga a Francia desde hace meses. El Partido Socialista (PS), que lidera Olivier Faure, se ha abierto a negociar por primera vez de forma independiente con el jefe del Estado, Emmanuel Macron, sobre la base de “concesiones recíprocas” con miras a la formación de un nuevo Gobierno que tendría un “contrato de duración determinada”. Faure, que firmó y votó la moción de censura que tumbó el miércoles pasado al ya primer ministro Michel Barnier, fue recibido por Macron al mediodía del viernes. Y la gran novedad fue que él y su partido se distanciaron del Nueve Frente Popular (NFP), la alianza dominada por La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, que integraba a la izquierda en las pasadas elecciones, y se avinieron a negociar de forma individual. “Solo formaremos parte de un Gobierno con un primer ministro de izquierda”, señaló Faure antes de entrar a la reunión con Macron.

Faure abrió la caja de los truenos en su coalición en una entrevista matinal en la cadena Franceinfo. El líder de los socialistas dijo estar dispuesto a hacer “compromisos en todos los temas”, incluidas las pensiones, y expresó su deseo de que Macron designe un coordinador o mediador que organice esta negociación entre las fuerzas políticas antes de nombrar a un primer ministro. “Estoy dispuesto a venir a discutir todos los temas y ver qué se puede hacer por un tiempo limitado”, afirmó, reconociendo que ya está dialogando con “miembros del bloque central”. “Es necesario encontrar una solución porque no podemos paralizar el país durante meses”, argumentó.

La decisión del PS cambiaría completamente el esquema de juego de las negociaciones y permitiría abrir el abanico de candidatos a primer ministro. Faure admitió que esta negociación no incluiría a todas las fuerzas del NFP, ya que “los insumisos se han autoexcluido de esta discusión”. Hay que ver lo que harán Ecologistas y el Partido Comunista, a quienes Macron no ha llamado todavía. Pero, además, Faure no puso trabas a que en la misma mesa de negociación se sienten Los Republicanos (LR), el partido de derecha del que formaba parte Michel Barnier y que ya ha anunciado que no censurará ningún Gobierno: “Laurent Wauquiez [líder de LR] puede sentarse en la mesa, pero lo que quiero son concesiones recíprocas”, añadió.

Le Pen, fuera de juego

La decisión del PS permitiría alcanzar una mayoría cercana a la absoluta con un bloque central que integraría también a macronistas y partidos de centroderecha. Faltarían apenas unos diez diputados que podrían surgir de ulteriores negociaciones. De consumarse, sería un éxito para Macron, que además lograría dejar fuera de juego a Marine Le Pen y al Reagrupamiento Nacional (RN), que ya no serían los árbitros de la contienda política. Una situación que castigaría duramente a la ultraderecha, que vería cómo pasa de ser decisiva a irrelevante.

Después de que Faure anunciara que el PS estaba dispuesto a negociar con los macronistas y Los Republicanos, la eurodiputada de La Francia Insumisa (LFI) Manon Aubry consideró en BFM-TV que la decisión de Olivier Faure era “una traición al Nuevo Frente Popular” y a los “millones de electoras y electores que se movilizaron” para frenar a la extrema derecha. Según ella, los votantes del NFP apoyaron la derogación de la reforma de las pensiones, el aumento del salario mínimo y el control de los precios de los productos de primera necesidad, medidas que “los macronistas y Los Republicanos rechazan”. Al aceptar negociar, “[Olivier Faure] sirve a Emmanuel Macron, quien quiere acabar con el Nuevo Frente Popular” y “aísla al Partido Socialista”, añadió.

A la salida de la reunión, Faure se defendió de las críticas, en un pequeño ataque contra sus socios de LFI. “Yo nunca recibo mandatos de Jean-Luc Mélenchon. Hablo en nombre de los socialistas y también en nombre del interés del país, que consiste en buscar hoy una solución, en una fase en la que todos han entendido que el bloqueo institucional puede tener consecuencias graves para las francesas y los franceses”, aseguró. “No hay ninguna traición respecto a lo que hemos defendido. Seguimos defendiéndolo”, añadió, reivindicando la implementación de una “política de izquierda”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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